Agencia AFP
La superestrella de la gimnasia Simone Biles defiende que las habilidades físicas tienen sus cimientos en una rigurosa atención a la salud mental, un tema tabú durante largo tiempo en el deporte de élite. Esto es lo que le permitirá disputar en París sus terceros Juegos Olímpicos.
"Ver a mi terapeuta todos los jueves es algo religioso para mí (...) por eso estoy hoy aquí", declaró Biles poco después de cortar billete a los Juegos que inician el 26 de julio en la capital francesa.
La voz de Biles es una prueba más de que el bienestar mental se ha convertido en un objetivo tan importante como la fuerza y el acondicionamiento físico para los atletas de élite, que durante mucho tiempo lucharon en silencio contra el peso de las expectativas, la ansiedad y el miedo al fracaso. El temor: dar señales de debilidad a sus rivales y sobre todo al gran público.
La gimnasta más laureada de la historia contribuyó a derrumbar ese muro de cristal cuando hace tres años se retiró de la mayoría de pruebas de los Juegos de Tokio tras sufrir 'twisties', como llaman los gimnastas al bloqueo mental que los desorienta en medio de una rutina.
Con sus cuatro oros en Rio de Janeiro-2016 y el mundo a sus pies, la estadounidense recibió una catarata de apoyo. Sin embargo, otros criticaron su decisión y cargaron sobre sus espaldas que el equipo estadounidense perdiera la medalla dorada en la competencia por equipos.
La entrenadora de Biles, la francesa Cecile Landi, dijo que la decisión de una deportista de tan alto nivel ayudó a eliminar el estigma.
"Creo que antes era casi vergonzoso hablar con un terapeuta", señaló Landi. "No se trata de (tener) un problema. Se trata de ser proactivo y asegurarte de que te conviertes en el mejor atleta y persona que puedes ser haciendo ese trabajo".
Landi fue más allá al considerar que la salud mental pasó de ser algo de lo que "daba vergüenza hablar" a ser reconocida como componente clave de los logros deportivos.
Rendirse a la evidencia
Federaciones deportivas y órganos de gobierno han respondido también ofreciendo recursos y sumando profesionales de salud mental a sus plantillas.
En París, unos 90 equipos nacionales contarán con profesionales acreditados en salud mental y los organizadores han proporcionado una serie de servicios destinados a fomentar el bienestar mental.
Antes que Biles, la superestrella de la natación Michael Phelps ya habló con franqueza de la lucha que sostuvo tras sus brillantes actuaciones olímpicas, confesando que en 2018 cayó en un "gran estado de depresión".
Las dudas y los "demonios" pueden golpear a un atleta cuando todo parece indicar que hará suyo el escenario más grande del mundo y el estadounidense Caeleb Dressel es ejemplo de ello.
Justo un año después de ganar cinco medallas de oro en los Juegos de Tokio, el nadador estadounidense se retiró abruptamente del Campeonato Mundial de Budapest por razones médicas no especificadas.
Desde entonces ha compartido la carga mental que le supuso su búsqueda de la perfección y, tras apartarse del deporte durante casi un año, defenderá ahora en París dos de los tres oros individuales que ganó en Tokio.
Su compañera de equipo Regan Smith también atribuye la revitalización de su carrera al trabajo con la psicóloga deportiva Emily Klueh, una antigua nadadora de élite que ahora apoya a la federación estadounidense.
"Al principio tuve miedo"
Smith tenía sólo 17 años cuando batió los récords mundiales de 100 y 200 metros espalda en 2019. Pero una crisis de confianza y un bajón de forma la hicieron conformarse con dos platas y un bronce en los Juegos de Tokio-2020.
La joven de 22 años, que ahora entrena con el exentrenador de Phelps, Bob Bowman, dijo que el cambio de colaborador y su decisión de consultar a un profesional de salud mental la habían ayudado a recuperar su mejor forma.
Y las pruebas de su avance están en sus resultados en el preolímpico estadounidense, donde recuperó el récord mundial de los 100m espalda.
"Al principio tuve miedo", dijo Smith sobre su decisión de acudir a terapia. "Al final lo hice y me di cuenta de lo que me había estado perdiendo durante tanto tiempo".
El velocista Jack Alexy, que hará su debut olímpico en París, no ha buscado la ayuda de un terapeuta, aunque piensa que la aptitud mental es "una parte enorme del éxito" en un deporte en el que meses o incluso años de preparación pueden reducirse a una carrera de menos de un minuto.
"Me puse manos a la obra y empecé a escribir un diario hace un año y medio para plasmar mis pensamientos en papel y analizar mi proceso de preparación y lo que hacía dentro y fuera de la piscina", explica.
"Eso me ha ayudado a tener éxito en los dos últimos años", asegura. "Creo que controlar el aspecto mental es tan importante como el físico"
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