Claves para superar el fracaso gracias a nuestro cerebro, y tres desafíos para ponerte a prueba

Superar un traspié puede ser difícil, pero con buena actitud es una chance para aprender.

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Mujer estresada.
Foto: Canva

Cuando un proyecto se malogra, cuando no conseguimos cierto objetivo o meta deseada, sentimos que hemos fracasado.

Puede ser la consecuencia de una mala planificación, una ejecución deficiente, de la existencia de factores externos adversos o una combinación de eso.

Lo cierto es que se trata de una situación que puede ocurrirle a cualquiera, y frente a un traspié personal, académico o laboral, podemos experimentar una variedad de emociones:

- Tristeza, que puede manifestarse como llanto, desánimo, apatía o falta de interés en las actividades que antes nos gustaban.

- Frustración, que es una sensación de irritación y desagrado y puede llevarnos a la ira, la impaciencia o la agresividad.

- Vergüenza, debido a la percepción de que hemos fallado ante los demás o ante nosotros mismos, que puede conducirnos al aislamiento.

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Foto: Flickr.

- Culpa, expresada a través de la autocrítica, los pensamientos negativos o el arrepentimiento, a causa del sentimiento de responsabilidad o remordimiento.

- Miedo al futuro o a fracasar nuevamente en el futuro.

La intensidad y la duración de estas emociones pueden variar dependiendo de cada persona, de la gravedad de la situación y las circunstancias que la rodean. Lo fundamental es tener presente que estos sentimientos son naturales y que, con el tiempo, podemos superarlos.

Porque superar un fracaso —sea cual sea el aspecto de nuestra vida en el que hemos tropezado—puede ser un proceso difícil, pero si desarrollamos la actitud adecuada y mantenemos el enfoque correcto, también nos puede ofrecer ser una oportunidad para aprender y crecer.

Nuestro cerebro tiene las habilidades necesarias para procesar la información, regular nuestras emociones y desarrollar estrategias para seguir adelante.

En relación al análisis y evaluación:

- Capacidad para analizar la situación de manera objetiva e identificar las causas del fracaso. Esto implica ser honestos con nosotros mismos y no culpar a factores externos o a otras personas.

- Evaluar nuestro desempeño y reconocer las áreas en las que podemos mejorar. Es importante que seamos críticos, pero a la vez compasivos con nosotros mismos.

En cuanto al pensamiento flexible:

- Capacidad para considerar diferentes perspectivas y enfoques. Así encontramos nuevas soluciones y evitamos repetir los mismos errores en el futuro.

- Adaptabilidad a las circunstancias cambiantes y a los nuevos desafíos. El fracaso puede implicar cambios inesperados, de ahí la importancia de ser flexibles y de saber ajustarnos.

Si hablamos de la tolerancia a la frustración:

- Capacidad para manejar la decepción y la desilusión, para no rendirnos y continuar adelante.

- Persistencia, esfuerzo y perseverancia para alcanzar los objetivos a pesar de los obstáculos.

Autocontrol emocional:

- Capacidad para regular nuestras emociones para que no nos dominen, y que no nos impidan tomar decisiones con objetividad.

- Desarrollo de estrategias para manejar el estrés y la ansiedad en una forma saludable.

Respecto al pensamiento positivo:

- Capacidad para mantener actitud positiva a pesar de las dificultades, creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades.

- Enfocarnos en los aspectos positivos de la experiencia y en las lecciones aprendidas para avanzar en el crecimiento personal.

Al mencionar la creatividad:

- Capacidad para encontrar nuevas formas de abordar los problemas y superar obstáculos, generando ideas y soluciones.

- Pensamiento innovador para encontrar soluciones alternativas y no convencionales. Si no hemos sido capaces de alcanzar el éxito, tal vez necesitamos enfoques nuevos y diferentes.

En cuanto a la automotivación:

- Capacidad para mantenernos motivados y seguir adelante a pesar de los contratiempos, con la energía y la determinación que necesitamos para superar el fracaso y fijarnos nuevas metas.

- Establecimiento de metas realistas y alcanzables que nos brinden un sentido de propósito y dirección, mediante un plan de acción y objetivos claros.

Y para referirnos a la autoconciencia:

- Capacidad para comprender nuestras propias fortalezas, debilidades, pensamientos y emociones para poder tomar decisiones más acertadas.

- Reconocimiento de los patrones de pensamiento y comportamiento que pueden impedirnos alcanzar el éxito, para ser capaces de modificarlos y de adoptar nuevas estrategias.

Capitalizar lo vivido para salir adelante.

Para superar los fracasos que atravesamos y salir adelante es deseable capitalizar lo vivido y utilizarlo para nuestro propio crecimiento personal, ya sea leyendo distintos artículos, reflexionando sobre el tema en cuestión o hablando con un mentor o coach, con algún referente. Esto puede implicar que tengamos un cambio de perspectiva, o que desarrollemos nuevas capacidades o tomemos decisiones que nos impulsen a nuevos objetivos con una mejor preparación para lograrlos.

Siempre será mejor si -a lo largo de este proceso- nos rodeamos de aquellas personas positivas que pueden ser un apoyo. Y sobre todo, debemos recordar siempre que un fracaso no determina el final del camino.

Muchas personas exitosas han experimentado fracasos en algún momento de su vida. Lo más importante es el aprendizaje que podemos adquirir en estas situaciones.

Así, aprendiendo de lo vivido, es que podemos volvernos personas más fuertes y resilientes, desarrollando la confianza en nosotros mismos, que tanto necesitamos para superar futuros desafíos.

De esta forma, incluso podemos acceder a nuevas oportunidades. A veces, aunque no nos demos cuenta en el momento, un fracaso nos abre las puertas a nuevas experiencias que nunca antes hubieras considerado.

Superar la adversidad no es algo tan fácil, ni se logra de una manera instantánea. Pero todos nosotros contamos con los recursos necesarios para hacerlo. Debemos reconocerlos y confiar en nosotros mismos.

Desafíos

1. Supongamos que tenemos un vaso de agua con unos cubitos de hielo. Poco a poco, los cubitos se funden. ¿Qué le pasará al nivel del agua dentro del vaso? ¿Subirá, bajará o se mantendrá igual?

2. A – E – G – N – O – R – S – T

Forma dos palabras de 8 letras utilizando estas letras.

3. Soy una unidad de medida.

Si reordenas mis letras, soy un recipiente.

Si me quitas una letra, soy un ave.

 
Respuestas:                                                                                           1. El empuje vertical que recibe el hielo es igual al volumen que desplaza y se equilibra con el peso del propio hielo. Por este motivo el trozo sumergido de hielo es igual al volumen que ocupa cuando se funde. El nivel de agua no cambiará.

2. Soluciones posibles:

Estragón. Sargento.

3. Metro. Termo. Tero.

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