Artista plástico convive con Parkinson desde hace dos décadas y no le da tregua: ahora publicó su tercer libro

El pintor José Luis Parodi dejó por un tiempo los pinceles y colores y plasmó cómo es vivir con esta enfermedad neurodegenerativa. El resultado se titula "Planeta Parkinson".

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José Luis Parodi.
Foto: Ricardo Figueredo.

José Luis Parodi es ingeniero, artista plástico y escritor. Además, tiene Parkinson desde hace algo más dos décadas. Acaba de publicar su tercer libro, "Planeta Parkinson" (Mirabilia Ediciones, $ 600), una mezcla de autobiografía y radiografía de la enfermedad (los libros anteriores fueron "El gorrión de las alas rotas" y "Dopamina", publicados en 2019 y 2020 respectivamente).

En las páginas, Parodi relata cómo es vivir con Parkinson, además proporciona mucha información sobre las particularidades de la enfermedad, el funcionamiento del cerebro y muchos otros temas.

Entre lo descarnada que puede ser su prosa a veces (en algún momento parece entrar el espectro de alguien como Charles Bukowski a ofrecer algo de sapiencia) y los datos duros, el libro da la impresión de ir del paper científico a un diario personal.

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Planeta Parkinson.
Foto: Difusión.

El libro está prologado por María Inés Nouzeilles, su neuróloga, quien en esa introducción escribe: “Como neuróloga de José Luis —y colega artista—, tengo el privilegio de acompañarlo como testigo de un proceso donde la creatividad trasciende la enfermedad. Este libro es un testimonio de la fuerza indomable de su espíritu. Un diálogo entre medicina y arte que desafía los límites de lo posible fusionándose por momentos con elementos fantásticos”.

María Inés Nouizelles, neuróloga.

Una historia que puede inspirar y enseñar

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María Inés Nouzeilles.
Foto: Gentileza.

María Inés Nouzeilles es argentina, y vive desde hace varios años en Uruguay. Conoció a Parodi, justamente en Buenos Aires, lugar al que el artista plástico fue a operarse.

Nouzeilles explica que en Uruguay la cirugía de Parkinson fue aprobada por el Fondo Nacional de Recursos -un procedimiento de muy alto valor- el año pasado, y que desde este año comenzaron a hacerse. “Estamos contentos, porque hemos obtenido muy buenos resultados”. También aclara que no es un procedimiento apropiado para todos los pacientes “Hay muchos tipos de Parkinson, y esta operación es para una minoría de ellos, entre 7% y 10% aproximadamente. En los pacientes que sí es indicado hacer la operación, la calidad de vida mejora mucho”, comenta y agrega que a nivel mundial hay de 100 a 300 casos de Parkinson cada 100.000 personas, cifras que no distan mucho de los casos que se dan en Uruguay.

Esta enfermedad neurodegenerativa no tiene cura, y puede tener muchas causas, entre ellas la predisposición genética. Para ella, haber seguido más o menos de cerca la gestación del libro de Parodi fue importante, porque considera que uno de los mensajes de Planeta Parkison es de suma relevancia, “Tanto para otros pacientes que estén atravesando algo similar, o para colegas, que podrán tener la mirada de un paciente, y ver cómo pueden repercutir sus palabras. Yo tuve esa oportunidad cuando leí el libro y me pareció muy iluminador”.

Por último, y relacionado a lo que recién dijo, Nouzeilles resalta que el relato de "Planeta Parkinson" muestra que la enfermedad no es una sentencia de muerte, que se puede convivir con ella y que aún en esas condiciones se puede tener calidad de vida.

Desde su casa en Punta del Este, Parodi cuenta que la escritura de "Planeta Parkinson" fue, en muchos aspectos, sanadora: “Me ordenó mucho la cabeza. Escribir es muy diferente a pintar. Pude reconstruir partes de mi vida. En el libro cuento que hago un viaje temporal y me encuentro conmigo al momento del diagnóstico. Eso fue increíble, es constatar el poder de la escritura (en realidad, la idea se la plagié a Borges, al cuento “El otro” de El libro de la arena). Retrocedo 25 años y me encuentro con el ‘botija Parodi’, le hablo del Parkinson. Todo eso me permitió darle una serie de consejos, algo que de otra manera me hubiera resultado medio infumable”.

