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Cuando se es demasiado simpático: cómo dejar de querer agradar a los demás todo el tiempo

Querer agradar a los demás todo el tiempo es algo que no llega a ser sano, por ello, presentamos algunos consejos para gestionar las emociones y dejar de querer hacerlo.

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No hay que querer agradar todo el tiempo.
Foto: Pxhere.

Seguro que más de una vez nos hemos cruzado con alguien que siente la necesidad deagradar a todo el mundo todo el tiempo, o en ocasiones esa persona hayamos podido ser nosotros mismos. Esto, puede resultar a corto plazo, no obstante, a largo, puede producir problemas de autoestima y vínculos que no son verdaderos con los demás. En ese sentido, las personas, en determinados momentos, necesitan valerse por sí mismas, defender sus opiniones, intereses y valores, y practicar la asertividad.

Consejos para dejar de querer agradar a los demás todo el tiempo

Según diversos expertos, querer agradar a los demás todo el tiempo es un signo de falta de independencia y de seguridad en uno mismo, además de ser algo muy perjudicial para la salud mental. Acá, algunos consejos para dejar de ser un pelele.

Basarse en los valores propios de cada uno. En ese momento, las personas usualmente dejan de lado sus propios valores para evitar cualquier conflicto que los deje mal. Por ello, antes de hacer eso, debemos basarnos en nuestros comportamientos, nuestros valores, nuestras ideas y planteamientos. Eso quiere decir que si alguien nos dice o nos pide algo que no va con ello, debemos optar por comunicarlo de manera asertiva.

¿Lo que piden que hagamos nos va a hacer felices? Debemos reflexionar si lo que nos piden hacer en ese momento va en sintonía con nuestras necesidades o voluntad. A veces simplemente hacemos las cosas para evitar quedar mal o conflictos con los demás y así agradarles.

Aprender a decir “no”: Muchos no son capaces de decirle “no” a las demás personas, ya que creen que podría ser percibido como una falta de respeto o como una agresión hacia alguien y así crear un conflicto de por medio. Aprender a decir “no” cuando no estamos de acuerdo nos permite defendernos y valorar nuestras necesidades o deseos en cualquier etapa de nuestras vidas.

No disculparse constantemente: La disculpa constante, incluso cuando no hemos hecho nada malo, es un símbolo de querer complacer a la otra persona y de falta de confianza en uno mismo. En cambio, debemos aprender a no sentir todo lo que hacemos, a controlarnos a nosotros mismos, a nuestro desempeño, a disculparnos solo cuando sea necesario y cuando realmente lo deseemos.

Realizar actividades a solas: Para aprender a actuar de manera autónoma podemos empezar a complacernos a nosotros mismos en nuestro tiempo de ocio. A veces las personas más inseguras se privan de hacer cosas por lo que puedan pensar los demás.

Analizar los sentimientos: Cuando analizamos nuestro mundo interno junto a nuestros sentimientos y emociones, nos permite conocernos mejor y saber qué es lo que queremos en el momento. Debemos analizar también el entorno en el que nos rodeamos, podemos empezar apuntando aquellos sentimientos del día a día en un cuaderno.

Acudir al psicólogo: Un psicoterapeuta puede ayudarnos a comprender y manejar nuestras emociones, así como estrategias para afrontar mejor los conflictos.

(El Comercio - GDA)

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