O Globo / GDA
Si caminar 3 kilómetros te requiere 45 minutos y correrlos te requiere de 20, se plantea esta pregunta: ¿Estas actividades quemarán la misma cantidad de calorías? La respuesta, según un artículo publicado en el sitio web The Conversation, escrito por Clément Lemineur, Clément Naveilhan y François Dernoncour, investigadores de la Universidad Costa Azul, en Francia, es "no".
Caminar o correr: ¿cuál consume más energía?
Correr gasta más energía que caminar, aunque la distancia final sea la misma. Esto sucede porque el coste metabólico (energía consumida por nuestros órganos para recorrer una determinada distancia) es mayor al correr que al caminar. Este costo metabólico se puede determinar analizando el oxígeno consumido y el dióxido de carbono producido en una actividad determinada para estimar la cantidad de energía gastada.
Correr también implica un movimiento vertical del cuerpo, que no está presente al caminar.
![footing, correr](https://imgs.elpais.com.uy/dims4/default/9f21527/2147483647/strip/true/crop/1922x1311+0+0/resize/1440x982!/quality/90/?url=https%3A%2F%2Fel-pais-uruguay-production-web.s3.us-east-1.amazonaws.com%2Fbrightspot%2Fuploads%2F2021%2F07%2F09%2F60e861ffc4eba.jpeg)
"Cuando corremos, la distancia que recorre nuestro cuerpo hacia arriba y hacia abajo es mayor que cuando caminamos. Para producir este movimiento vertical, los músculos de los miembros inferiores tienen que generar más fuerza, y esto consume más energía, pero no nos aporta más cerca de nuestro destino, así, cuando corremos, parte de la energía gastada se utiliza para mover nuestro cuerpo hacia arriba, en lugar de hacia adelante, por lo que la energía necesaria para correr estos 3 km es mayor corriendo que caminando", escriben.
Pero, según ellos, la diferencia entre caminar y correr no se limita a lo que ocurre durante la propia actividad. "Cada ejercicio físico provoca un gasto retardado de energía, que se suma al gasto durante la actividad", explican.
En este caso, el gasto adicional tras correr es más del doble que el observado tras caminar, debido principalmente al aumento de la temperatura corporal y a la reposición de las reservas energéticas.
Pero, según los investigadores, esto es válido siempre que la velocidad al caminar se considere “normal” , equivalente a unos 5 km/h. Si la caminata es muy lenta, el gasto calórico final puede ser mayor que el de correr para recorrer los mismos 3 km porque el cuerpo utiliza una determinada cantidad de energía por unidad de tiempo, independientemente de la actividad realizada (lo que se conoce como “tasa metabólica basal”).
![correr.jpeg](https://imgs.elpais.com.uy/dims4/default/61cd146/2147483647/strip/true/crop/1600x1066+0+0/resize/1440x959!/quality/90/?url=https%3A%2F%2Fel-pais-uruguay-production-web.s3.us-east-1.amazonaws.com%2Fbrightspot%2F8f%2F8b%2Fb9b9ddf542a5bef1d74db888b437%2Fcorrer.jpeg)
En cambio, si la velocidad al caminar es muy rápida (más de 8 km/h) , correr será más eficiente energéticamente porque la coordinación necesaria para caminar a esta velocidad hace que la persona necesite activar más sus músculos, sin poder hacerlo. aprovechar la elasticidad de los tendones, como ocurre con el running.
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