O Globo / GDA
La discusión sobre el burnout y sus efectos es común entre quienes ocupan altos cargos en el mundo empresarial, o que ya tienen un perfil de adicto al trabajo. El agotamiento emocional, los apagones de memoria y la dificultad para concentrarse son algunos de los síntomas clásicos que pueden provocar un colapso. Pero ahora está ganando impulso un nuevo diagnóstico, realizado a partir de estudios del psiquiatra Timo Schiele y del psicoterapeuta Bert te Wildt, ambos alemanes, iniciados en 2021: el burnon.
Según los expertos, el síndrome, "primo" del agotamiento, que ya fue reconocido hace dos años como enfermedad profesional por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una advertencia de que algo anda mal. Y puede, en el futuro, generar graves consecuencias.
“Están conectados, pero la diferencia es la fase de agotamiento en la que nos encontramos”, explica Caroline Garrafa, neurocientífica de la Santa Casa de Misericordia de São Paulo. “El cerebro está en constante estado de alerta y el cortisol, la hormona del estrés, se encuentra en niveles elevados en el cuerpo. La persona sigue funcional, opera en piloto automático y es hiperproductiva, sin darse cuenta de que ha superado los límites”.
Eso es lo que le pasó a la ingeniera de software Nathalia Alpino, de 37 años, durante las primeras semanas de trabajo en una pequeña empresa de materiales de construcción en Franca, interior de São Paulo, en 2018. “Me puse la camiseta y pensé como dueño del negocio”, recuerda.
Con el paso del tiempo hubo exceso de horas extras, deberes diferentes a los pactados e imposiciones poco ortodoxas por parte del exjefe, como recibir un salario inferior en la tarjeta de trabajo. “Me di cuenta de que algo andaba mal porque no quería hacer nada más, ni hablar con nadie, comencé a aislarme. En ese momento, intenté conciliar el trabajo y la universidad, pero no funcionó. También desarrollé atracones”, dice.
La vida, sin embargo, siguió su curso: Nathalia se despertó a las 6 de la mañana, fue a trabajar y sólo regresó a casa tarde en la noche. Cuando quedó embarazada, tomó la baja por maternidad y, al regresar, fue “obligada” a renunciar. Entendió que este era el final del camino. "Tuve depresión posparto y, incluso sin haber sido diagnosticada, estoy segura de que experimenté burnon".
Con la terapia al día, un nuevo trabajo y priorizando su familia y su salud, Nathalia está tomando precauciones para que el episodio no vuelva a ocurrir. Otra diferencia esencial entre burnout y burnon es que este último es una enfermedad crónica que va más allá de las paredes de la oficina y afecta a todos los ámbitos de la vida. “Son señales sutiles y pueden confundirse con dedicación y compromiso. Hay un abandono del cuidado personal y un descontento generalizado”, afirma la psicóloga Rejane Sbrissa. Burnon, continúa, es una depresión enmascarada. "La persona no parece sentirse extremadamente cansada".
Mariana Fioravanti, de 36 años, dirige su propia empresa, una agencia de influencers digitales y trabaja como publicista, notando las “señales de alerta” cuando cometía un error en una tarea. “Sólo quería llorar y pensé en lo agotada que estaba, pero no podía parar”, recuerda. “Estaba sufriendo, no hacía lo mejor que podía, pero seguí asistiendo a reuniones, respondiendo correos electrónicos y cumpliendo con mis deberes”. Para reducir el ritmo y ver todo con mayor claridad, buscó ayuda en el yoga y la terapia de atención plena. “Estoy haciendo un cambio clave para encontrar el equilibrio. Quiero priorizarme a mí mismo”.
Para la responsable de Personas y Gestión de Lean It, Samantha Padilha, es fundamental ofrecer formación y capacitación para que los líderes puedan identificar signos de agotamiento mental y gestionar el estrés del equipo.
“Para evitar que el burnon evolucione hacia el burnout, es fundamental mantener una comunicación abierta, con comentarios constructivos, animando a los empleados a expresar sus inquietudes. Ser vulnerable es un acto de valentía”, afirma.
La búsqueda de calidad de vida –entender que la profesión es parte, pero no el todo– ayuda en el proceso. “Hay ocio, cuidado de la salud corporal y mental, familia, religiosidad, cultura y arte. Muchas dimensiones que complementan la vida”, garantiza el psiquiatra Pérsio de Deus. Que los buenos vientos del nuevo año garanticen más placeres y autocuidado.
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