"Earworm" o gusano auditivo: por qué a veces no podés sacarte determinada canción de la cabeza

Lo que en un momento parece lo más divertido de la música, puede llegar a irritar. Acá, algunas razones por las que los gusanos auditivos nunca te abandonarán.

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A veces una canción se te mete en la cabeza y no se quiere ir.
Imagen: Needpix.

Melinda Wenner Moyer - The New York Times
Las investigaciones sugieren que las canciones pegadizas que se te quedan grabadas en la cabeza —lo que coloquialmente se conoce como "earworms" o gusanos auditivos— son comunes y pueden "afectar" a la gente diariamente. “Algunas personas van por ahí con música en la cabeza constantemente”, comenta Ira Hyman, psicólogo que estudia este fenómeno en la Universidad de Western Washington.

Los científicos no terminan de entender por qué es tan difícil librarse de los gusanos auditivos. Pero algunas canciones son más propensas que otras a instalarse en nuestras cabezas. Y la propensión a atraparlas puede depender de lo que hayas escuchado recientemente y de lo que estés haciendo. Esto es lo que se sabe.

¿Qué provoca un gusano auditivo?

Probablemente no te sorprenda que las canciones que se introducen en nuestro cerebro suelan ser canciones que hemos escuchado recientemente.

Callula Killingly, investigadora postdoctoral que estudia los gusanos auditivos en la Universidad Tecnológica de Queensland, en Australia, dice que también es posible tener un gusano auditivo después de escuchar una palabra o un sonido, o incluso de vivir una situación, que nos recuerde a una canción en concreto.

Tal vez alguien menciona a Joaco de Piedras Blancas, y de pronto te encontrás tarareando “El traje del PSG”. O te comés una hamburguesa que tiene un sabor muy parecido a la que te comiste justo en un concierto de La Vela Puerca, y de repente estás cantando “Zafar”. Pero no esperes entender, al menos no siempre, qué es lo que originó ese gusano auditivo.

¿Hay canciones que se pegan más que otras?

Los estudios sugieren que las canciones con ritmos más rápidos (o notas más largas y sostenidas, como “I Will Always Love You” de Whitney Houston), tienen más probabilidades de quedarse grabadas en la cabeza.

Cuanto más oímos una canción, más probabilidades tenemos de empezar a cantarla internamente. Sin embargo, según Hyman, las canciones solo suelen sonar cuando se realizan determinadas actividades. En un pequeño estudio con 16 estudiantes universitarios, por ejemplo, los investigadores les hicieron escuchar una canción muy conocida. Al día siguiente, los investigadores les preguntaron en qué circunstancias les había venido la canción a la cabeza, si acaso lo había hecho. Las canciones aparecían con más frecuencia cuando los participantes realizaban tareas que suelen hacer que la mente divague.
 
Estas actividades pueden ser caminar, ducharse o lavar los platos, ilustra Hyman. Pero las tareas más difíciles, como un rompecabezas o los deberes escolares, también pueden hacer que la mente divague. La razón podría ser que tenemos más espacio en el cerebro para dedicar a los gusanos auditivos cuando no estamos totalmente concentrados en la tarea que tenemos entre manos, como podría decirte cualquier estudiante de secundaria que intenta hacer los deberes de matemáticas.

A veces es demasiado fácil crear las condiciones adecuadas para un gusano auditivo, cuenta Hyman. Sus colegas le cantaron justo antes de que él se fuera de su lugar de trabajo el (bastante molesto) hit del año 2000 “Who Let the Dogs Out” para que se le quedara grabada en la cabeza. Y funcionó. “Les pedí que no lo hagan más, que los odiaba por haber hecho eso’”.

¿Cómo me saco una canción de la cabeza?

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A veces uno se encuentra tarareando una canción que odia.
Imagen: Needpix.

A veces, los gusanos auditivos son agradables. Pero otras veces pueden ser muy molestos. Por suerte, los estudios sugieren que hay algunas formas de librarse de ellos.

Mascar chicle puede ser una opción. En un estudio publicado en 2015, los investigadores hicieron que 18 estudiantes universitarios escucharan una canción popular y luego les pidieron que intentaran no pensar en la canción durante tres minutos. A la mitad de los participantes se les dio chicle para que lo masticaran “enérgicamente” durante los tres minutos y a la otra mitad no. Los participantes que masticaban chicle tenían menos probabilidades de oír la canción en su cabeza.

Por supuesto, se trata solo de un pequeño estudio, por lo que se necesita más investigación para comprender cómo (o incluso si en verdad) mascar chicle ayuda a eliminar los gusanos auditivos existentes.

Dado que los gusanos auditivos tienden a proliferar cuando nuestra mente está desocupada, también puede ser útil ponerse en un estado mental diferente, por ejemplo, entrar en una situación social ligeramente estresante.

“Hablá con alguien a quien no conozcas muy bien”, recomendó un psicólogo: “Si ahora yo tuviera un gusano auditivo y hablara con alguien a quien no conociera del todo, probablemente me libraría de ese gusano”.

Y si justo tenés un gusano auditivo que te resulta especialmente molesto, siempre puedes intentar sustituirlo por otro más agradable. "Escuchá una canción que te guste mucho", recomendó Hyman.

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