Fascia: el tejido que conecta nuestros músculos y es clave para mejorar el bienestar general

Cuidar la fascia puede ayudar a tratar el dolor crónico y mejorar el rendimiento del ejercicio y la salud.

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dolor de cuello, contractura

The New York Times
En los últimos años, el concepto de cuidar la fascia (el tejido resistente y flexible que rodea y conecta músculos, huesos y órganos como una envoltura adhesiva) ha impregnado la cultura del fitness y el bienestar. Los instructores de Pilates y los terapeutas de masaje ofrecen hacer que la fascia sea más flexible, y productos como los rodillos de espuma, las pistolas de masaje y los “desintegradores de fascia” afirman ayudar a mejorar la salud de la fascia desde la comodidad de la casa.

“La fascia como palabra de moda ha despegado exponencialmente”, dice Christopher DaPrato, fisioterapeuta de la Universidad de California en San Francisco, que estudia la conexión entre la fascia y el rendimiento deportivo.

Hasta principios de la década de 2000, los médicos creían que la fascia no era más que un embalaje para las partes más importantes del cuerpo. Desde entonces, los investigadores han descubierto que el tejido conectivo desempeña un papel vital en el funcionamiento y es clave para la flexibilidad y la amplitud de movimiento.

Las investigaciones emergentes sugieren que cuidar la fascia puede ayudar a tratar el dolor crónico y mejorar el rendimiento del ejercicio y el bienestar general.

“Aún estamos en el comienzo de la comprensión de la fascia”, señala Helene Langevin, directora del Centro Nacional de Salud Complementaria e Integrativa de los Institutos Nacionales de Salud. “Esta es una parte del cuerpo que hemos descuidado durante mucho tiempo”, indica.

¿Qué es la fascia?

El cuerpo tiene dos formas de fascia: densa y suelta. Cada tipo es clave para facilitar el movimiento. La fascia densa, hecha de fibras de colágeno resistentes, ayuda a darle forma al cuerpo. Mantiene en su lugar músculos, órganos, vasos sanguíneos y fibras nerviosas. Ayuda a que los músculos se contraigan y estiren y estabiliza las articulaciones. La fascia suelta, más resbaladiza, permite que los músculos, articulaciones y órganos se deslicen unos contra otros como una máquina bien engrasada.

¿Cómo se daña la fascia?

En 2007, una profesora de anatomía llamada Carla Stecco de la Universidad de Padua en Italia descubrió que la fascia está llena de terminaciones nerviosas. Esto significa que puede ser una fuente de dolor. Cuanto más tiempo esté dañada o inflamada, más sensible se vuelve.

“Cuando uno está sedentario durante mucho tiempo, la fascia puede acortarse, volverse demasiado rígida y congelarse, formando adherencias que limitan la movilidad”, explica David Krause, fisioterapeuta de la Clínica Mayo. Con el tiempo, la inactividad también puede hacer que la fascia se remodele. Si pasa la mayor parte de los días encorvado frente a una computadora, la fascia que rodea los músculos del cuello y los hombros puede cambiar de modo que la postura se vuelva curva.

La fascia también puede dañarse debido a movimientos repetitivos, estrés crónico, lesiones o cirugía e inflamarse, volverse demasiado rígida o pegarse. También, se endurece con la edad.

“Debido a que consiste en una matriz de fibras, la fascia que es demasiado corta, rígida o pegajosa en una parte del cuerpo puede provocar dolor y disfunción en otras partes, al pellizcar o tirar en la dirección incorrecta”, destaca Stecco. El cuerpo también puede compensar cambiando la forma en que se mueve, lo que provoca otros problemas.

Puede resultar complicado determinar si el dolor proviene de la fascia o de los músculos y articulaciones. Generalmente, los problemas musculares y articulares tienden a empeorar cuanto más se mueve uno, mientras que el dolor de la fascia disminuye con el movimiento.

¿Cómo puedes cuidar tu fascia?

La forma más eficaz de mantener la fascia resistente y elástica es mantenerse activo. Los expertos también recomiendan algunas cosas en particular.

“El entrenamiento de resistencia mantiene fuerte la fascia”, afirma Langevin. “Un músculo débil no hará un gran trabajo para movilizar la fascia. Una fascia rígida y congelada tampoco ayudará al músculo a hacer su trabajo. Se necesitan unos a otros“, añade. “Una vez que uno empieza a mejorar, ayuda al otro”, señala.

“Los ejercicios que implican una variedad de movimientos, como bailar, saltar, jugar tenis y nadar, también ayudan a mantener la fascia lubricada”, dice el Dr. DaPrato. Además, los movimientos que implican rebotes son particularmente efectivos para mantener sana la fascia.

Saltar, por ejemplo, es un movimiento maravilloso”, destaca Robert Schleip, director del Grupo de Investigación de Fascia de la Universidad de Ulm en Alemania.

Para aquellos que no han estado activos recientemente, es importante “ser amables con la fascia e ir lentamente y tratar de restablecer el movimiento que se ha perdido”, explica la Dra. Langevin. El estiramiento dinámico, que contrae el músculo mientras lo alarga, beneficiará tanto a la fascia sana como a la dañada. La experta sugiere probar con giros de tronco, sentadillas o estocadas hacia adelante. También se puede consultar a un fisioterapeuta que pueda ofrecerle a uno un tratamiento práctico y guiarlo hacia el mejor programa.

Además de moverse, los expertos recomiendan beber sorbos de agua durante el día, lo que puede ayudar a que la fascia se deslice con facilidad.

A pesar de la popularidad de las herramientas y tratamientos que implican aplicar presión sobre la fascia, las investigaciones aún no han demostrado su eficacia a largo plazo. Los rodillos de espuma y las pistolas de percusión pueden aliviar temporalmente el dolor fascial y mejorar la flexibilidad al “cambiar parte de la dinámica de los fluidos en esa área local”, explica el Dr. DaPrato. Si uno elige utilizar un dispositivo de automasaje, no se debe exceder ya que no hay evidencia que respalde la tendencia reciente de “explosión de fascia“ o manipulación agresiva de la fascia a través de la piel por lo que puede provocar hematomas.

Lo mismo puede aplicarse a tratamientos como el masaje miofascial y las ventosas. Según los profesionales, si estos tratamientos permiten sentirse y moverse mejor, genial, pero simplemente mantenerse activo es la mejor medicina.

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