O Globo - GDA
Desde que el ser humano descubrió que la fermentación (de frutas, cereales o hierbas) puede dar bebidas que levantan el espíritu y cualquier reunión, ha tenido que lidiar con el precio de ese descubrimiento: la resaca al día siguiente.
No es de extrañar que con frecuencia aparezcan en medios y redes sociales soluciones milagrosas para la resaca. Que tomar agua entre trago y trago; que inventaron una bebida para reducir significativamente los síntomas; que saber cuándo y en qué condiciones es que hay que beber alcohol, que esto que lo otro...
Un nuevo estudio revela que tal vez lo mejor sea prevenir, antes que curar. El estudio publicado recientemente en la revista científica Addictive Behaviors, sugiere que la solución a este problema puede ser más simple de lo que se piensa.
El estudio, que involucró a 1.676 estudiantes universitarios que habían tenido al menos una resaca en los últimos tres meses, encontró una asociación significativa entre la práctica regular de actividad física y la reducción de los síntomas de la resaca.
Durante el estudio, todos los participantes realizaron al menos 30 minutos de actividad física moderada por semana. Completaron cuestionarios en línea que evaluaban sus patrones de consumo de alcohol, niveles de actividad física y la frecuencia y gravedad de los síntomas de resaca. Los niveles de actividad se clasificaron calculando la intensidad en relación con el número de horas.
Como era de esperarse, los estudiantes que consumieron más alcohol tuvieron resacas más frecuentes y graves. Sin embargo, estas asociaciones fueron menores en personas que practicaban ejercicio vigoroso (como correr), lo que sugiere que niveles más altos de ejercicio podrían reducir la gravedad de los síntomas de la resaca.
No obstante, algunas limitaciones del estudio incluyen el hecho de que no deja claro cuándo una persona debe ejercitarse antes de una noche de bebidas para ver beneficios en la resaca, y el estudio se realizó con un grupo de adultos jóvenes, lo que dificulta saber si los resultados se aplican a personas mayores.
Mecanismos
De acuerdo con Athalie Redwood-Brown, profesora sénior en análisis de rendimiento deportivo, y Jen Wilson, especialista sénior en ejercicio y salud, ambas de la Universidad de Nottingham Trent, aunque el estudio no evaluó cómo el ejercicio reduce la gravedad de la resaca, varios mecanismos pueden ayudar a explicar por qué la actividad física puede mitigar los síntomas del exceso de alcohol.
Los principales factores incluyen: modular la respuesta al dolor, mejorar la calidad del sueño, el metabolismo y reducir la inflamación. El alcohol provoca deshidratación, lo que afecta el funcionamiento de los vasos sanguíneos y reduce los niveles de líquido alrededor del cerebro. Esto puede causar dolores de cabeza, uno de los síntomas más comunes de la resaca.
El alcohol también genera inflamación en el cuerpo, lo que conduce a la liberación de citoquinas, que pueden causar dolor muscular. Además, el alcohol interrumpe el sueño, lo que puede aumentar la sensibilidad al dolor al día siguiente.
Pero el ejercicio físico regular desencadena la liberación de endorfinas, aumentando el nivel basal de este neurotransmisor que actúa como analgésico natural. Esto podría llevar a una menor percepción del dolor y el malestar durante una resaca.
Aunque muchas personas creen que beber ayuda a dormir mejor, en la práctica, ocurre lo contrario. El alcohol puede hacer que una persona se duerma más rápido, pero reduce el sueño REM, la parte del ciclo del sueño que ayuda al cerebro a descansar y recuperarse.
Beber también puede hacer que una persona se despierte más durante la noche, ya que el alcohol aumenta la necesidad de ir al baño. Por otro lado, la actividad física ayuda a regular el ritmo circadiano y mejora los patrones de sueño. Esto puede ayudar a dormir mejor, incluso después de beber, lo que a su vez puede mejorar la recuperación general de una resaca.
El ejercicio regular también mejora el metabolismo, lo que puede ayudar a eliminar el alcohol y sus subproductos del cuerpo de manera más eficiente. El ejercicio también mejora la circulación, lo que puede ayudar a eliminar el acetaldehído, una sustancia química tóxica liberada cuando el cuerpo metaboliza el alcohol, y que contribuye significativamente a los síntomas de la resaca.
Finalmente, el alcohol desencadena una respuesta inflamatoria que puede agravar los síntomas de la resaca, como dolores de cabeza, musculares, fatiga y sensibilidad a la luz y al sonido.
Dado que el ejercicio tiene propiedades antiinflamatorias al estimular la producción de citoquinas antiinflamatorias, los que practican ejercicio regularmente pueden sentir menos incomodidad relacionada con la inflamación durante las resacas.
A pesar de los resultados, las investigadoras enfatizan que la manera más efectiva de prevenir una resaca es no beber o beber con moderación. Además, recuerdan que el consumo de alcohol está asociado con diversos riesgos para la salud.
También advierten que hacer ejercicio durante una resaca puede no solo no ser beneficioso, sino que podría ser contraproducente, ya que el cuerpo ya está deshidratado y bajo estrés.