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¿Planificás hacer algún deporte? Antes de empezar, es aconsejable hacerse una evaluación cardiovascular

Dos médicos abogan por mayor conciencia sobre chequeos cardíacos previos para disminuir riesgos de eventos cardiovasculares.

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Estudiar el estado del corazón antes de empezar a entrenar es importante.
Foto: Gentileza.

Sebastián Wolff y Gladimir Melo están en una suerte de “cruzada”. Los médicos están contra lo que ellos entienden como una falta de consideración hacia el músculo que impulsa con su bombeo de sangre a nuestro cuerpo, en particular entre aquellos que más a prueba ponen al corazón: quienes hacen regularmente algún deporte.

Desde hace un año, la empresa que ellos encabezan —el Instituto de Medicina del Deporte Uruguayo-Argentino— viene insistiendo en informar sobre la relevancia de tener un buen diagnóstico previo del corazón y su estado antes de empezar a hacer deportes. Antes de empezar o incluso antes de continuar.

Porque Wolff, mendocino, viene del campo de estudios cardíacos aplicados a deportistas de elite. De hecho, el instituto recién mencionado parecería ser una suerte de continuación del trabajo que Wolff ha realizado en su país natal durante bastante más tiempo que el año que lleva su emprendimiento en Uruguay.

Al respecto, el médico argentino dice que una de las varias metas que tiene su trabajo es “disminuir la incidencia de muerte súbita en los deportistas”, y agrega que 8 de cada 10 deportistas que sufren un infarto o una muerte súbita, tienen alguna condición o patología previa que se podría haber diagnosticado —al menos en la gran mayoría de los casos— con un chequeo médico previo.

Entonces, el trabajo de Wolff, Melo y el resto del staff del instituto se centra principalmente en lo preventivo, y está dirigido tanto a deportistas profesionales como a amateurs, así como también a esas personas que tal vez lo único que quieren es “chivear” un rato con sus amigos en un partido de fútbol 5, o salir a correr por la rambla o algún parque.

Este tipo de estudios son fundamentales, dicen ambos, porque muy a menudo se trata de fenómenos asintomáticos. Puede pasar que un maratonista complete —sin otro obstáculo que el esfuerzo inherente a correr 42,5 kilómetros— una o varias carreras con esa afección a cuestas. Hasta que un día, aparententemente de la nada, sufra algún tipo de evento cardiovascular grave.

“Puede que se trate de un deportista de elite, cuya primera manifestación de una patología cardíaca es una arritmia que luego se traduce en un infarto”, comenta Wolff.

En otras palabras: una patología cardíaca puede estar “camuflada” y ocasionar una grave problema de salud de manera sorpresiva. De ahí, dicen tanto Melo como Wolff, que habría que realizar pormenorizados estudios previos para detectar lo antes posible esas eventuales patologías.

Más allá de la elites deportivas, Melo y Wolff quieren concientizar sobre estudios cardíacos previos a las mayorías, a todos aquellos que por distintas razones deciden emprender el camino de los ejercicios físicos. Ahí también, comentan, importa saber sobre aquellos factores de riesgo que aumentan las probabilidades de problemas cardíacos.

Hay tres grupos de estos factores. Algunos son “controlables”, como aquellos que, medicación o cambio de hábitos mediante, pueden ser mantenidos bajo supervisión, como hipertensión arterial o diabetes o índices de colesterol altos. Luego están los factores de riesgo “modificables”, que tienen que ver con conductas como tabaquismo, estrés o sedentarismo. Y finalmente están aquellos que ya forman parte de condiciones innatas como edad o sexo, entre otros.

Wolff, con varios años de trayectoria en Argentina, ha logrado persuadir a parte del establishment deportivo de ese país. Por ejemplo, menciona que todas las ligas de rugby, en todas las provincias argentinas, realizan los tipos de evaluaciones cardiovasculares previos a los que se refiere.

¿Cómo es la situación en Uruguay? Melo afirma que en este país aún falta una parte del camino a recorrer. “Las exigencias son mínimas. En muchas ligas, lo que solicita es nada más que un carnet de salud básico, pero no se evalúa el impacto que puede tener una patología cardiovascular”.

Por eso, agrega Melo, tanto él como Wolff están abocados a tratar de generar conciencia de que lo que ellos proponen no es un obstáculo para quienes quieren hacer deporte, sino una medida de prevención. “Es para cuidar a la población, un estudio para que pueda realizar la práctica deportiva en las mejores condiciones posibles. Es un respaldo para la persona, pero también para la institución en la que practica un determinado deporte, e incluso para su familia. Es para todos, no solo para un grupo de elite o que ya forme parte de un club deportivo”, acota Melo.

Quien tome la iniciativa de consultar al instituto dirigido por los médicos, debe saber que la primera instancia es una entrevista formal con un deportólogo. En esa charla, a la que ellos denominan “anamnesis”, se estudian antecedentes, síntomas y otros datos que puedan orientar al médico hacia factores de riesgo y posibles patologías.

Luego sí, vienen exámenes físicos básicos (y no tanto) como electrocardiogramas y ergometrías- que completan una evaluación pormenorizada de la situación cardíaca del sujeto (se pueden consultar precios comunicándose por correo electrónico a [email protected] o mediante mensaje directo al perfil de Instagram @institutowolff.uruguay). Puede haber, en caso de ser necesario, exámenes adicionales de sangre por ejemplo.

En total, todo lleva aproximadamente una hora y los resultados conforman, como explica Wolff, el “perfil de riesgo” de la persona a tener un evento cardiovascular mayor en un período de cinco años, algo que se expresa en porcentajes.

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