O Globo - GDA
Para lograr la pérdida de peso, el cuerpo debe entrar en un estado de déficit calórico, es decir, gastar más calorías de las que se consumen diariamente. Esto se puede lograr reduciendo la ingesta calórica, como eligiendo alimentos más saludables, o adoptando una rutina de ejercicios físicos, lo que aumenta el gasto calórico. Pero, ¿cuánto ejercicio es necesario para influir significativamente en el peso?
Eso es lo que un nuevo estudio realizado por investigadores británicos decidió responder. El trabajo, publicado este jueves en la revista científica JAMA Network Open, analizó 116 ensayos clínicos aleatorizados que evaluaron los efectos del entrenamiento aeróbico supervisado en 6,9 mil adultos con sobrepeso u obesidad.
Como conclusión, los científicos observaron que se obtuvieron reducciones significativas de peso a partir de 150 minutos de actividades aeróbicas —como caminar, correr, andar en bicicleta o nadar— por semana, realizadas en intensidades de moderada a alta. Esto equivale al menos a dos horas y media de ejercicio por semana.
La intensidad del ejercicio puede medirse por el esfuerzo cardiovascular y respiratorio. Si durante la actividad es posible conversar normalmente, se considera que la actividad es ligera. En cambio, un ejercicio de intensidad moderada a alta deja a la persona más agitada, sin poder mantener una conversación durante mucho tiempo.
En el artículo, los autores escriben que “el ejercicio aeróbico de al menos 150 minutos por semana se asoció con reducciones clínicamente importantes en la circunferencia de la cintura y en las medidas de grasa corporal”, y que “duraciones más largas (...) están asociadas con mayores reducciones”.
Para personas con sobrepeso u obesidad, la pérdida considerada clínicamente significativa fue de al menos el 5% del peso corporal en tres meses, explicó Ahmad Jayedi, epidemiólogo del Imperial College de Londres, en el Reino Unido, y primer autor del estudio.
En declaraciones al periódico británico The Guardian, el investigador reconoció que la meta puede parecer desalentadora para algunas personas, especialmente si tienen un estilo de vida sedentario. Sin embargo, recomendó que el mejor camino es encontrar un tipo de ejercicio que se pueda incorporar fácilmente a la rutina diaria.
En este sentido, explicó que caminar y correr suelen ser prácticas más versátiles para incluir en el día a día, ya que pueden realizarse en cualquier momento y no requieren equipos o instalaciones específicas, como bicicletas o piscinas en el caso del ciclismo o la natación.
"Motivar a las personas puede ser bastante desafiante, especialmente cuando se trata de cambiar su estilo de vida. En cuanto al ejercicio, todas las formas son beneficiosas, y no evaluamos diferencias significativas entre ellas. Sin embargo, caminar y correr son excelentes ejemplos de actividades aeróbicas que pueden integrarse fácilmente en nuestra vida diaria", concluyó.