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Cada persona tiene su manera de caminar, llamada marcha. Es un patrón individual que puede revelar mucho sobre su estado físico, indicando enfermedades, lesiones, predisposición genética o problemas en las piernas o los pies.
Las marchas anormales se caracterizan por movimientos irregulares, como arrastrar los pies, balancearse o cruzar las piernas mientras camina. La velocidad del paso también puede ser un indicador.
La evaluación de la marcha puede prever retrasos motores gruesos en niños, riesgos de caídas en adultos mayores y, cuando se asocia con un deterioro cognitivo, el riesgo de demencia.
Además, una marcha lenta puede ser un signo de mortalidad prematura, enfermedad cardiovascular o cáncer, según un metaanálisis de 2018 que abarcó 44 estudios.
En cuanto a deportes y preparación física, los análisis de la marcha pueden indicar la probabilidad de lesiones, problemas mecánicos que deben resolverse y el momento en que estará listo para volver a una actividad después de una lesión o cirugía.
Más recientemente, la inteligencia artificial también está monitoreando cómo caminan las personas. Un ejemplo es OneStep, una plataforma digital de salud que los profesionales de la salud pueden utilizar con sus pacientes. Después de descargar la aplicación en sus teléfonos, la persona la coloca en el bolsillo y sigue continuamente sus movimientos.
Se analizan la velocidad de la marcha, la cadencia (el número de pasos por minuto), la variabilidad en la velocidad y la cadencia de la marcha, la longitud del paso, el tiempo que ambos pies pasan en el suelo, la postura y mucho más, según informa la cadena CNN.
Por ejemplo: si alguien tiene una velocidad de marcha muy lenta, pero su ritmo es muy alto, los pasos son muy cortos y el tiempo de doble apoyo es muy alto, esta combinación puede sugerir una marcha arrastrada, que está asociada con la enfermedad de Parkinson.