Redacción El País
La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica que afecta en gran medida a la población mundial, y Uruguay no se queda atrás. Según la Guía de diabetes para docentes de Educación Física y guardavidas, elaborada por la Fundación Diabetes Uruguay (FDU), la Secretaría Nacional del Deporte (SND) y el Ministerio de Salud (MSP), "se estima que el 10 % de la población tiene diabetes, siendo de éstos el 10% diabetes tipo 1 y el 90% diabetes tipo 2".
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune, lo que significa que no está asociada a hábitos no saludables. Sin embargo, la diabetes tipo 2 se debe a la incapacidad del cuerpo para utilizar eficazmente la insulina, lo que suele ser consecuencia del exceso de peso o la inactividad física.
En este sentido, el ejercicio físico es clave en el tratamiento de esta enfermedad. De hecho, un artículo publicado en 2022 en la revista Sports Medicine señala que una breve caminata ligera después de comer ayuda a disminuir los picos de glucosa que se producen tras las comidas.
La guía producida por la FDU, la SND y el MSP lo dice claramente: "La actividad física, junto con la alimentación, la educación y el tratamiento médico-sanitario, constituyen los pilares fundamentales del tratamiento en personas con diabetes".
Los beneficios del deporte para personas con diabetes.
Cuando hacemos ejercicio, utilizamos energía que viene de la glucosa y de las grasas presente en los músculos, el hígado y la grasa corporal. De acuerdo a la Guía de diabetes para docentes de Educación Física y guardavidas, durante los primeros 30 minutos de la actividad física, el cuerpo recurre a la glucosa del músculo y la que circula en la sangre. Luego, pasado ese tiempo, comienzan a utilizarse las reservas de glucosa del hígado. Tras hora u hora y media de ejercicio, se pasa a una última fase, en la que el cuerpo acude a la energía de las grasas.
De esta manera, el deporte es determinante para las personas diabéticas porque disminuye los niveles de glucemia durante y después del ejercicio, aumenta el gasto calórico, mejora la condición física y disminuye el riesgo de otras enfermedades, como las cardiopatías coronarias, la hipertensión y el cáncer.
Ante la falta de células que respondan adecuadamente a la insulina y, por lo tanto, la dificultad para regular los niveles glucémicos, la actividad física es otro mecanismo que cumple esa función.
Remedio casero: una caminata ligera.
En el estudio publicado por Sports Medicine, compararon los efectos de una caminata ligera tras la comida frente al impacto de permanecer de pie. Los autores vieron que, aunque la segunda opción podía mejorar los niveles de glucosa, la primera era más eficaz.
Asimismo, es importante recordar que esta patología se asocia con la obesidad, por lo que caminar puede ser un tipo de actividad física para comenzar a mejorar la condición física de los pacientes.
Entrenar la fuerza también suma beneficios, y para aquellos que no pueden dedicar mucho tiempo al deporte, el entrenamiento de intervalos de alta intensidad, que dura entre 10 y 30 minutos, puede ser una buena alternativa. En el caso de quienes ya hacen caminatas diarias, incorporar estas actividades puede aportar aún mayor bienestar.
En la misma línea, cortar con el sedentarismo al menos cada 30 minutos y estar activos el mayor tiempo posible tiene efectos positivos sobre la salud y el control glucémico de las personas con diabetes tipo 1 y tipo 2. Los investigadores proponen incorporar descansos en el trabajo para hacer caminatas ligeras y observan que un aumento de 30 minutos diarios de actividad física ligera se asocia con una reducción del 17% de la mortalidad.