Valeria Schappapietra*
La lectura compartida, importa. Esa que se hace aúpa, conversando sobre lo que leemos, comentando las imágenes, o simplemente la que escuchamos atentos disfrutando de ese abrazo que nos rodea y nos envuelve en las palabras, en la voz, de la abuela, de mamá, de papá. A esa lectura la admiramos y nos encanta porque la compartimos con nuestros amigos y amigas en la clase.

A través de esas lecturas en voz alta que compartimos con los niños y las niñas los bañamos de lenguaje, de cultura, es en esos momentos donde los pequeños aprenden que las palabras tienen sonoridades, matices, cadencias, que el lenguaje tiene usos, para preguntar, para enfatizar, para argumentar, entre muchos otros.

Además —en esos momentos de lectura compartida— se fortalece el vínculo, entre el niño o la niña y quien está poniendo voz a esa lectura y también con los libros; así es como nos ven leer, pasar las hojas y aprenden cómo se usa ese objeto, el libro.

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¿Qué pasa realmente con la lectura en voz alta? Si miramos todos los beneficios que ofrecen las lecturas compartidas y en voz alta, podemos sentir que generamos entusiasmo o un poco de presión.

A todos de alguna forma nos marcaron las lecturas en voz alta que compartimos en nuestra infancia, generalmente porque las disfrutamos mucho y nos encantaba que nos leyeran. Pero ¿qué pasó cuando empezamos a leer en voz alta? No a todos nos gusta leer así, quizá recordemos momentos que nos hicieron sentir incómodos y eso nos genera dudas sobre cómo hacerlo.

Desde casa, en muchas ocasiones, cuesta encontrar el tiempo para hacerlo y más si es algo que nos genera dudas. En la clase, a algunos docentes les encantan los libros y las lecturas, pero otros tienen más afinidad con otras áreas. Todo se relaciona con nuestras propias experiencias.

Para generar una experiencia favorable en los niños y las niñas que acompañamos en su camino lector, quiero dejarles algunas recomendaciones.

Una de las primeras dudas que se nos presenta al momento de leer en voz alta es si lograremos captar su atención. En la primera infancia, la capacidad de mantener la atención durante la lectura se desarrolla, tanto a través del crecimiento natural, como del hábito.

Para fomentar este hábito y lograr que los niños presten atención de manera gradual, recomiendo anticipar la lectura, ya sea con un elemento que asociemos a la lectura como puede ser una alfombra, un almohadón cerca de donde están los libros, crear un espacio de lectura en casa o en la clase donde se pueda leer por puro placer, con libros al alcance de los niños y niñas y también propiciar esos momentos de lectura compartida.

Recordá hacerlo en momentos en los que tengas tiempo y energía para la lectura, que los niños y niñas vean que es un rato especial, eso les hace entender que la lectura es algo importante, un momento en el que los adultos dejamos todo nuestro ajetreo para dedicarles ese tiempo, esa historia.

Leé despacio, intentá usar distintas voces para los personajes. Elegí un libro que te guste o que ya conozcas, con el que te sientas cómodo o que sepas que les va a entusiasmar.

Cuando abras el libro dejá que surja la magia, conversen sobre las imágenes, nombren objetos y colores, comenten sobre los personajes, puedes exagerar alguna expresión que el personaje repite o que a niños y niñas les guste escuchar. ¡Que sea un momento de disfrute!

¿Cómo lo ayudo a leer solo? La autonomía del lector es algo que también se construye por medio de muchas y variadas lecturas.

Estas primeras experiencias son muy importantes, porque al vernos leer, los niños y niñas comprenden que cada letra se corresponde con un sonido, que cada grafema equivale a un fonema, que el lenguaje tiene un código, una forma de funcionar y un sentido. Entonces, en esas instancias que parecen tan simples se van generando muchas conexiones en sus cerebros que propician el desarrollo de la lectoescritura y del hábito lector y la comprensión lectora.

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La primera recomendación es que sea un momento de disfrute, en el que se sientan seguros y cómodos, que sientan que pueden ir paso a paso y aprender de las equivocaciones, al igual que nosotros los adultos que a veces tenemos que volver a leer una frase o detenernos y volver a leer una palabra porque no nos salió bien.

Un consejo es que a medida que vayamos leyendo señalemos el texto con el dedo, para que los niños y las niñas puedan identificar cuál es el texto que leemos y cuál es la imagen.

Leer despacio y enfatizar o alargar los sonidos de cada letra sin exagerar la lectura.

El lenguaje escrito tiene muchas convenciones que irán aprendiendo y conociendo, pero primero vienen los sonidos, he ahí la importancia de estos momentos de lectura en voz alta y de intercambio, de conversación sobre lo que estamos leyendo, sobre qué trata el libro y también sobre el texto propiamente dicho, sobre cómo suena cada letra o qué indican los signos como los de interrogación y otros. Así, los adultos nos convertimos en un espejo y somos el modelo lector para estos niños.

Tanto en casa como en la escuela podemos apoyarnos mutuamente, quizá hay normas del lenguaje que no recordamos o sobre las que no estamos seguros y cuando el niño o la niña pregunten sobre eso podemos decirle lo que sabemos y que podemos buscar información o comentarle que puede consultarlo en clase.

Aunque los niños comienzan a leer solos, la lectura en voz alta compartida sigue siendo importante.

Al empezar, se animan a leer palabra por palabra. En este proceso, les resulta complejo comprender todo el texto y construir su sentido, ya que están concentrados en leer letra por letra, palabra por palabra, y luego, quizás, una frase completa.

Seguramente necesitarán repetir varias veces y volver a escuchar de un adulto cómo suena una palabra o cómo se lee una frase. No porque se equivoquen, sino porque así se aprende a leer y a hablar: escuchando cuando nos leen, cuando nos hablan y contando cuentos cuando nos los cuentan.

¿Qué libros le leo y que le doy a leer? En esta ocasión, quiero recomendarles especialmente la colección Soy loqueleo, de Santillana, porque contiene libros pensados para niños y niñas que empiezan a dar sus primeros pasos como lectores. Se edita cada domingo en los coleccionables.

Son libros de autoras y autores reconocidos de la literatura infantil, escritos con distintos juegos de palabras llenos de sonoridad, ideales para leer en voz alta y disfrutar, son narraciones breves y ágiles, con vocabulario cercano y accesible, ilustrados con bellísimas imágenes, varios escritos en imprenta mayúscula para que los puedan leer solos.

La mayoría de los personajes protagonistas son animales que, como ya sabemos, los niños y niñas tienen la virtud de empatizar, de adoptar el papel o sentirse reflejados en un animal.

Cuando el protagonista del cuento es un animal, conseguimos por un lado que el niño o la niña sienta que no se habla de él o ella directamente y, sin embargo, si la historia o la situación refleja su realidad, pueda vivenciarla y sentirse habilitado a conversar sobre sus propios miedos, o sus problemas cotidianos.

Son todos libros de gran valor literario, de esos cuentos que nos llevan a sentir y a vivir a través de los personajes, en este caso situaciones ocurrentes e ingeniosas, algunos con mucho humor, rimas y adivinanzas, pero que también presentan temas importantes como la convivencia, el cuidado del medioambiente, la amistad, la familia, la autoestima, la diversidad y la solidaridad.

(*Profesional de la edición, animadora y mediadora de lectura, tiene un blog en el que recomienda lecturas para niños y toda la familia, explica sobre la importancia de la lectura en voz alta).