O Globo - GDA
Atrás quedaron los días en los que personas mayores de 50 años permanecían en un matrimonio tibio solo porque llevaban décadas juntas.
En Brasil, por ejemplo, aumentó en el número de separaciones en este grupo de edad: actualmente, alrededor del 30% de los divorcios ocurren después de los 50 años, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). En 2010, este índice era inferior al 10%.
Una de las razones detrás de este fenómeno es el aumento de la esperanza de vida, combinado con la jubilación y el empoderamiento femenino. Incluso existe un término específico para describirlo: “divorcio gris” o grey divorce, acuñado por investigadores estadounidenses para definir esta tendencia que también está en auge en Estados Unidos y Europa.
Con los hijos ya adultos y, a menudo, viviendo fuera del hogar, el marido y la mujer pueden notar una falta de proximidad más evidente, lo que los lleva a replantearse la relación. Y con otros 30 años de vida por delante, ¿por qué no aprovechar ese tiempo de otra manera, invirtiendo en uno mismo, realizando proyectos postergados durante años o incluso comenzando una nueva relación?
"Con el aumento de la esperanza de vida y la mejora en la calidad de vida en la tercera edad, las personas han optado por cambiar la forma en que se relacionan. Muchas veces entienden que el matrimonio puede ser un impedimento para realizar planes que llevan tiempo cultivando, y por eso prefieren seguir su camino solas o con otras parejas que estén más alineadas con sus sueños", analiza Fernanda Leitão, escribana.
Además de que el divorcio ya no se percibe como un tabú, también se valora la independencia de la mujer. Trabajar en el empoderamiento femenino ha demostrado lo importante que es que las mujeres crean en sí mismas, en todos los sentidos, y que ya no toleren situaciones que las hagan dudar de su potencial, sin importar su edad.
"Con el tiempo, sentí que mi vida estaba atada a una persona que ya no pensaba como yo ni compartía los mismos sueños. La separación no fue una decisión sencilla, pero para mí tuvo resultados increíbles. Hoy puedo planificar mis viajes e incluso contemplar cambios en mi carrera — compara Fernanda de Souza, ingeniera de 58 años, quien hace dos años terminó una relación de 27 años.