La Nación/GDA
El acceso casi universal a la tecnología hizo que todo sea de carácter público y alteró la manera de vincularse, lo que impacta a nivel emocional. Frente a este escenario, ¿cómo se mantienen los vínculos personales e interpersonales? ¿Es posible construir el bienestar en las relaciones?
Sara Kuburic, psicóloga con gran influencia en Instagram a través de su cuenta millennial.therapist, comenta en el ciclo Aprendemos Juntos 2030 del BBVA, que el primer paso de este dilema es: “Conocerse a uno mismo, escucharse e identificar las necesidades propias”.
El presente está marcado por el pulso de las redes sociales y a diferencia de décadas anteriores, hoy la exposición es de manera desmesurada. Según la experta, internet eliminó las barreras, los límites y hasta la responsabilidad afectiva. Se trata de un hecho que no tiene freno y que por ende, genera problemas relacionados a la falta de confianza, a la inseguridad y a la indecisión, particularmente en la gente joven que “cree en la existencia de las relaciones perfectas que ve circulando en internet”, señala Kuburic.
De cara a este torbellino de emociones que suele tener a las sociedades en vilo, la psicóloga plantea que una de sus preocupaciones es la ausencia de conocimiento hacia uno mismo, el cual se esfuma entre tantos clicks. “En este momento hay tanto ruido en el universo que resulta difícil averiguar quiénes somos y cuál es nuestra opinión acerca de las cosas”, reflexiona Kuburic mientras hace énfasis en la falta de consciencia personal que reina en la juventud. “A los jóvenes les cuesta mucho identificarse, determinar cuál es su sentido y propósito en la vida, incluso crear vínculos significativos”, agrega la psicóloga.
En base a ello, y para no perderse entre tanta virtualidad, recomienda plantearse la siguiente pregunta: “¿Qué prefiero: vivir en el momento o subirlo a Instagram? Es importante ser compasivo con uno mismo”.
Relaciones y redes, ¿van de la mano?
Construir relaciones sociales nunca fue una tarea sencilla, sin embargo, con la pandemia y las redes de por medio, las interacciones se volvieron un tanto más complicadas. No solo se alteraron los códigos, sino también el lenguaje: ahora todo gira en base a las fotos, a los videos y los “me gusta”, una situación que según remarca la especialista, trae problemas de comunicación.
Ahora bien, ¿cómo se construye una relación a través de las pantallas? ¿Son compatibles ambas modalidades? Para Kuburic, esto potenció la creación de nuevos comportamientos. “La gente está aprendiendo a moverse por internet, a relacionarse y buscar el amor y esto conlleva varios retos. Obviamente es más fácil coquetear con alguien por mensaje que en persona”, agrega y destaca que nota una sociedad que le teme al compromiso y a planificar a futuro.
Entre las nuevas reglas y cambios de hábitos, destacó tres acciones que suelen darse a diario: el breadcrumbing (migajas emocionales), cuando alguien no busca compromiso y su idea es simplemente mantener el interés del otro; el ghosting, que se remite al momento que una de las dos partes desaparece sin ningún tipo de explicación y el gaslighting, donde se manipula y se le hace creer al otro cosas que nunca pasaron.
Pero eso no es todo ya que este tipo de situaciones dispara una serie de consecuencias: “La gente está cansada, veo mucha frustración, miedo e inseguridad, es muy fácil hacer o que te hagan daño”, sostiene la experta. De todas maneras, también existe la otra cara de esta moneda, que se basa en la posibilidad de conocer personas y estrechar lazos.
Infinitos estímulos, nuevas interacciones, “no desconectarse suele ser agotador”, enfatiza Kuburic. Pero la pregunta es, ¿cómo hacerlo frente a un mundo tan demandante? Su respuesta fue rápida y concisa: “A través de los límites, tanto personales como hacia el resto”.
Es que, “todo gira alrededor del amor propio, hay que ser sincero con uno mismo y asumir y expresar cuando no se está disfrutando algo en vez de subirlo a las redes como si fuera lo contrario”, comenta la psicóloga al tiempo que remarca la necesidad de que cada uno valore más su vida.
Y esto aplica para todo: desde relaciones amorosas, pasando por amistades, hasta con uno mismo. Según Kuburic, todo en la vida necesita un equilibrio. “Tenemos que ser explícitos con nosotros mismo sobre cuáles son nuestras necesidades y cómo y cuándo conseguirlas. Lo esencial es ser conscientes de lo que se quiere, en todo sentido”, resalta.
Para finalizar, sostiene que los límites brindan seguridad y amor, ya que al cambiar la mentalidad se abren nuevas puertas y experiencias.
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