The Conversation, por Sandra Pérez Rodríguez, José Enrique Layrón Folgado y Rafael Salom Borrás
Perder a un ser querido por suicidio es una de las experiencias más dolorosas y complejas a las que nos podemos enfrentar. Cada año deja un rastro de dolor en cientos de miles de familias en todo el mundo. Pero esta no es solo una tragedia individual, sino un evento que impacta profundamente a quienes quedan atrás: los supervivientes de una pérdida por suicidio.
¿Cómo se enfrentan a su duelo? ¿Es posible encontrar sentido en la pérdida?
Recientemente hemos publicado un estudio cualitativo en el que intentamos contestar a esas preguntas. El trabajo se llevó a cabo mediante entrevistas en profundidad con diez adultos españoles que habían perdido a un ser querido por suicidio. Los participantes voluntarios trataban de examinar sus vivencias más profundas, así como sus necesidades en el proceso de duelo.
Utilizando una herramienta especialmente diseñada para ello analizamos cómo los dolientes procesan su experiencia y construyen nuevos significados en sus vidas.
El duelo por suicidio: un proceso complejo y profundo
El duelo tras un suicidio presenta desafíos complejos y particulares, no compartidos por otros tipos de fallecimientos. Además del dolor de la pérdida los supervivientes se enfrentan a sentimientos de culpa, estigma social y a una profunda necesidad de comprender por qué ocurrió la tragedia.
En nuestro estudio identificamos que todos los participantes experimentaron una intensa angustia emocional, pero también mostraron una sorprendente capacidad de resiliencia. Es decir, de adaptarse a las adversidades y los traumas.

Uno de los hallazgos más relevantes fue la necesidad de expresar emociones, mencionada con gran frecuencia por los participantes. Muchos describieron la falta de espacios para hablar sobre su pérdida debido al tabú social que rodea al suicidio.
Sin embargo, aquellos que encontraron apoyo en asociaciones de supervivientes o grupos de duelo aseguraron contar con una mayor capacidad para afrontar su dolor.
Identificamos otros factores clave en el proceso de duelo por suicidio, ya señalados en trabajos previos y en otros llevados a cabo en Estados Unidos por el equipo de Robert Neimeyer, experto en duelo y coautor de nuestro estudio. Estos son:
- Emociones negativas intensas como culpa y desesperación.
- Crecimiento personal, madurez y cambio de valores tras la pérdida.
- Compasión y empatía, que permiten mostrar una mayor sensibilidad hacia el sufrimiento ajeno.
- Vínculo continuo con el fallecido a través de recuerdos y rituales.
- Defensa y activismo, que facilitan ayudar a otros con experiencias similares.
- Impacto duradero, pues la pérdida sigue afectando sus vidas.
- Estigma y rechazo social que dificulta hablar abiertamente del suicidio.
- Búsqueda de comprensión para intentar dar sentido a lo ocurrido.
- Cambio de identidad, por el que se redefinen tras la pérdida.
- Fortalecimiento espiritual tras encontrar apoyo en la conexión simbólica con el fallecido.
- Arrepentimiento y dudas, con preguntas sin respuesta y sensación de culpa.
- Transformación de la pérdida en propósito, que permite encontrar sentido en ayudar a otros.
Cabe decir que un porcentaje de los participantes (30 %) aseguró no haber encontrado sentido ni haber llegado a ninguna transformación tras la pérdida. Este es un dato similar al hallado en otro estudio previo llevado a cabo en Estados Unidos.

El camino hacia la reconstrucción del sentido
A pesar del sufrimiento, muchos supervivientes encuentran formas de reconstruir un sentido en sus vidas. En nuestro estudio identificamos varios patrones comunes en este proceso:
- Crecimiento personal. La pérdida llevó a los participantes a madurar, cambiar sus prioridades y desarrollar una nueva perspectiva sobre la vida.
- Compasión y altruismo. La experiencia de la pérdida impulsó a muchos supervivientes a involucrarse en el apoyo a otras personas en duelo. Así, se convirtieron en activistas y voluntarios en asociaciones de prevención del suicidio.
- Vínculos continuos con el fallecido. En lugar de superar la pérdida, muchos participantes mantuvieron una conexión simbólica con su ser querido a través de rituales, recuerdos y una sensación espiritual de cercanía.
¿Cómo podemos apoyar a los supervivientes de pérdida por suicidio?
Los resultados de nuestro estudio subrayan la importancia de crear espacios seguros donde los supervivientes puedan hablar abiertamente de su dolor sin temor al estigma.
El duelo por suicidio no es una experiencia que deba vivirse en silencio. Por ello, es fundamental que la sociedad, los profesionales de la salud y los gobiernos promuevan redes de apoyo efectivas.

Perder a un ser querido por suicidio es una de las experiencias más difíciles que alguien puede experimentar. Sin embargo, nuestro trabajo muestra que con el tiempo y el apoyo adecuado muchos supervivientes logran reconstruir sus vidas, y encontrar en ellas un nuevo propósito y significado. Para ello el apoyo debe ser cálido y validante, que les permita expresar el dolor sin temor a ser juzgados y que les acompañe desde el profundo reconocimiento de su carácter inigualable.
Aunque la presencia del ser querido perdido perdura en su recuerdo, estas personas también aprenden a seguir adelante acompañados por quienes aún están a su lado. Como nos trasladó uno de los supervivientes en un mensaje que consideramos muy revelador para el tránsito a través de este proceso: “La muerte lo destruye todo, pero no destruye el amor”.
Si usted es un superviviente de una pérdida por suicidio recuerde que no está solo. Hablar sobre su experiencia y conectar con otras personas que han vivido situaciones similares puede ser el primer paso hacia la reconstrucción del sentido.
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