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Cuando nuestro cerebro se lamenta: qué son las quejas cognitivas y cómo podemos lidiar con ellas

¿Alguna vez has sentido que tu memoria, tu capacidad de mantener tu atención o incluso tu habilidad para expresarte correctamente han descendido?

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Hacer ejercicios regularmente es una manera de enlentecer el deterioro cognitivo.
Foto: PublicDomainPictures

Lo descrito en la bajada de esta nota puede ocurrirte a cualquier edad, pero es más probable que lo hayas percibido si tienes más o menos 60 años, o si ya los superaste. Estas formas en las que sientes que tu cabeza no es la de antes, o en las que notas que necesitas más tiempo para procesar una nueva información se llaman quejas cognitivas. Pueden ser variadas y presentarse en forma aislada o combinada, además de ser experimentadas como fenómenos pasajeros o recurrentes.

Las más habituales

La capacidad cognitiva que tiene más relevancia para la mayoría de la gente es, sin dudas, la memoria. Esto probablemente se deba en ella residen nuestra historia y nuestra identidad. Sin embargo, la memoria es una facultad compleja y sus problemas pueden ser diversos:

· Olvido de cosas recientes tales como nombres, citas, tareas o cosas que se acaban de ver o escuchar.

· Dificultad para recordar sucesos a largo plazo, cosas que ocurrieron hace meses o años.

· Inconvenientes a la hora de recordar hechos o conceptos como por ejemplo cómo se usa una herramienta o se resuelve un problema.

· Problemas para recordar los nombres de las personas que conoce, o no poder reconocer a las personas que conoce.

· Extravío frecuente de objetos, incluso luego de ponerlas en un lugar seguro.

· Confusión u olvido de detalles importantes de eventos o conversaciones.

Luego tenemos las disfunciones que provienen de la falta de atención y concentración, que acarrean deterioro de la memoria, entre otras cosas:

· No poder concentrarte en una tarea durante un periodo de tiempo prolongado, incluso tener dificultades para seguir una conversación, completar una tarea o leer un libro.

· Distraerte fácilmente debido a estímulos externos (ya sea ruido, personas que pasan o tus propios pensamientos).

· Pasar apuros para seguir instrucciones complejas o recordar lo que te pidieron que hicieras, lo cual -a veces- repercute en la adquisición de nuevos aprendizajes o cuando se requiere trabajo en equipo.

· Demora para terminar tareas, incluso si son tareas de tu agrado, lo que te conduce a la frustración y el estrés.

La lista de quejas cognitivas, lamentablemente, es extensa e incluye problemas de lenguaje (dificultad para encontrar palabras, para entender lo que dicen los demás, para expresarse en forma sintética o coherente, etc.) y problemas de razonamiento (dificultad para tomar decisiones, resolver problemas, comprender conceptos abstractos, y otros).

Temores

Por lo general nos sentimos atemorizados ante estos trastornos, en parte porque sabemos que pueden estar originados en enfermedades neurodegenerativas y demencias, como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson. Pero estas patologías no son el único factor incidente en el correcto funcionamiento de nuestro cerebro.

Los especialistas explican que existen otras enfermedades, tales como como la depresión, la ansiedad o el hipotiroidismo que pueden ocasionar deterioro cognitivo. También debes considerar factores ambientales, como el estrés, la falta de sueño o el consumo de alcohol o drogas.

Por último, no hay que obviar que ciertas quejas cognitivas no tienen una causa subyacente y pueden ser simplemente una consecuencia del envejecimiento normal.

Cuando experimentas declive cognitivo -aun cuando se trate de síntomas leves o moderados- tu vida diaria se puede ver afectada. Estos trastornos pueden dificultar tu trabajo, estudios o vínculos, ya sea porque disminuyen tus capacidades o porque tu autoestima decae y vas retrayéndote.

Si ese es el caso, es fundamental que consultes con un profesional de la salud de tu confianza, para que recomiende estudios y te indique qué especialista debe ocuparse de responder tus dudas y despejar tu incertidumbre.

Tres rompecabezas

Para ejercitar la materia gris

1. Descubre 8 palabras sabiendo que cada una se escribe quitando una letra a la anterior, y que responden a estas definiciones (desordenadas):

· Acudir.

· Agarrar.

· Borde.

· Encarecimiento.

· Entiesar.

· Furia.

· Sábalo.

· Uno romano.

Con las letras que descartes se forma una palabra que responde a la siguiente definición: “Señalar un terreno con estacas”.

2. Encuentra sinónimos para cada una de estas palabras, sabiendo que todos terminan con la combinación “bra”: Creación. Excedente. Oscuridad. Ofidio. Tapete.

3. Reordena las siguientes letras para descubrir el título en español de un clásico cinematográfico de suspenso: ADAN ENVIA TRISTE CLAN

Respuestas

1. Carestía. Atiesar. Arista. Trisa. Asir. Ira. Ir. I.

2. Obra. Sobra. Sombra. Culebra. Alfombra.

3. La ventana indiscreta. 1954. Dir. Alfred Hitchcock.

Autocuidado

El autocuidado es el proceso de cuidar de uno mismo física, mental y emocionalmente, y apunta a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y promover la salud cognitiva.

Aún no conocemos el método infalible para prevenir el deterioro cognitivo, pero sí sabemos que existen hábitos y comportamientos saludables que reducen el riesgo de padecer enfermedades y aumentan nuestro potencial de bienestar físico y mental:

· Seguir una dieta equilibrada que incluya una variedad de alimentos de todos los grupos alimenticios.

· Realizar ejercicio regular, al menos 30 minutos al día, la mayoría de los días de la semana.

· Mantener un buen descanso (de 7 a 8 horas de sueño por noche).

· Evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas.

· Controlar los factores de riesgo de enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes y el colesterol alto.

· Mantenerte activo mentalmente, aprendiendo cosas nuevas, desafiando tu mente y estimulando tu curiosidad. Puedes asistir a charlas, tomar cursos, leer, o recurrir a podcasts y videos.

· Conectar con tus amigos y afectos más cercanos, pasar tiempo con ellos, compartir salidas y momentos divertidos y gratificantes.

Si tu estilo de vida está lejos de esta descripción, o si esta lista te parece imposible de cumplir, recuerda que no es necesario que cambies demasiado a la vez. Comienza por pequeños cambios, establece propósitos que puedas alcanzar y cuyos resultados puedas medir y notar a corto plazo. Encuentra aquello que funcione para ti y adopta eso que te gusta y puedas mantener hasta que se convierta en un hábito.

Y recuerda: busca apoyo. Si tienes dudas acerca de ciertos descensos en tus habilidades cognitivas, o si no tienes la certeza de poder comenzar a ocuparte de este tema, recurre a tu familia, a tus amigos o a un profesional de tu confianza.

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