Por Victoria Vera Ziccardi - La Nación / GDA
El concepto de inteligencia emocional está al alza en los intereses de los navegantes de Internet y redes y, de hecho, según análisis de datos realizados, solo en Estados Unidos se busca tres veces más que años atrás. Se trata de uno de los conceptos que más se empezaron a escuchar tras los movimientos sociales que promueven la salud mental, el bienestar y la apertura de los sentimientos y las emociones para expresarse íntegramente.
En concreto, la inteligencia emocional (IE) es la capacidad que tiene una persona para poder gestionar sus propias emociones y comprender las de quienes la rodean. Así, los individuos con IE alta son capaces de identificar cómo se sienten, qué significan esos sentimientos y cómo esas emociones impactan su comportamiento y, a su vez, en el de otras personas.
Esta habilidad se superpone con fuertes aptitudes interpersonales, especialmente en las áreas de gestión de conflictos y comunicación. “Poder atribuir el comportamiento de alguien a una emoción subyacente ayuda a gestionar las relaciones y a hacer que los demás se sientan escuchados”, informa Mental Health America, organización sin fines de lucro con más de 115 años dedicados a la promoción de la salud mental, el bienestar y la prevención de afecciones. Sucesivamente, se explica que, a nivel individual, ser consciente de los sentimientos es el primer paso para no dejar que estos lo controlen a uno y permitan avanzar con el día a día de manera productiva.
La regla 7-38-55 y su vínculo con la inteligencia emocional
Divulgada por primera vez por el psicólogo Albert Mehrabian de la Universidad de California en Los Ángeles en 1967, esta regla tiene como objetivo ponderar cuánto significado se comunica a través de métodos de comunicación verbal y no verbal. Establece que el 7% del significado se comunica a través de la palabra hablada, el 38% a través del tono de voz y el 55% a través del lenguaje corporal.
Tanto si se está negociando como hablando con una pareja, colega o familiar, aprender a utilizar la regla 7-38-55 en una conversación permite tener un intercambio más efectivo ya que el interlocutor se vuelve capaz de comprender lo que realmente está comunicando la otra persona y, también, a tener control sobre sus propios mensajes.
En síntesis:
- El 7% de las personas entiende un mensaje en función de las palabras elegidas.
- El 38% comprende a un otro basándose en la entonación de su voz.
- El 55% juzga la información basándose en el lenguaje corporal
La regla 7-38-55 se relaciona con la comunicación de las emociones y con el transcurso de los años que pasaron desde que Mehrabian reveló su fórmula, otros aprovecharon sus principios para explicar las formas en que los humanos comunican sus sentimientos.
Precisamente Chris Voss, ex principal negociador de rehenes del FBI, reveló que la teoría de Mehrabian le fue de ayuda en el campo de la investigación de la negociación. Tanto en una negociación comercial como en un proceso de negociación informal, las señales no verbales y los movimientos corporales terminan comunicando más que las palabras.
“El método se relaciona intrínsecamente con la psicología porque esta es una disciplina que estudia en profundidad recursos y habilidades como la empatía, la comprensión emocional y la capacidad de interpretar las señales no verbales en el desarrollo de relaciones saludables y la resolución de conflictos”, señala el licenciado en Psicología, Sebastián Ibarzábal (M.N. 42.413)
En adición, explica que no es lo mismo responder preguntas en el contexto de un examen final que responderlas en el marco de una juntada con amigos. “Si bien las palabras elegidas pueden ser las mismas, la entonación, el timbre, la postura corporal y los gestos probablemente sean muy diferentes. Lo cual revela el proceso interno que la persona está transitando en cada momento y cómo está evaluando cada situación”, dice.
Aunque considera que más que un método para aplicar es una regla que busca entender mejor todo lo que se pone en juego en la comunicación entre las personas. “Podría considerarse que ser consciente de cómo se comunica ayuda a pulir las formas y lograr un intercambio más eficiente y claro. Es esperable que los rasgos de carácter de las personas se manifiesten en cada interacción, más allá de que alguien tenga presente esta regla o no”, enfatiza.
Asimismo, resalta como esencial tener en cuenta que, si se busca una comunicación genuina, la autenticidad y la sinceridad son aspectos fundamentales por lo que “no se debe perder de vista la expresión auténtica de las emociones y pensamientos”.
Respecto de cómo tener una comunicación efectiva, la Escuela de Coaching EDPyN de España considera preciso intentar comprender el significado total de lo que nos dicen: contenido y sentimiento subyacente. Para lograrlo sugieren tener en cuenta tres bases que concuerdan con la regla 7-38-55:
- Cuán relevantes son las palabras que pronuncia una persona para el acto comunicativo.
- La importancia de los gestos, movimientos, postura corporal, ritmo de la respiración, coloración de la tez y contacto visual, entre otros elementos.
- La influencia del tono de voz, timbre, cadencia y volumen en el acto de comunicación.
Ibarzábal considera que la mejor manera de comunicar las emociones y pensamientos puede variar según la situación y las personas involucradas. Sin embargo, destaca la honestidad por sobre todas las cosas; “la empatía, la escucha activa y la comunicación clara suelen ser elementos fundamentales para un diálogo efectivo y saludable”, concluye.