Por Tatiana Scherz Brener

Una de las figuras más conocidas del mundo del circo y la calistenia es el paro de manos. Si bien a simple vista parece un ejercicio sencillo, la realidad es que requiere mucho tiempo de acondicionamiento físico. Con el entrenamiento adecuado, desde un niño hasta un adulto mayor pueden hacerlo.

Roberto Rodríguez es fundador y profesor de Calistenia Project World. Uno de sus alumnos tiene 75 años y está aprendiendo a hacer el paro de manos. Ciertamente, la edad no es un obstáculo para practicar esta figura, pero sí puede hacer que el proceso de aprendizaje sea más largo porque “requiere un fortalecimiento de determinadas zonas del cuerpo para no poner en riesgo la salud de la persona”, explicó el profesor.

Para hacer un paro de manos adecuadamente, entrenar la fuerza es fundamental. Camilo Redes, head coach de la academia de calistenia Open Park, mencionó que uno de los principales errores que cometen los principiantes es solamente practicar la figura, sin trabajar los músculos previamente. “Eso termina generando mucha frustración, porque la persona salta y vuelve, salta y vuelve, sin lograr el objetivo”, comentó.

Jonathan López, fundador y profesor de la academia Calistenia 360, está de acuerdo. “Muchos practican el paro de mano con amigos o en la calle y eso hace que inicien con una postura errónea porque el cuerpo se tuerce para compensar la falta de fuerza”, expuso. No solo es contraproducente, sino también peligroso: “Es más fácil que se lesionen las muñecas porque no se prepararon para sostener todo el peso del cuerpo en las manos”.

En este sentido, subrayó la importancia de entrenar el core, que es la zona media del cuerpo, para mejorar el equilibrio, así como los hombros, tríceps, pecho y trapecios, que son los músculos que sostendrán el paro de manos. Por su parte, Redes señaló la importancia de trabajar las muñecas: “Si la persona no tiene una flexibilidad de muñeca de 90 grados, puede forzar demasiado la articulación y lastimarse”.

Foto: Calistenia 360.

El primer paso es ganar la fuerza necesaria para sostener el cuerpo con los músculos de los brazos. Luego, se realizan ejercicios cada vez más complejos hasta llegar a un paro de manos contra la pared o sostenido por otra persona.

“Cuando ves un ‘paro de manos banana’, es decir, que la persona está arqueada, es porque le falta la parte técnica”, sostuvo Rodríguez. Lo que sucede es que, en lugar de tirar la pelvis hacia adentro en un movimiento llamado ‘retroversión pélvica’, llevan la tensión a la zona lumbar. Esto no solo impide que el paro de manos se vea alineado, sino que, a su vez, puede generar lesiones.

Al respecto, Redes indicó: “Hay que meter el abdomen, apretar el glúteo y generar la retroversión pélvica para que la espalda se rectifique”. Además, agregó que a medida que la persona adquiera flexibilidad de hombros, puede ir juntando las manos al ancho de hombros para alcanzar “el punto perfecto del paro de manos”.

En cuanto a la mirada, Rodríguez aconsejó dirigirla siempre hacia el suelo para evitar mareos y sentir más seguridad. Luego, al conseguir un dominio mayor sobre la figura, “se puede mirar hacia el frente como un desafío”. López añadió que puede practicarse cambiando la vista de dirección como un “estímulo de inestabilidad” para que después sea más fácil mantener el paro de manos en una posición estática.

Asimismo, recomendó mantener los dedos de las manos bien abiertos y los codos bien estirados y, sobre todo, respirar. “A veces las personas se enfocan en empujar el piso constantemente, pero no en respirar. Eso hace que nos fatiguemos más rápido y que cueste más”, aseguró.

Para muchos, poner el cuerpo boca abajo puede resultar escalofriante. Es común tener miedo, pero lo mejor es evitar paralizarse por ello. “A mí me daba mucho terror hacerlo, así que ponía siempre un colchón al lado”, contó Redes. Y afirmó: “Lo más importante es aprender a caer, porque eso te da mucha seguridad. Si te pasás un poquito, sabés girar la mano y volver a la posición inicial”. También sirve practicar contra la pared o asistido por otra persona para ganar confianza.

Foto: Open Park.

No hay una regla que establezca en cuánto tiempo se aprende a hacer un paro de manos. Depende de factores como las condiciones físicas de cada persona: su peso, su movilidad, su fuerza.

Por ejemplo, Rodríguez tiene alumnos que nunca antes habían hecho otro deporte, y algunos de ellos lograron hacer el paro de manos en seguida, mientras que a otros les llevó año y medio o dos años.

Según López, para una persona que llega sin haber hecho ningún entrenamiento de fuerza, el tiempo de aprendizaje es, en promedio, de cinco a nueve meses (considerando que no tenga sobrepeso ni lesiones). Redes dio un intervalo bastante similar: de cuatro a nueve meses, dijo.

Con respecto a cada cuánto se recomienda practicar el paro de manos, Rodríguez aconsejó comenzar con una o dos veces por semana hasta que las muñecas se acostumbren. Luego, cuando la persona tiene más fuerza y técnica, puede pasar a practicarlo cuatro, cinco o más veces por semana. “Podés tirarlo todos los días un rato y así el desarrollo será mucho más rápido. El paro de manos se logra con práctica”, sostuvo.

De acuerdo a López, si se practica durante unos minutos y de forma correcta, puede hacerse todos los días sin tener mayor riesgo de lesión. Sin embargo, si se trata de un entrenamiento profesional en el que la persona está una hora u hora y media practicando esa figura, lo mejor es no dedicarle más de tres veces por semana.

En Open Park (Instagram: @openpark_calistenia) ofrecen clases de paro de manos en la sucursal de Carrasco. La idea es también incorporarlas en la de Tres Cruces a la brevedad, comentó Redes. Por su parte, en Calistenia 360 (Instagram: @calistenia360.uy) también dictan clases específicamente para fortalecer y mejorar la postura del paro de manos. En cuanto a Calistenia Project World (Instagram: @calistenia_project_world), realizan un entrenamiento integral en el que todos practican todas las figuras. Hay “días de paro de manos”, pero no clases específicas.

Foto: Calistenia 360.