Ejercitarse regularmente, quién lo duda, es una de las claves para un buen estado de salud. A menudo, salir a correr o caminar puede ser suficiente. Pero, por ejemplo, para los hombres el envejecimiento llega con la paulatina pérdida de masa muscular, o sarcopenia y eso es un problema. Después de los 30 años, los hombres pierden entre 3% y 5% de masa muscular por cada década transcurrida.
Entre otras consecuencias, la pérdida de masa muscular puede llevar a una disminución en la fuerza, lo que podría dificultar la realización de actividades cotidianas, tales como levantarse de una silla o subir escaleras.
Además, disminuye la función metabólica (lo que frecuentemente lleva a mayor peso corporal), y aumentan los riesgos de caídas y lesiones. Por esa razón, a los hombres de más de 40 años se les recomienda empezar a desarrollar masa muscular.
Una alternativa -que no se agota en esa función- es la calistenia, un conjunto de ejercicios que conducen al desarrollo de la agilidad y fuerza física. Esta una manera de ejercitarse que no necesita otra cosa que un piso. El peso corporal, y las rutinas que se realizan hacen todo el trabajo. Y de acuerdo a varios expertos en fitness, se está poniendo de moda, más entre varones, aunque también son muchas las mujeres que eligen esta antigua disciplina, que significa “Bella fuerza” en griego.
Roberto Rodríguez es profesor de calistenia, es un pionero en la disciplina y dirige el emprendimiento Calistenia.uy (en Instagram se lo encuentra en la cuenta Calistenia Proyect World). Hace unos 20 años, cuando se inició, este deporte no era muy conocido. “Mucha prueba y error, mirando videos en Internet. Entrenaba solo, me hice mi propio camino. Fue un proceso largo, pero me dio mucho placer, porque me gusta entrenar”, cuenta.
Ahora su lista de clientes es muy variada, entrena a hombres y mujeres; tanto a personas mayores como jóvenes. “Algunos vienen para desarrollar músculos, otros para moverse, otros para hacer ciertos movimientos, como paro de mano o la bandera”, dice y se refiere al movimiento que hizo el ahora presidente Luis Lacalle Pou en la campaña electoral.
Para cada uno de sus clientes elabora una rutina especial y personalizada, porque como dice cada persona es un mundo. “Algunos vienen por recomendación del médico, otros para ejercitarse, otros para hacer algo en grupo”, explica.
¿Qué dice de esos programas que se venden por redes sociales que prometen abdomen listo y muchos músculos en tan solo 28 días? “No me gustan. El ejercicio es solo una parte, también está la nutrición. Uno tiene que consumir proteínas para desarrollar músculos, y no todos tienen las mismas necesidades, o metas. Por eso me gusta tener una charla primero, para ver qué es lo que quiere alcanzar tal o cual persona, y cómo adaptar los ejercicios, pero también el régimen nutricional”.
La calistenia creció tanto que Roberto ahora forma entrenadores en la disciplina. Ese crecimiento también lo registró otro instructor, Jonathan López, quien cuenta con seis locales y planifica abrir tres más.
López empezó a entrenar en Barcelona, donde vivió varios años. Arrancó en esa ciudad española y allí también comenzó a formarse en varias competencias, como biomecánica, enfermería, kinesiología, kiropráctica y neurociencia deportiva, entre otras.
“Lo bueno de la calistenia es que casi cualquiera puede hacerla, y si bien hay herramientas básicas como las barras y los anillos, podés prescindir de ellas y usar tu peso corporal y un piso no muy rígido o duro”.
Para Jonathan, a quien le gusta entrenar solo, luego de concluida la jornada laboral, este tipo de ejercicios también tiene una dimensión espiritual.
“Además de la fuerza y el ejercicio, o perder peso, la calistenia es una manera de descubrirse a sí mismo, te ayuda a entender tus fortalezas y tus debilidades, qué te gusta, qué no, qué parte del cuerpo le va a gustar trabajar más... Y aprendés a ser paciente, a entrar en un proceso. Un paro de mano no se hace en pocos días, lleva tiempo”. Por eso también aprendés a manejar la frustración”, subraya.
Pero lo que recalca como elemento central de la calistenia es el placer, y que está ligado a los descubrimientos que uno hace sobre su cuerpo, sus límites y sus metas. “Cuando descubrís tus debilidades, podés trabajarlas y convertirlas en fortalezas”, sostiene y agrega que entrenar calistenia a veces se parece a meditar.
“Cuando estoy triste, entreno. Y cuando estoy contento, entreno el doble. Uno se conecta con su interior, con su respiración, y se desconecta del afuera, del celular. Sin duda que hay un componente espiritual”, concluye.
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