El próximo 2 de noviembre se celebrará el Día Internacional del Ayurveda, base de la medicina tradicional india que busca el equilibrio de las dimensiones del ser: cuerpo, mente y espíritu. La Asociación Uruguaya de Medicina Ayurvédica organiza un acontecimiento gratuito con conferencias y talleres vivenciales sobre espiritualidad, alimentación, uso de especias, astrología, masaje ayurvédico y yoga, entre otros. Una de las oradoras será la doctora en Medicina Pilar de Prado —profesora de yoga y experta en Psiconeuroinmunología y Medicina Ayurvédica—, quien conversó con El País acerca de cómo alcanzar el bienestar de acuerdo a esta disciplina milenaria.
— Este año, el evento se titula ‘La mente y la consciencia’. ¿Cómo se definen estos conceptos en Ayurveda?
— En sánscrito, la palabra que usan para hablar de la mente es ‘Antahkarana’, que significa ‘instrumento interno’. Es un concepto mucho más amplio que el que tenemos en Occidente porque el Ayurveda lo divide en cuatro aspectos: la memoria, el intelecto, el pensamiento y el ego.
— El hecho de que sea una instrumento significa que está a nuestro servicio, ¿no?
— Debería. La idea es trabajar para ponerlo a nuestro servicio, y no al revés. Hay prácticas que nos ayudan a comprender cómo identificar esos cuatro aspectos de la mente dentro de nosotros mismos y orientarlos hacia la salud. Por ejemplo, uno de los grandes objetivos dentro de lo que sería la psicología ayurvédica es el desarrollo del intelecto. Este aspecto más sabio de nosotros mismos tiene la capacidad de ver con claridad y ayudarnos a discernir entre lo verdadero y lo falso, lo que nos hace bien y mal, lo real y lo irreal. Lo que sucede en general es que estamos guiados por lo que se conoce como ‘manas’, que tiene que ver con ese flujo continuo y caótico de pensamientos, con deseos, aversiones, impulsos y apegos. Es un aspecto no tan sabio de nosotros mismos. Dejarnos guiar solamente por ese aspecto de la mente suele ser causa de enfermedad.
— Y la consciencia, ¿qué es?
— En su aspecto más burdo y tangible, como uno lo aprende en Facultad de Medicina, tiene que ver con cuán presentes estamos en este momento con nuestros sentidos, es decir, cuán íntegros están los sentidos y el sistema nervioso. Nos permite ser conscientes de dónde estamos, cómo nos llamamos, etcétera.
Pero, en Ayurveda, el concepto cambia. Había un maestro que lo definía así: ‘Es el océano en el cual nadamos’. Podemos ligarlo, incluso, al término ‘Dios’, no como el hombre barbudo que está en el cielo, sino como una inteligencia que nos permea, que nos influye y a la que influimos; una red que nos atraviesa y nos une al todo. Es como si cada uno de nosotros fuera una gota en ese océano en el que nadamos, del que recibimos y al que damos información.
— ¿Cómo se vincula esta definición con nuestra salud?
— Ser conscientes de que existe una inteligencia superior que nos permea y nos nutre constantemente es una maravillosa fuente de salud mental. Gran parte de los problemas mentales que tenemos —y también los físicos, pero sobre todo los mentales— tienen que ver con un estado de desconexión. Vivimos en un estado de ignorancia y desconectados de nuestra verdadera naturaleza. No sabemos para qué estamos acá, quiénes somos ni a dónde vamos, y eso causa miedo, angustia, apegos, una sobreidentificación con el ego y una sensación de separación con las demás personas y el entorno.
— Si tuviera que dar tres consejos para cuidar nuestra mente de acuerdo al Ayurveda, ¿cuáles serían?
— El primero sería estar presentes; por ejemplo, a través de la práctica de la meditación. Sugiero hacerlo todos los días, aunque sea durante 15 minutos. Cualquier forma de meditación o respiración consciente, sirve. Puede ser la observación de la inhalación y la exhalación, la repetición de un mantra, la consciencia corporal o del entorno que nos rodea. Esta es la mejor herramienta que nos traen los antiguos sabios para estar presentes, despertar nuestra sensibilidad y expandir nuestra consciencia.
Otro aspecto que nos ofrecen los antiguos maestros es el servicio. Dar, conectar con los demás y ayudar a aliviar el sufrimiento que hay en el mundo, aunque sea un poco, nos permite abrir y purificar el corazón, y al hacerlo también se expande nuestra percepción. Cuando los sabios hablaban de ‘iluminación’ se referían a darnos cuenta de que no hay separación entre nosotros mismos y las demás personas, y cuanto más expandimos la consciencia, más nos damos cuenta de esto.
La tercera sugerencia sería recordar que nada ni nadie nos dará la verdadera felicidad. Ese estado de expansión y plenitud solo lo encontraremos en nuestro corazón; de hecho, el Vedanta —escuela de filosofía hindú— dice que el corazón es el asiento de la consciencia. Hasta que no encontremos esa dicha, esa felicidad, en nuestro corazón, nunca lo encontraremos afuera. Siempre se trata de buscar en nuestro interior aquello que estamos buscando fuera. No es necesario ir a ningún lugar para hallar ese estado de dicha porque ya está acá, en este momento y lugar, dentro de nosotros mismos.
Una forma de hacernos cargo de lo que nos pasa
“Todo lo que nos rodea es una proyección de nosotros mismos, de nuestra mente”, expresó de Prado y contó que un maestro lo explicaba así: “Es como si pusiéramos información en nuestro disco duro y luego eso es lo que se proyecta en la pantalla. El disco duro es la mente y la pantalla es el mundo”. Cuando entendemos esto, lo primero que pasa es que dejamos de quejarnos: “Ya no culpamos a los políticos, al clima, a la presión arterial. Nos volvemos responsables de lo que nos pasa”.
Además, de Prado señaló que “en Occidente comenzamos a poner en términos científicos estos conceptos”. La idea del congreso, justamente, es unir Oriente y Occidente alrededor de la idea de mente y consciencia.
El evento ‘Medicina Ayurvédica: la mente y la conciencia’ será el sábado 2 de noviembre en el Radisson Montevideo Victoria Plaza Hotel. Además de la doctora de Prado, habrá conferencistas internacionales y uruguayos. La participación es gratuita, pero los interesados deberán inscribirse en www.auma.com.uy.