Por Ana Abbona Santín.
La historia de la humanidad y nuestro propio conocimiento abunda en ejemplos de personas inspiradoras y admirables, que han tenido que soportar y dejar atrás situaciones inmensamente desafiantes, dolorosas y tristes.
La capacidad que comparten estos individuos ha sido definida hace relativamente poco tiempo por el neurólogo, psiquiatra, psicoanalista y etólogo francés Boris Cyrulnik. Se trata de la resiliencia.
El célebre profesional ha escrito que la resiliencia define el resorte de los que, habiendo recibido un golpe, han podido sobrepasarlo. Se trata de aquello que permite a una persona enfrentar y superar situaciones difíciles y adversidades. Es la habilidad de adaptarse y recuperarse ante los distintos desafíos de la vida.
Sin embargo, tal como han señalado algunos expertos, no se trata de un remedio infalible o de un estado que debemos alcanzar, sino que es un camino que debemos recorrer y que está apoyado en ciertas fortalezas y destrezas que los seres humanos poseemos y que también podemos ejercitar.
Una de ellas es la competencia social: se trata de tener la capacidad para establecer vínculos personales que sean efectivos, satisfactorios y que estén ajustados a la cultura en la que cada persona e desenvuelve.
Otra fortaleza que puede incluirse en esta lista es la capacidad resolutiva. En este caso, se trata de la habilidad de intentarlo una y otra vez hasta encontrar el camino correcto hacia la solución, articulando todos los conocimientos y la información que han sido adquiridos a lo largo de la vida y sumando la creatividad que se necesite para superar los obstáculos que se vayan reconociendo en el proceso.
La autonomía, es otro de los componentes de la resiliencia. Esta habilidad se define como el saber diferenciarse uno mismo del problema y del entorno, manteniendo distancia emocional y física sin caer en el aislamiento.
El sentido de propósito y de futuro, es la quinta habilidad. Esto se refiera a poseer la motivación y las aspiraciones que se necesitan para afrontar las diversas dificultades y para reponerse frente a las frustraciones. Esta característica se asocia con la esperanza y el optimismo.
Cinco claves para ser resiliente.
¿Qué cualidades comparten las personas resilientes? Por lo general, suelen tener cualidades tales como por ejemplo: la adaptabilidad al cambio, la perseverancia, la autoconfianza, la habilidad de tomar decisiones, la empatía y la capacidad de buscar ayuda en situaciones difíciles. También se caracterizan por tener la capacidad de aprender de sus experiencias.
Con miras a desarrollar tu resiliencia —lo que implica analizar tu realidad, reflexionar sobre tus capacidades y tomar acción para transformarte e incidir en tu destino— comparto cinco consejos:
1) Mantené una actitud optimista. Enfocate en lo que puedes controlar, identifica tus herramientas personales y buscá el lado positivo de las situaciones difíciles.
2) Aprendé de tus errores. En lugar de culparte o darte por vencido, reconocé las acciones que podés realizar en forma diferente en el futuro y seguí adelante.
3) Rodeate de personas que te inspiren. Las personas fuertes, positivas y valientes que te rodean e intercambian experiencias contigo, son una gran fuente de fortaleza y motivación cuando enfrentás algún desafío.
4) Cuidá tu cuerpo y tu mente. Descansar lo suficiente, comer bien, hacer ejercicio y cuidar de tus necesidades emocionales para mantenerte fuerte y resistente es imprescindible.
5) Buscá ayuda cuando la necesites. No tengas miedo de pedir ayuda cuando sientas que tus circunstancias te abruman o necesitás apoyo. Hay muchos recursos disponibles para ayudarte a superar los momentos difíciles.
Ana Abbona Santín
Especialista en Entrenamiento Cognitivo, creadora de Programa rejuveneate.
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