Descubrí por qué el libro impreso todavía es una herramienta útil para el desarrollo cerebral

Las investigaciones realizadas por el Centro de Descubrimiento de Lectura y Alfabetización del Hospital de Niños de Cincinnati muestran evidencia sobre los beneficios potenciales de la lectura.

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Niño leyendo.
Foto: archivo

Por Carla Salvadori
En un mundo tan digital seguramente nos cuestionamos si los librosimpresos siguen siendo herramientas útiles a la hora de estimular el desarrollo de los niños. Ante el crecimiento vertiginoso de los contenidos multimedia, pantallas y dispositivos que evolucionan más rápido de lo que entendemos, ¿el libro todavía es un instrumento útil para el desarrollo cerebral? La respuesta es contundente: sí. Y gracias a investigaciones recientes, la ciencia puede convencernos con imágenes sorprendentes.

Las investigaciones realizadas por el Centro de Descubrimiento de Lectura y Alfabetización del Hospital de Niños de Cincinnati, son los primeros estudios en proporcionar evidencia neurobiológica sobre los beneficios potenciales de la lectura, así como los posibles daños del tiempo en pantalla en el desarrollo del cerebro de un niño en edad preescolar.

John Hutton —médico pediatra e investigador clínico y autor principal de la publicación— explicó que “durante los primeros cinco años de vida el cerebro está en pleno y rápido desarrollo, por lo cual alejar a los niños de las pantallas y leerles un libro durante estos años incrementa su desarrollo”. Así lo demuestran las imágenes obtenidas por una resonancia magnética especial aplicada en este estudio.

De modo gráfico: en la primera imagen vemos el cerebro de un niño en edad preescolar a quien sus cuidadores le leen frecuentemente. Las áreas rojas en esta exploración muestran un crecimiento en la materia blanca organizada en las áreas de lenguaje y alfabetización del cerebro, áreas que apoyarán el aprendizaje en la escuela.

Las áreas rojas muestran el aumento en la materia blanca organizada en los centros de lenguaje del cerebro.
Las áreas rojas muestran el aumento en la materia blanca organizada en los centros de lenguaje del cerebro.

En la segunda imagen observamos el cerebro de un niño también de edad preescolar que pasa un promedio de dos horas al día jugando con pantallas.

El azul muestra el subdesarrollo y la desorganización enormes de la materia blanca de un niño en edad preescolar que usa pantallas (televisión, tabletas, celulares, etc.)
El azul muestra el subdesarrollo y la desorganización enormes de la materia blanca de un niño en edad preescolar que usa pantallas (televisión, tabletas, celulares, etc.)

El azul muestra el subdesarrollo y la gran desorganización de la materia blanca en las mismas áreas necesarias para apoyar el aprendizaje en la escuela.

“Los niños que tienen experiencias más estimulantes y que organizan su cerebro, tienen una gran ventaja cuando llegan a la escuela, sin embargo, para aquellos que llegan con rezago, será mucho más difícil alcanzarlos”, manifestó Hutton.

Materia blanca.

La investigación utilizó un tipo especial de resonancia magnética llamada imágenes de tensor de difusión, para examinar la materia blanca de 47 niños sanos, de entre tres y cinco años que aún no habían comenzado la etapa preescolar.

La materia gris del cerebro contiene la mayoría de las células cerebrales que le dicen al cuerpo qué hacer. La materia blanca está compuesta de fibras, típicamente distribuidas en haces llamados tractos, que forman conexiones entre las células cerebrales y el resto del sistema nervioso.

El aumento y la organización de la materia blanca son fundamentales para la capacidad del cerebro para comunicarse a través de sus diversas partes, lo que aumenta su funcionalidad y capacidad de aprendizaje. Sin un sistema de comunicación bien desarrollado, la velocidad de procesamiento del cerebro se ralentiza y el aprendizaje sufre.

“Los niños nacen con más neuronas de las que tendrán en su vida, esencialmente son una pizarra en blanco”, dijo el investigador. “Dependiendo de qué tipo de estimulación tenga el niño con quienes lo cuidan (que le hablen, que lo estimulen, que le lean), se reforzará —o no— las conexiones entre estas neuronas”.

La experiencia así “conecta” esos vínculos en el cerebro, pero cualquiera que no se use bien, es podado por el cerebro y se atrofia.

“Y aunque el cerebro puede cambiar y aprender a todas las edades, es mucho más eficiente en los primeros cinco años, por eso que esas experiencias de la primera infancia son tan importantes”, remarcó.

Pruebas cognitivas.

Además de los escáneres cerebrales, a los niños también se les realizaron pruebas cognitivas.

Cuando se trataba del tiempo en pantalla, los niños que usaban pantallas más de una hora al día tenían habilidades emergentes de alfabetización más pobres, menos capacidad para usar el lenguaje expresivo y obtuvieron menos calificaciones en la capacidad de nombrar objetos rápidamente.

En contraste, los niños que con frecuencia leen libros con sus cuidadores obtuvieron mejores puntajes en las pruebas cognitivas.

“Encontramos esencialmente los efectos opuestos del tiempo en pantalla”, dijo Hutton.

“Pero parece estar muy localizado en el tipo de lenguaje clásico y pistas de imágenes que son más directamente relevantes para la lectura”.

El tiempo en pantalla, por otro lado, se interpone en el camino de otras actividades que solo leer, “como utilizar juguetes, usar la imaginación y salir a la calle; esto “interfiere con todo tipo de actividades que beneficiarían diferentes partes del cerebro que no solo están relacionadas con la lectura”.

“Lo que realmente parecía hacer la diferencia, al menos basado en este análisis, es simplemente estar ahí y hacerlo, leerle a tu hijo regularmente”, dijo Hutton.

“Y, para mí, eso le quita mucha presión a los padres para encontrar el libro perfecto. Simplemente sigue leyendo de una manera amorosa y constante”, añadió.

Cómo leerle a un niño en edad preescolar.

No existe una “mejor” forma de leerle a un niño. Sin embargo, la investigación proporciona determinados consejos sobre lo que puede funcionar mejor para involucrar y atraer al pequeño a amar los libros y la lectura.

El Instituto Nacional de Alfabetización reunió estas sugerencias basadas en la ciencia que incluyen:

1) Empezar desde el nacimiento del niño, hablando con él y respondiendo a los intentos que hace para “hablar”.

2) Cantar la canción del abecedario.

3) Hacer que el niño use su imaginación e invente historias. Para esto vale hacerle muchas preguntas sobre esos cuentos inventados.

4) Elegir libros con personajes interesantes e interpretar sus personajes con diferentes acentos y voces es algo que captará la atención del pequeño.

5) Hacer que el niño señale dibujos y palabras del libro y repetirlos.

6) Lo más importante para todos: ¡Divertirse!

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