O Globo - GDA
Tener una mascota como un perro o un gato puede llevar a una montaña rusa de sentimientos y sensaciones. Hay momentos altos, como cuando el perro corre hacia ti cuando estás llegando a casa (o incluso antes de llegar, como cuando empieza a ponerse inquieto y ladrar porque reconoce ruidos o aromas desde lejos). O como cuando el gato ronronea intensamente mientras se abrazan.
También hay momentos menos gratos, como visitas estresantes a urgencias veterinarias, despertarse con el ruido del vómito o tomar la difícil decisión de despedirse para siempre cuando hay que aplicarle la eutanasia debido a problemas médicos.
No hay dudas de que tanto los perros como los gatos tienen impactos positivos en la salud mental de quienes los cuidan. Las mascotas pueden ser útiles para reducir el estrés, la ansiedad y la sensación de sobrecarga, incluso en niños.
Estrés
Se habla mucho del aspecto positivo de tener una mascota, pero las dificultades y desventajas existen para algunas personas. Las investigaciones muestran que pueden provocar preocupaciones exacerbadas (impactando en la salud mental) e incluso problemas de sueño.
Trabajo y vida social
A pesar de los muchos impactos beneficiosos las mascotas en la vida, hay que ser conscientes de aquellos que no lo son. Por ejemplo, una investigación encontró que el 47% de los estadounidenses sentían “ansiedad de separación” cuando dejaban a sus perros en casa.
Muchos dueños de mascotas, también, rechazan invitaciones sociales porque no quieren dejar a la mascota sola en la casa. Según el estudio ya mencionado siete de cada diez dueños de mascotas preferirían trabajar de forma remota para poder quedarse en casa con el animal. Los dueños de mascotas también se angustian ante la posibilidad de que su animal se enferme o escape, o con el riesgo de lastimarlo sin querer.
También están los desafíos asociados con las consultas veterinarias y las enfermedades, así como el costos que implica, por ejemplo, la búsqueda de cuidadores o paseadores.
Otro punto poco discutido es la vergüenza que sienten algunos dueños de perros agresivos al pasearlo o recibir personas en casa. Y ni que hablar de los casos en los cuales algunos perros han mordido o incluso matado gente.
Finalmente, está la realidad de que las mascotas tienen una vida más corta que la nuestra, lo que lleva a planificar el final de la vida, a tratamientos costosos para enfermedades y, por supuesto, al duelo por la pérdida. Para algunas personas, la pérdida de una mascota puede ser peor que la pérdida de un ser humano.
Pero independientemente de los aspectos estresantes, el vínculo humano-animal es único y prácticamente siempre recibimos amor incondicional y aceptación de las mascotas.
Es importante reconocer las dificultades que enfrentan los dueños de mascotas, y entender que -al igual que los altos y bajos de la experiencia humana- las relaciones que se establecen con estos animales hacen que el tiempo que comparten a menudo les da sentido a sus vidas.