Camilo Peña, El Tiempo/GDA.
Praga, capital de República Checa, es uno de los destinos imperdibles del mundo por su exquisita combinación entre historia, cultura e infraestructura gótica renacentista, barroco, rococó, clásico e imperial.
Dicen sus habitantes que en esta ciudad Albert Eistein empezó a postular la teoría de la relatividad mientras era profesor de matemáticas; Franz Kafka, el famoso escritor, creó cientos de relatos; Mozart compuso una de sus sinfonías y el astrónomo Johannes Kepler realizó sus más importantes trabajos.
Realizar el Camino Real es la recomendación inicial para conquistar esta ciudad y descubrir calles elegantes, el reloj más antiguo del mundo, el puente de Carlos y la Catedral de Praga.
Jitka Jiratova, guía local, detalla en qué consiste esta ruta. "Se trata de un recorrido que realizaban antiguamente los reyes y las reinas, iniciando en la torre de la Pólvora, siguiendo por la calle Celetná (una de las más antiguas de la ciudad) para llegar a la Plaza Vieja, exactamente por la calle Karlova. Luego, sigue por el Puente de Carlos y termina en las calles de Mostecka y Nerudova. Finalmente subían al castillo, que hoy es la Catedral, para coronarse”, explica.
Praga es conocida como la Ciudad de las Cien Torres, "pero tenemos más", advierte Jiratova. El turista debe mirar hacia arriba o subir al menos a una torre para admirar toda su infraestructura. La edificación más antigua de este estilo data de 1130 y fueron construidas para anunciar incendios y el tiempo, y para usarse como almacenes o como entradas a la ciudad.
Se destacan dos torres para visitar: la Torre de la Pólvora, la cual conduce a Ciudad Vieja y que hace parte del Camino Real, construida en el siglo XV, y la Torre del Viejo Ayuntamiento, que data del año 1381. Esta construcción alberga al reloj astronómico más antiguo del mundo (1410), aún en funcionamiento.
Cada hora cientos de visitantes observan el Paseo de los Apóstoles: dos pequeñas compuertas se abren y salen a la luz 12 figuras de apóstoles acompañadas de sonidos de campanas dan el tiempo.
Otra recomendación para conocer cada rincón de la Ciudad de las Cien Torres es visitando cuatro plazas principales: Plaza de la Ciudad Vieja, Plaza de la Ciudad del Castillo, Plaza de la Ciudad Pequeña y Plaza de San Wenceslao. Un dato curioso: cada plaza se llama según el barrio en donde está ubicada, a excepción de Plaza de San Wenceslao, nombrada así en honor al santo de la capital de República Checa.
Ciudad Vieja, Ciudad Nueva.
Praga se divide principalmente en dos partes: Ciudad Vieja (1230) y Ciudad Nueva (1348). La última fue fundada por Carlos IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. "Lo que él hizo fue curioso. Quería despejar la Ciudad Vieja porque estaba muy poblada y le propuso a la población vacaciones impositivas, lo que significa que las personas que se instalaron en esa parte de la ciudad no pagaron impuestos por 12 años. Y así logró que se poblara", indica la guía local.
La gran diferencia entre estas partes es su infraestructura. Ciudad Vieja se compone de calles estrechas, empedradas, diseñadas tan finamente que parece un laberinto. Es la parte más turística de Praga, en donde confluye comercio, cafés, restaurantes y demás. En cambio, Ciudad Nueva es de espacios amplios, donde los praguenses realizan la mayor cantidad de sus actividades diarias.
Cerveza y vidrios.
Alrededor de la bebida alcohólica gira una cultura y economía significativa para República Checa, al punto que buena parte de los restaurantes cuentan con su propia fábrica de cervezas.
Martin y Jacob, dos jóvenes emprendedores de este país, crearon Prague Craft Berr Tour, una empresa que ofrece recorridos en restaurantes autóctonos de Praga para probar la mejor cerveza local.
"Las cervezas en República Checa se ordenan por números según su fermentación. Tenemos una ley que regula la fabricación y generalmente solo se vende en nuestro país. Es muy difícil exportarla", explica Jacob Neuzil, de Prague Craft Berr Tour.
La vidriería es otro segmento que cumple un papel importante en este país. No es extraño encontrar variedad de tiendas de este material, en donde podrá comprar toda clase de regalos, como vasos, aretes y artesanías.
Salir de la capital.
A dos horas en tren de la capital está Brno, conocida por ser una ciudad universitaria y de edificios modernistas, sin dejar a un lado la arquitectura gótica y medieval, similar a la de Praga. Para los amantes del misterio, está ciudad, ubicada a 205 kilómetros de Praga, esconde un oscuro mundo subterráneo, abierto para los turistas.
En total se ofrecen cuatro rutas por el subsuelo dedicadas a diversas etapas históricas: laberinto de sótanos barracos; el sótano de la casa de la moneda; osario de San Jacobo y el refugio atómico.
Sobre esta ruta, Patrik Michaud, guía local, indicó: "En la antigüedad, como no había suficiente espacio para enterrar a los muertos, sacaban los restos después de un periodo de 10 años y los depositaban en un osario, práctica que duró cinco siglos. En 1789 el emperador José II cerró el osario por razones higiénicas. En 2001, durante unas obras en la plaza principal de Brno, se descubrió el sitio y se encontraron restos de 50.000 personas, convirtiéndose en el segundo osario más grande de Europa, después de las catatumbas de París (Francia)".
La ciudad ofrece gran cantidad de atracciones turísticas, como castillos, galerías y esculturas. Alberga también una agitada vida nocturna, por lo que es fácil encontrar toda clase de bares.
Un país de castillos.
Muy cerca de Brno, en la región Morovia Meridional del Sur, está el pueblo de Lednice-Valtice, declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y cuya joya turística es el palacio de Lednice. Se trata de un castillo que consta de ocho grandes salas y patios.
En su interior, guarda parte de su infraestructura original: armaduras, espadas, cuadros, candelabros y estatuas. Caminar en su interior es hacer realidad los cuentos de los Grimm. En el exterior, el castillo ofrece jardines en una área de 200 hectáreas. La mayoría de los visitantes recorren el palacio caminando o en bicicleta. Es un plan ideal para relajarse, conocer y perderse en la inmensidad de la naturaleza.
Muy cerca de Lednice-Valtice se ubica Míkulov, un pueblo de 7.363 habitantes y que también resguarda una joya histórica. Sobre una gran roca y rodeado de casas y montañas, se encuentra el castillo de Míkulov, construido en el siglo XIII. En su interior resguarda el barril más grande y antiguo de Europa Central, mandado a construir por uno de los nobles que vivió en el palacio. Se creó en 1634 con el fin de almacenar vino, pesa 26 toneladas y logró almacenar 101.400 litros por 50 años.
Estudiantes, profesores, amantes de la historia y viajeros incansables disfrutarán esta nación, que en sus calles guarda un sin número de secretos por descubrir.