Redacción El País (en base a The New York Times)
Las mañanas pueden ser el momento ideal para ejercitarse, ya que te dan más control sobre tu tiempo y te dan energía para el resto del día. Pero, por hache o por be, muchas veces encontramos un montón de excusas para quedarnos calentitos en la cama. Error. Sin constancia no hay resultados.

Aquí te presentamos algunos consejos de expertos para que el ejercicio mañanero se convierta en un hábito: 

Acostate y despertate más temprano paulatinamente. No intentes cambiar tu rutina de la noche a la mañana. Adelantá tu hora de acostarte 15 minutos cada noche hasta llegar a tu objetivo.

Haz ejercicio al principio de la tarde: Si no podés levantarte temprano, hacer ejercicio por la tarde puede ayudarte a adelantar tu ciclo circadiano y facilitarte levantarte más temprano al día siguiente.

Exponete a la luz brillante por la mañana: La luz del sol o una lámpara de terapia de luz pueden ayudarte a despertarte y regular tu ritmo circadiano.

Definí tu horario y elegí una hora que te resulte funcional, considerando tu agenda y obligaciones matutinas.

Eliminá distracciones: Dejá tu ropa de gimnasia lista la noche anterior, evitá revisar el correo electrónico o el teléfono al despertarte.

Sé flexible: Adaptá tu plan según las circunstancias. Si un día no podés hacer ejercicio a la hora habitual, buscá otro momento durante el día.

Comenzá con objetivos sencillos: Concentrate en desarrollar el hábito de hacer ejercicio regularmente, sin importar la intensidad o la duración.

Evitá compararte con los demás: Céntrate en tu propio progreso y no te compares con lo que hacen los demás.

Celebrá tus logros: Reconoce y celebra tus avances, sin importar lo pequeños que parezcan.

Encontrá una actividad que te guste: Elige un tipo de ejercicio que te resulte divertido y motivador.

Escuchá música o podcasts: Agregá algo de entretenimiento a tu rutina de ejercicio.

Date una recompensa: Date un gusto después de completar un entrenamiento, como una ducha caliente o un desayuno delicioso.

No te desanimes por los tropiezos: Es normal tener días en los que no te apetezca hacer ejercicio. No te rindas, simplemente retoma tu rutina al día siguiente.

Dormí lo suficiente: Un buen descanso nocturno te ayudará a tener la energía necesaria para levantarte y hacer ejercicio por la mañana.

Rodeate de apoyo: Busca un amigo o familiar que te motive y te ayude a mantenerte en el camino.

Recordá: Convertir el ejercicio mañanero en un hábito requiere tiempo y esfuerzo. Pero con estos consejos y un poco de dedicación, podés lograrlo y disfrutar de los múltiples beneficios que te ofrece.

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