La Nación/GDA
Cuando las parejas se casan esperan estarlo por el resto de sus vidas, pero para miles de personas a veces esto no es así. El divorcio está a la vuelta de la esquina para muchas parejas que unieron legalmente sus vidas.
El matrimonio es en parte una cuestión de sacrificio, pero para algunos es demasiado esfuerzo y aparece el divorcio. Ante esto, ¿existen alertas que indiquen una separación es inminente? Un terapeuta matrimonial elaboró una lista de cinco etapas que muestran que una pareja está prácticamente en el camino del divorcio sin saberlo.
Identificar estos problemas es fundamental para poder hablar a tiempo las diferencias que pueden surgir entre dos personas. De lo contrario, existe un gran riesgo de que cada uno tome su propio camino para siempre.
Becky Whetstone, terapeuta matrimonial y familiar de Arkansas, Estados Unidos, explica que la primera etapa que debe tenerse en cuenta es la llamada “desilusión”. Se trata de una mentalidad en la que al menos una de las dos personas de la pareja no está contenta con el progreso de la relación. “Lo piensan y dicen: ‘Las relaciones tienen altibajos, ya veré cómo va esto y veré si mis sentimientos cambian’”, analizó Whetstone sobre algunas de las frases más comunes que utilizan las parejas al ir a una primera sesión de terapia.
Al no abordar el problema cuando surge se inicia la erosión de los cimientos del matrimonio, que es la segunda etapa antes del divorcio. Una vez que se instala ese sentimiento de desilusión, la mente divaga y se piensa en la idea de separarse. “Pueden hacer comentarios sarcásticos a su cónyuge, quejarse, adoptar una actitud agresiva o poner los ojos en blanco, pero sea lo que sea, queda entre ellos”, explicó el especialista.
Es entonces que se llega a la tercera etapa, en la que al menos una de las dos personas del matrimonio se desvincula emocionalmente de la situación. Algunos buscan pasatiempos para distraerse de los problemas del hogar y otros pueden llegar al extremo de pensar en una aventura extramatrimonial (o incluso llegar al punto de tener una).
“Se centran cada vez más en su infelicidad, ven cada pequeña cosa negativa y se vuelven más ciegos a las cosas que antes disfrutaban”, remarcó el terapeuta sobre los sentimientos que comienzan a generar infelicidad en la pareja. Lo que antes eran asuntos privados pueden filtrarse y los demás notan lo fría o poco emocional que se está volviendo la relación.
La cuarta etapa es la gota que colma el vaso. Puede ser algo pequeño o algo grande, de cualquier manera, en esta etapa la persona no puede tolerar más y dirá que necesita salir -o escapar- ya que no puede seguir fingiendo que todo está bien.
La etapa final para Whetstone es la muerte del matrimonio, pero eso no tiene por qué ser la muerte de la pareja.
En algunas circunstancias, puede significar la muerte del matrimonio tal como se había adoptado en un principio. En algunas parejas puede haber una segunda oportunidad si ambas partes están dispuestas a ver sus errores.
“La pareja no volverá a como eran las cosas antes, pero es posible que bajo las circunstancias adecuadas se pueda encontrar un futuro con su pareja”, concluyó el especialista sobre este problema que enfrentan muchas parejas.
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