Daniela Vanessa Ortiz Álvarez, El Tiempo/GDA
Yoga es una palabra en sánscrito que quiere decir “unión”; la unión del cuerpo y la mente, la unión del ser humano y su entorno, la unión de la persona y el universo. "Esta práctica nos conecta con nuestro planeta, que tanto necesita nuestra protección. Y revela nuestra humanidad común, ayudándonos a comprender que, a pesar de nuestras diferencias, somos uno”, declaró António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas el pasado 21 de junio para conmemorar el Día Internacional del Yoga.
Se estima que al menos 500 millones de personas en el mundo practican Yoga como forma de introducir en la rutina diaria una actividad dedicada al cuidado de uno mismo.
El yoga es importante para la salud debido a su capacidad para abordar aspectos integrales del bienestar físico, mental y emocional. El enfoque holístico del yoga reconoce la interconexión entre el cuerpo, la mente y el espíritu, promoviendo una visión completa de la salud que no se limita solo a la condición física, sino que también considera la salud mental y emocional.
Las diversas posturas (asanas) y movimientos del yoga ofrecen un ejercicio físico completo que aborda la flexibilidad, la fuerza, el equilibrio y la resistencia. Esta variedad contribuye al desarrollo muscular y óseo, mejora la circulación sanguínea y la función cardiovascular, y ayuda a prevenir lesiones.
Además de los beneficios físicos, esta práctica tiene un impacto profundo en la gestión del estrés. Incorpora técnicas de relajación, respiración consciente y meditación que son efectivas para reducir la ansiedad y promover la regulación del sistema nervioso.
La mejora de la flexibilidad y la movilidad es un pilar central del yoga. A través de la práctica regular, los músculos y las articulaciones se vuelven más flexibles, lo que no solo previene lesiones, sino que también aumenta la amplitud de movimiento y favorece una postura adecuada.
El énfasis en la respiración consciente (pranayama) mejora la función pulmonar y la capacidad respiratoria. Esta atención a la respiración no solo beneficia el sistema respiratorio, sino que también contribuye a la relajación general y al bienestar emocional.
Asimismo, esta práctica ha demostrado ser útil en la gestión del dolor crónico, como el dolor de espalda y la artritis. Las posturas específicas y las técnicas de relajación pueden aliviar la tensión muscular y reducir la percepción del dolor de manera significativa.
Su práctica regular también se asocia con una mejora en la calidad del sueño. La relajación ayuda a reducir la agitación mental y promueve un estado de relajación que puede contribuir a un sueño más reparador.
En última instancia, el yoga promueve hábitos de vida saludables al fomentar la atención a la nutrición, la práctica regular de ejercicio y la gestión del estrés. Estos factores combinados contribuyen a una mejor calidad de vida y longevidad.
Por todo lo antes mencionado, la Organización Mundial de la Salud ha pedido repetidamente a las naciones fomentar la actividad física de los ciudadanos a través de prácticas como esta, ya que el sedentarismo es una de las diez causas más frecuentes de muerte en el mundo, y un factor clave de enfermedades no transmisibles, como el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.