El cansancio mental —también conocido como fatiga o agotamiento mental, o fatiga cognitiva— es un trastorno bastante común que se define como un estado de agotamiento extremo que afecta las capacidades cognitivas, emocionales y físicas de una persona, como resultado de una sobre exigencia mental sostenida en el tiempo.
No se trata simplemente de sentirse cansado después de un largo día, sino de una sensación persistente de agotamiento que dificulta el funcionamiento diario.
Los expertos parecen estar de acuerdo en establecer algunas de las causas más comunes del cansancio mental:
• Sobrecarga de trabajo y exigencias: exceso de horas de trabajo, altas demandas laborales, ambiente laboral tóxico, trabajo monótono y repetitivo.
• Estrés crónico y preocupaciones constantes: problemas personales, preocupaciones excesivas, perfeccionismo.
• Falta de sueño y descanso inadecuado: insomnio, malos hábitos de sueño, privación del sueño.
• Sobrecarga informativa y estimulación constante: exposición excesiva a pantallas, multitarea, ambientes ruidosos y con mucha estimulación.
• Cambios importantes en la vida: cambios de trabajo, mudanzas, eventos vitales importantes.
• Problemas de salud física y mental: enfermedades crónicas, trastornos mentales.
• Mala alimentación y falta de ejercicio: dieta poco saludable, sedentarismo.
Es importante identificar cuáles de estas actividades o situaciones están contribuyendo al cansancio mental para poder tomar medidas y mejorar nuestro bienestar. Del mismo modo, es necesario encontrar el equilibrio entre el trabajo, el descanso y las actividades de ocio para mantener una buena calidad de vida.
Manifestaciones.
El cansancio del cerebro se manifiesta a través de una variedad de síntomas que afectan tanto al ámbito cognitivo como al emocional y físico. Entre los síntomas cognitivos podemos mencionar:
• Incapacidad para mantener la atención en una tarea, distracciones frecuentes y sensación de mente dispersa.
• Dificultad para recordar información reciente, nombres, fechas o detalles importantes.
• Incapacidad para evaluar opciones y tomar decisiones, incluso las más sencillas.
• Lentitud para comprender y procesar información, así como para responder a preguntas o estímulos.
• Dificultad para adquirir nueva información o habilidades.
• Sensación de confusión, dificultad para pensar con claridad y organizar los pensamientos.
• Mayor propensión a cometer errores en tareas cotidianas.
Junto con esto, podemos sentir irritabilidad, cambios de humor o sentimientos de frustración, si hablamos del impacto emocional. Y en cuanto a las señales físicas pueden mencionarse dolores de cabeza, tensión muscular, y problemas digestivos, entre otros.
Los síntomas de la fatiga mental pueden variar en intensidad y presentarse de diversas formas en diferentes personas. Además, como algunas de estas manifestaciones pueden ser comunes a otras condiciones, es importante consultar con un profesional de la salud si se experimentan de forma persistente o interfieren significativamente con la vida diaria.
Mitigar en cansancio mental.
Amortiguar el cansancio mental implica adoptar una serie de estrategias que permitan al cerebro recuperarse y funcionar de manera óptima. No se trata solo de “curar” el cansancio en un momento dado, sino de establecer hábitos que prevengan su aparición y mejoren la resiliencia mental a largo plazo.
En primer lugar, debemos optimizar el descanso y el sueño. Se aconseja dormir entre 7 y 9 horas diarias en un horario regular, ya que un sueño reparador es esencial para la recuperación neuronal. Una rutina de sueño es fundamental, así que debemos establecer horarios fijos para acostarnos y levantarnos, crear un ambiente propicio para el descanso (oscuro, silencioso y fresco) y evitar pantallas antes de dormir.
La gestión del estrés cotidiano mediante técnicas de relajación y meditación promueve la relajación y el descanso mental. La actividad física regular también tiene efectos positivos en el estado de ánimo y el bienestar cognitivo. A esto debemos sumarle la adquisición de ciertos comportamientos positivos tales como el establecimiento de límites, aprender a decir no a aquellas tareas que nos sobrecargan y priorizar las actividades importantes. En este proceso, buscar apoyo social, hablar con amigos, familiares o un terapeuta puede ayudar a procesar los períodos de mayor agobio y a encontrar soluciones.
No debemos descuidar tampoco nuestra alimentación e hidratación. Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras proporciona al cerebro los nutrientes que necesita para funcionar correctamente. Beber suficiente agua a lo largo del día es esencial para la salud del cerebro. Por otro lado, el exceso de cafeína y otras sustancias estimulantes puede agotar las reservas de energía del cerebro a largo plazo, por lo que es aconsejable evitarlas.
Prevención.
Existen herramientas que todos podemos poner en práctica para evitar el cansancio y mejorar la concentración, tales como las técnicas de gestión del tiempo. Una de las más conocidas es la Técnica Pomodoro, que consiste en trabajar en bloques de tiempo preestablecidos, con descansos cortos.
Se recomienda también trabajar en nuestra organización y planificación, contar con un espacio de trabajo ordenado y proyectar las tareas con el fin de reducir la sensación de agobio y mejorar nuestra eficiencia. Aprender a delegar en la medida de lo posible, a otros, puede aliviar la carga mental. Esto nos puede ayudar a concentrarnos en una sola tarea a la vez, lo cual es muy ventajoso ya que priorizar ciertas ocupaciones y evitar la multitarea mejora nuestra eficiencia y reduce el estrés.
Cerebro vital.
Veamos un rápido detalle de actividades y hábitos que son de gran ayuda para mantener el bienestar cognitivo, desconectar y recargar energías:
• Dedicar tiempo a actividades recreativas, como leer, escuchar música o pintar.
• Pasar tiempo al aire libre, en contacto con la naturaleza.
• Aprender nuevas habilidades, resolver puzzles o jugar juegos de mesa y realizar actividades de entrenamiento cognitivo.
• Tomar pausas breves y frecuentes durante las tareas que requieren gran concentración.
• Durante los descansos, ocuparse de actividades diferentes a las que se están realizando, como caminar, estirarse o escuchar música.
Al implementar estas estrategias de manera consistente, podemos disminuir significativamente nuestro cansancio y mejorar nuestra calidad de vida. Tengamos siempre presente que cada persona es diferente, así que debemos encontrar las técnicas que mejor se adapten a nuestras necesidades y estilo de vida.
Desafíos
1. Encuentra los nombres de 5 números escondidos en este texto. Pueden estar compuestos por palabras contiguas o partes de ellas.
“Estuve interesada, sin estresarme, en comprar un calabacín comestible, dulce como chocolate, en la verdulería de Luis Eisenhower”.
2. Encuentra las palabras que responden a las siguientes definiciones:
· Imagen.
· Ninguno.
· Base.
· Llanura.
· Sucesión.
Todas terminan con la combinación “ie”.
3. Encuentra una palabra que:
· Comienza con la combinación “sa”.
· Contiene la combinación “nt”.
· Termina con la combinación “io”.
· Tiene 9 letras.
Respuestas 1. Veinte. Tres. Cinco. Ocho. Seis.
2. Efigie. Nadie. Pie. Planicie. Serie.
3. Santuario.