Tres opciones para pasear rodeado de árboles, arbustos y flores durante los días de Turismo

Un parque temático y dos quintas —una en Montevideo y otra en Canelones— conforman las sugerencias para ir a visitar estos días.

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Quinta Capurro en Santa Lucía, Canelones.
Foto: Difusión.

Redacción El País
Pocas cosas como adentrarse en la naturaleza para desenchufarse del estrés y el vértigo urbano, en particular cuando llega la Semana de Turismo. Pero no siempre es tan fácil si uno, justamente, vive en una ciudad grande. Aunque a algunos les parezca que Montevideo tiene una escala “humana”, para nuestra escala uruguaya es enorme.

Por suerte, a pesar de su tamaño, la capital uruguaya cuenta con muchos espacios verdes y más calmos que lo que habitualmente ofrece una metrópolis. Acá vamos a recomendar dos en Montevideo y uno en Canelones.

  • Parque Biomas

Parque temático Biomas. Foto: Biomas

Esta es una alternativa más para aprender que para desconectar las neuronas. En el parque temático ubicado en Camino Manuel M. Flores 7876, la propuesta es poder ver de cerca cómo son los distintos ecosistemas del mundo, sin necesidad de viajar.

Ahí se puede apreciar cómo es una estepa, una taiga, una tundra, un desierto, una pradera y hasta una selva tropical. Esa es la idea principal y original del parque, pero quienes lo dirigen han construido sobre eso otras propuestas: Parque Flora (enfocado en la vegetación y el ecosistema nacional), Uruguay aéreo y Viaje espacial, cada uno con sus características. Tres de los cuatro paseos (Parque Biomas, Parque Flora y Uruguay aéreo) tienen un mismo precio, $370, mientras que Viaje espacial cuesta $270.

Por otra parte, se pueden hacer combos entre las propuestas y obtener descuentos monetarios. Todo esto se puede consultar de antemano en la web del emprendimiento.

Conviene saber que si se va en grupo de diez personas o más, las visitas se pueden hacer con un guía, para agregarle valor a la experiencia.

  • Quinta Storace

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Quinta Storace.
Foto: Difusión.

En Lucas Obes 819 está esta casa-quinta que funciona como vivero y semillero de la IM, pero que además también puede recorrerse para apreciar los colores y los eventuales olores de flores y arbustos. El lugar tienta con varias opciones. Por un lado, se puede ir solo a caminar por sus senderos y apreciar los entornos. Por el otro, hay lugares para sentarse a descansar, y por último hay espacios para hacer un picnic (no olvidar el repelente, por las dudas).

Además, el lugar cuenta con algunos juegos para la infancia, aunque en algunos posteos de Internet se hace hincapié en que el lugar dedicado a los gurises es tan chico que enseguida se llena. La casona, que le da nombre al lugar porque perteneció a la familia que se apellida así, no está aún habilitada para visitar, pero en el futuro lo estará dado que será restaurada y convertida en un centro cultural. El paseo está abierto de lunes a domingo de 8.00 a 18.00 y la entrada es gratuita. Para una visita guiada, hay que coordinar previamente, enviando un correo electrónico a la dirección: [email protected].

  • Quinta capurro

Para llegar a este paseo, hay que recorrer unos 65 kilómetros, hasta Santa Lucía en el departamento de Canelones. Se trata de un espacio de varias hectáreas, con una impresionante cantidad de árboles, arbustos y un cañaveral que parece llevar hacia otras latitudes y época. El predio tiene una historia que arrancó en 1873, cuando Federico Capurro adquiere la casa y su terreno y se muda ahí con su esposa Dolores Gil.

Acaudalada, la familia hizo levantar dos edificaciones más además de la casa, y también cultivó un montón de especies vegetales traída desde otros lares, tanto cercanos como lejanos. Más allá del valor que tiene ir a ver las muchas especies de árboles y arbustos, el lugar en sí tiene un valor histórico por la gente que frecuentaba a la familia, como por ejemplo José Pedro Varela, que iba a la quinta para recuperarse de una tuberculosis que, como se sabe, en esa época podía llegar a ser mortal.

Otras personalidades también pasaron por ahí, incluso cuando los Capurro-Gil ya se habían mudado a Montevideo. El lugar es ideal para pasar un buen rato, y hay espacios en los cuales es posible tirar un mantel, sentarse y degustar lo que se haya llevado. También hay un restaurante para satisfacer a quienes exigen -siempre y en todo momento- poder sentarse en una mesa y comer “como Dios manda”. La entrada es gratuita y el horario es de 8.00 a 20.00 de martes a domingo.

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