El Tiempo/GDA
Los pacientes con trastorno déficit de atención e hiperactividad, conocido también por la sigla TDAH, pueden experimentar síntomas más intensos cuando tienen desbalanceada la hormona del estrés. Así lo determinó una reciente investigación de la Universidad de la Sabana.
Imagine un vaso con jugo de maracuyá, la bebida tiene un sabor determinado, entre ácido y dulce. Ahora imagine que le pone hielo, la cantidad de cubos que agregue puede cambiar la experiencia. Si le agrega unos cinco cubos, el jugo se enfría más rápido y se percibe menos dulce o menos ácido; si tiene solo dos o nada pasará lo contrario.
Con el cortisol, una hormona que producen los humanos en respuesta a situaciones estresantes, sucede algo similar. La cantidad de este en el cuerpo cambiará radicalmente la experiencia vital de la persona.
Ahora, imagine vasos de distintos tamaños y formas, aún si todos tienen la misma cantidad de hielo no todos enfriaran o sabrán igual. En las personas, las variaciones genéticas de base representan un factor diferencial en los efectos que tiene esta hormona en los individuos. Por ejemplo, para las personas que padecen el Trastorno por Déficit de Atención (TDAH) –un diagnóstico que se caracteriza por síntomas conductuales como la hiperactividad, distracción, entre otros– los niveles de cortisol son diferentes.
Así lo demostró el estudio titulado "Efectos moderadores de la impulsividad y el cortisol matinal sobre la relación genotipo-fenotipo del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adultos jóvenes" publicado por Nicolás Garzón Rodríguez y María Fernanda Quiroz Padilla, profesores de la Facultad de Psicología y Ciencias del Comportamiento de La Universidad de La Sabana, que partió de 30 variantes genéticas que están relacionadas con el TDAH.
Para lo anterior, se recurrió a una muestra de 120 adultos entre 18 y 24 años, a quienes se les hicieron dos mediciones de sus niveles de cortisol matutino: la primera, al despertar y, la segunda, tras los primeros 30 minutos. Esto para evaluar los rasgos de impulsividad motora. El objetivo era entender cómo estos factores influyen en la relación entre las características genéticas y los síntomas del trastorno.
“El aumento de la hormona no solo está relacionado con el estrés, también se ha vinculado a problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión. Por esto es importante entender cómo el cortisol afecta nuestro bienestar y buscar formas de manejar el estrés para mantener un equilibrio saludable”, explica el investigador Nicolás Garzón.
En el caso de los jóvenes adultos con TDAH, esta hormona interactúa con factores genéticos, endocrinos y conductuales. Y, cuando los niveles no están en equilibrio, crea el cóctel perfecto para afectar las interacciones sociales, el rendimiento en el trabajo y el desempeño académico.
Según expertos, un aumento de esta hormona hace que las personas experimenten dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos frecuentes o un sueño poco reparador, lo que conduce a una sensación de fatiga crónica y somnolencia durante el día.
De la comprensión al cambio
Para quienes padecen este tipo de diagnósticos las actividades cotidianas pueden ser más retadoras. Concentrarse en clase, estar en largas jornadas laborales o incluso el trabajo conjunto con personas neuro normativas.
Por esto, los expertos sugieren que la ciencia está llamada cada vez más a indagar a profundidad y generar impacto tangible para la sociedad, es decir, el futuro está en la interdisciplinariedad.
Finalmente, aunque los mismos expertos explican que esto es a penas el comienzo, el estudio representa ese primer paso a la comprensión de un fenómeno que impacta al 8,8 % de la población mundial.
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