Antonio Cejudo, The Conversation
Instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) y la Red de Investigación sobre el Comportamiento Sedentario lo tienen muy claro: el sedentarismo y la inactividad física son los principales responsables del alarmante aumento de obesidad, diabetes, hipertensión, artrosis, dolor lumbar, ansiedad, depresión y discapacidad funcional entre los adultos en los últimos treinta años.
Sedentarismo e inactividad física: un cóctel peligroso.
Pero no debemos confundir sedentarismo con inactividad física. El primer término se refiere a aquellas actividades realizadas en una postura sentada o apoyada. Implican poco gasto de energía la mayor parte del día y afecta a muchas profesiones, como la de conductor, administrativo, cajero de supermercado, etcétera.
En cambio, una persona se considera inactiva cuando no cumple el mínimo de actividad física moderada o vigorosa recomendadas por la OMS o la ACSM. Para no ser tachado de inactivo, un adulto debe realizar al menos 150 minutos por semana de actividad física moderada (andar rápido, pasear en bici, bailar o practicar zumba o full body) o 75 minutos semanales de ejercicio físico vigoroso (ciclo indoor o spinning, crossFit, natación o fútbol).
Según la OMS, nada menos que el 60 % de la población mundial no llega a estos mínimos. En España, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad informa que el 36 % de la población adulta española incumple esas recomendaciones. Este porcentaje es mayor en mujeres (41,9 %) que en hombres (33,5 %).
Si una persona es inactiva y además realiza un trabajo sedentario, tiene muchas papeletas para sufrir obesidad, diversas enfermedades y discapacidad funcional.
Un ejemplo: el proyecto #REFILAB.
Entonces, si desempeñamos una ocupación laboral sedentaria, ¿qué podemos hacer?
En algunas empresas, los trabajadores tienen la suerte de contar con un servicio médico que, consciente esta situación, contratan a profesionales en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Un ejemplo de ello es #REFILAB, proyecto novedoso de entrenamiento aplicado en el ámbito laboral para la prevención y readaptación física del personal de una empresa de servicios urbanos de Murcia que incluye la figura del entrenador personal. Uno de sus objetivos es cambiar el comportamiento sedentario de gerentes, capataces, recepcionistas, administrativos, conductores o controladores de acceso mediante snacks o “aperitivos” activos, o sea, pequeñas intervenciones de actividad física.
En este proyecto, el médico laboral prescribe la actividad física a los trabajadores, entre otras medidas clínicas, y los deriva al profesional en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte para iniciar el proceso de entrenamiento. Tras informar al responsable del empleado, éste sigue el entrenamiento snacks 4x4 de #REFILAB.
Cada día, el trabajador realiza cuatro “aperitivos”, de dos a cinco minutos, durante su jornada laboral. El lunes entrena la flexibilidad; el martes, neuromotor; el miércoles, la fuerza; y el jueves, la resistencia cardiorrespiratoria, siguiendo siempre las recomendaciones del ACSM. Como motivación, el entrenador personal propone objetivos cuantitativos para intentar cumplir el volumen y la intensidad de entrenamiento recomendado.
Activos también fuera del trabajo.
Cuando un trabajador realiza habitualmente los snacks activos (o sea, hay adherencia), no es extraño que quiera realizar ejercicio físico en su tiempo libre. En este caso, el entrenador personal explica al trabajador el modelo del continuum de actividad física, o lo que es lo mismo, cómo progresar de forma segura y eficaz desde la inactividad hasta la práctica de ejercicio físico o deporte.
En definitiva, #REFILAB puede ser un ejemplo de buenas prácticas para mejorar la condición física y la salud en aquellos trabajadores que tengan un puesto laboral sedentario como trabajos de oficina, recepcionistas, oficiales de peajes, cajeros de supermercados, docentes, cirujanos, odontólogos, conductores, etcétera.
Y por su seguridad, no olvide que antes de iniciar la práctica de cualquier actividad física debe realizar una entrevista con su médico y el entrenador personal para analizar y controlar su estado de salud y el nivel de condición física.