Un extracto de esa misiva: “¡Hey! -lo paro y lo abrazo. Después bajo las manos y lo agarro fuerte de los brazos, lo sacudo y lo miro fijo-. ¡Reaccioná! Le explico la inusual situación. Le digo que soy él y que vengo del futuro, de su futuro, y él me dice que no se sorprende mucho (…) Estás más flaco —me dice—, te faltan algunos dientes y esos dos bultos en la frente parecen ser quistes sebáceos, aunque los veo demasiado simétricos. Pero en líneas generales no te veo tan hecho pomada y además te manejás solo, no solamente en el espacio, sino en el tiempo; hacés viajes temporales y todo… ja, ja, ja. Pensaba que en menos de diez años estaría en silla de ruedas o bajo tierra”.

No es la única libertad que el autor se toma con su propia historia y con su personalidad. Otro personaje que aparece en su texto es “El Tipo”, su alter ego, quien empezó a meterse en su subjetividad e incidir en su pintura: “Empecé a hacer figuras pos apocalípticas y apareció mi alter ego, el Tipo, que, al igual que el Parkinson, fue tomando territorios míos. Él tiró al diablo todas esas mujercitas y empezó a hacer autorretratos luchando contra víboras o individuos sumergidos en sustancias viscosas”.

Una perspectiva diferente

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"Dibujo desde chico", cuenta José Luis Parodi.
Foto: Ricardo Figueredo.

Parodi convive con la enfermedad desde hace muchos años, lo cual le ha dado una perspectiva diferente sobre cómo es la vida con Parkinson. “Un error que cometemos las pcp (NdR: personas con Parkinson) de inicio temprano es la pérdida de perspectiva. Un individuo con 49 años y con Parkinson no puede de ninguna manera considerarse un inválido o discapacitado y, si lo fuese tampoco debería autoexcluirse, pues aún puede hacer muchas cosas”, argumenta.

En los primeros años de su enfermedad, Parodi seguía trabajando como ingeniero, pero llegó un momento en el cual no pudo seguir desempeñándose así. Ya tenía la vocación de pintar, pero conforme la enfermedad fue avanzando, la pintura hizo lo mismo: “De chico siempre dibujé y a los 25 años, mientras cursaba Facultad de Ingeniería, empecé a ir a un taller de pintura de Hugo Longa”, relata sobre sus inicios con el pincel y el lienzo.

“Creo que la enfermedad me hizo pintar más y ahí mejoré”, dice, y agrega que a partir de 2008 expuso en el Museo Nacional de Artes Visuales, en el Subte Municipal y en el Espacio de Arte Contemporáneo. “También gané uno de los principales premios en un Salón Nacional. Eso en su momento me dio satisfacción, pero no creo que se pinte para obtener reconocimiento. Se pinta porque no hay opciones”, detalla.

La relación de Parodi con la pintura es compleja. En "Planeta Parkinson" escribe: “Tampoco la voy a idealizar, porque es una práctica muy intensa y por momentos me agota; digamos que ha sufrido un repliegue táctico que, entre otras cosas, me va a permitir terminar este librillo sobre el Parkinson. Pintar y escribir producen efectos bien diferentes. La pintura es mucho más emocional y física, e intervienen muchas más variables: los pinceles, los pomos, hacer los colores. Además, uno pinta parado, también se mancha la ropa y es necesaria una cuota importante de tolerancia a la frustración, porque a veces todo ese despliegue de energía y recursos humanos no produce resultados significativos”.

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Foto: Ricardo Figueredo.

En la conversación, dice que escribir “Lleva un proceso de edición muy largo y hasta tedioso por momentos, pero el ver el libro terminado me da una gran satisfacción. Cuando uno pinta hace muchos ajustes y pensé que al escribir también, pero hay editores, correctores, etc. Y hay que parar en algún momento. Pero estoy conforme con el libro, ahora falta hacerlo conocer”.

—Ahora qué lo terminaste, ¿cómo definirías a "Planeta Parkinson"?
—Es el testimonio de una persona que luchó durante 25 años con todas las herramientas a su alcance contra una enfermedad implacable, sabiendo de antemano que la batalla está perdida pero que igual había que salir a darla. También intenté que forme parte de la literatura, y me basé en autores que me acompañaron desde siempre como Borges y otros incorporados en los últimos años (Emmanuel Carrère, Michel Houllebecq). También le agradezco a mi madre la posibilidad de haberme operado. La operación es un reenganche en la vida (como en la conga) y gracias a esa intervención es que pude escribir este libro. Disfruté mucho escribiendo y espero que el lector disfrute leyendo. En definitiva de eso se trata. Igualmente creo que es hora de parar de luchar y empezar a transitar la etapa de la aceptación”.

(Por más información sobre el libro, Parodi contesta consultas por mail: [email protected])

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