El cerebro, la alegría y la esperanza: cómo cultivar esta emoción y tres desafíos para resolver

Consejos para cultivar la esperanza, una emoción que levanta el ánimo y reduce el estrés.

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Felicidad.
Foto: Pixabay

Muchas de nuestras expresionescoloquiales provienen de la mitología grecolatina. Es el caso de la frase “la esperanza es lo último que se pierde”, que tiene su origen en la historia de la caja de Pandora.

Cuando buscamos una definición de esperanza, nos encontramos con la descripción de una emoción positiva y luminosa que experimentamos cuando aquello que deseamos parece alcanzable.

Los estudios han demostrado que la esperanza está relacionada con la felicidad, la alegría y la satisfacción. Cuando nos sentimos esperanzados, nos sentimos bien, mejora nuestro estado de ánimo, se reduce el estrés y aumenta la resiliencia. Cuando creemos que algo es posible, es más probable que tomemos medidas para lograrlo. La esperanza nos da la fuerza y determinación que necesitamos para superar los obstáculos y alcanzar metas. La esperanza nos da también un sentido de propósito y significado que puede ayudarnos a superar incluso los momentos más difíciles.

En resumen, nos gusta sentir esperanza porque nos hace sentir bien, nos motiva a actuar, y nos da un sentido de propósito. Es una fuerza poderosa que ayuda a superar cualquier obstáculo y a crear una vida mejor para nosotros mismos y para los demás.

Ahora bien, en condiciones ideales, sería natural sentirnos esperanzados. Pero, lamentablemente, no siempre es así. A veces tenemos que proponernos conscientemente el ejercicio y la puesta en práctica de esta emoción.

Los especialistas nos dan algunos consejos para cultivar la esperanza:

• Practiquemos la gratitud: Dediquemos unos minutos cada día a reflexionar sobre las cosas por las que estamos agradecidos, sin importar cuán pequeñas sean. Esto nos enfoca en lo positivo y apreciamos lo bueno en nuestra vida.

• Seamos optimistas: Tratemos de ver el lado bueno de las situaciones, incluso cuando son difíciles. Confiemos en que las cosas mejorarán y que podremos superar los obstáculos.

• Apelemos a la amabilidad: Seamos amables con nosotros mismos y con los demás. Hagamos algo bueno por alguien cada día, incluso si es algo pequeño. Esto nos hará sentir bien y nos conectará con los demás.

• Pongamos manos a la obra: No esperemos a que las cosas sucedan por sí solas. Tomemos medidas para alcanzar nuestras metas y sueños. Incluso los pequeños pasos pueden marcar una gran diferencia.

• Ejercitemos la paciencia: A veces, aquello que deseamos no llega con la rapidez que quisiéramos. Saber esperar es un arte, y mientras esperamos tenemos que seguir adelante.

Tomemos nuestro tiempo para disfrutar del proceso y para apreciar los diferentes sentimientos y reflexiones que nos acompañan mientras descubrimos la esperanza en nosotros. Esto nos inspirará para seguir adelante.

Confiemos en nosotros mismos.

Al tomar la decisión de poner la atención en nuestra capacidad de sentir esperanza, descubriremos nuestros recursos personales, reconoceremos las herramientas que hemos utilizado en el pasado para lograr nuestros objetivos y superar dificultades.

La esperanza se comparte y se contagia. Podemos retroalimentar esta emoción cooperando con amigos y familiares.

Por último, no debemos olvidar que más allá de nuestra necesidad de alimentar nuestros sueños y deseos, hay que mantener los pies en la tierra reconociendo los retos y obstáculos que se nos presentan.

Debemos mantener el equilibrio entre estos dos conceptos, ya que la esperanza sin realismo puede conducir a la ingenuidad o la desilusión, mientras que el realismo sin esperanza puede derivar en el cinismo o la resignación.

Se trata de enfrentar las diversas circunstancias de nuestra vida sin ignorar las dificultades, evaluando nuestras chances, analizando los riesgos y desarrollando estrategias para alcanzar el éxito.

Así, nuestra esperanza se fortalece. Sabemos que el éxito no es un golpe de suerte, sino el resultado del esfuerzo, la planificación y la confianza en nosotros mismos.

Desafíos

1. Si las agujas de un reloj se superponen exactamente a las 12:00 del mediodía, ¿cuánto tardará hasta que superpongan de nuevo?

2. El doble de un número más su mitad es 30. ¿Cuál es el número?

3. Encuentra 3 números consecutivos que sumen 72.

Respuestas                                                                                          
1. 65 minutos (a las 13:05 horas).

2. 12.

3. 23 + 24 + 25.

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