Catherine Pearson/New York Times
En un video de TikTok que tuvo más de seis millones de reproducciones, Kati Morton, terapeuta matrimonial y familiar de Santa Mónica, California, enumera signos que, considera, son indicios del “síndrome de la hija mayor”.
Entre ellos: un intenso sentimiento de responsabilidad familiar, tendencias a agradar a las personas y resentimiento hacia sus hermanos y padres. En X, una publicación viral pregunta: “¿Eres feliz o sos la hermana mayor y también una niña?”.
Las hijas primogénitas tienen un momento de fama, al menos online, con memes y artículos de opinión que las tildan de responsables y las asocian con que muchas veces se les suele sacar ventaja dada su bondad. Pero incluso los profesionales de la salud mental como Morton, la más joven de su familia, advierten acerca de los riesgos de darle demasiada importancia al orden de nacimiento y a la idea de que moldea la personalidad o los resultados a largo plazo.
Al respecto hay opiniones encontradas. “Algunas personas dirán que el orden de nacimiento lo significa todo; otras estiman que no hay pruebas suficientes”, dijo Morton, señalando que el síndrome de la hija mayor, que no se considera un diagnóstico de la salud mental, puede tener que ver tanto con las normas de género como con el orden de nacimiento. “Todos buscan entenderse a sí mismos y sentirse comprendidos. Y esta es solo otra página de ese libro”.
El orden de nacimiento
Muchos desconocemos los estereotipos: los primogénitos son fiables y suelen alcanzar grandes logros; los hijos del medio son sociables y rebeldes (y suelen ser a los que menos atención se les presta); los más pequeños son encantadores y manipuladores.
De hecho, estudios han encontrado una asociación entre el rol que tiene una persona dentro de su familia y los resultados que alcanza en la vida: entre ellos, los educativos y los relacionados al coeficiente intelectual como también una mayor tolerancia al riesgo financiero e incluso la participación en deportes de riesgo.
Pero, muchas investigaciones se han centrado solo en un momento particular de la vida, comentó Rodica Damian, psicóloga de personalidad social de la Universidad de Houston. Esto significa que los hermanos mayores pueden haber parecido ser más responsables o incluso más inteligentes simplemente porque eran más maduros que sus hermanos menores, opinó la experta. Sin embargo agregó: “Los tamaños de las muestras de los estudios realizados acerca del orden de nacimiento han sido relativamente pequeñas”.
En análisis más amplios, el vínculo entre el orden de nacimiento y los rasgos de personalidad parecen mucho más débiles. Un estudio realizado en 2015 que analizó a más de 20.000 personas en Alemania, el Reino Unido y EE.UU., no encontró ningún vínculo entre el orden de nacimiento y las características de personalidad, aunque los investigadores demostraron que había evidencia de que los niños mayores tienen una ligera ventaja en el coeficiente intelectual. Damian trabajó en un estudio diferente a gran escala, publicado en 2015, que incluyó a más de 370.000 estudiantes de secundaria de los EE.UU. Durante el análisis encontró ligeras diferencias en relación con la personalidad y la inteligencia de los hermanos mayores respecto a los menores, pero “estas disparidades eran tan pequeñas que no tenían sentido”, dijo la psicóloga.
Además, admitió que ciertas prácticas como la herencia de propiedades o de negocios, que suelen recaer en el primogénito, podrían afectar la forma en que el orden de nacimiento influye en la dinámica familiar y los roles de los hermanos. Aun así, no es posible convencer a algunas personas que insisten en que su orden de nacimiento ha predestinado su papel en la familia.
Después de la publicación de su estudio, Damian fue entrevistada en un programa de radio y los oyentes estuvieron encantados de decirle cuán sesgados estaban sus hallazgos.
“Había gente que decía: ´Estás equivocada, soy primogénito y más concienzudo que mis hermanos´. Otros manifestaron lo contrario: ´Estás equivocada, soy el hijo del medio y mucho más concienzudo que mis hermanos´”, contó la experta. Sara Stanizai, terapeuta matrimonial y familiar de Long Beach, California, dirige un grupo virtual con reuniones semanales, donde los participantes reflexionan sobre cómo creen que su orden de nacimiento los ha afectado y actualmente se ve implicado en sus vidas románticas, amistades y carreras profesionales.
El programa se inspiró en la experiencia de Stanizai como hija mayor de una familia afgana-estadounidense, en la cual se sentía “parentificada” y “demasiado responsable” de sus hermanos, en parte porque era mayor y en parte porque era una niña.
Si bien Stanizai reconoció que la investigación sobre el orden de nacimiento es variada, la considera una herramienta útil para que muchos de sus pacientes puedan reflexionar sobre su orden de nacimiento y saquen conjeturas acerca de cómo creen que esto moldeó su vida familiar y particularmente si se sintieron limitados o agobiados por ciertas expectativas.
Sus grupos de terapia dedican tiempo a reflexionar sobre preguntas tales como: ¿cómo me ve mi familia? ¿cómo me veo a mí mismo? ¿Podemos hablar de discrepancias en nuestros puntos de vista y de cómo dan forma a la dinámica familiar? Por ejemplo, un hermano mayor podría señalar que suele ser él quien planifica las vacaciones familiares. Un hermano menor podría manifestar que a menudo se siente presionado a aceptar lo que quiera el resto del grupo.
Los expertos reconocieron que más allá de que hubiera o no evidencia acerca de que el orden de nacimiento determina los rasgos de personalidad, no es algo que venga al caso.
“Creo que la gente simplemente busca significado y comprensión de sí misma”, dijo la Stanizai.
“Horóscopos, orden de nacimiento, estilos de apego, son solo algunos ejemplos. La gente simplemente busca un conjunto de palabras clave y formas de describir sus experiencias”, finalizó la psicóloga.