La psicóloga Fanny Berger hace décadas que viene practicando su profesión, además de su labor como divulgadora (columnas en radio, conferencias, libros). Hace unos años, empezó a notar que a menudo sus pacientes expresaban el deseo de llegar a solucionar algunos temas más bien prácticos -no tanto cuestiones profundas de carácter- en un lapso de tiempo un poco menor a lo que habitualmente se da en los procesos de terapia.
Cuando la pandemia arribó con sus restricciones y temores, esos planteos cobraron un cariz más urgente. Además, no se le escapaba que los distintos tipos de “coaches” comenzaban a tener cada vez más protagonismo en cuestiones de asesoramiento personal y psicológico. ¿Qué hacer? Bueno, dicen que si no puede contra el “enemigo”, lo mejor es unirse a él. Vaya uno a saber si eso será verdad, pero hay muchos casos en los que se ha constatado que incorporar experencias y métodos de nuevos actores en un sector determinado puede ser beneficioso. A veces, las innovaciones pueden originarse en los lugares menos esperados.
Antes de la pandemia, las razones por las que uno a veces se salteaba una sesión de terapia podían ir desde el temor a enfrentarse a traumas psicológicos que empezaban a aparecer paulatinamente en las conversaciones, a la vergüenza de ser estigmatizado como alguien “problemático”. También, que las sesiones de terapia convencionales insumen una considerable cantidad de tiempo y -sobre todo- recursos financieros. O, además, lo que uno de los personajes de la oscarizada película "Belleza americana" (1999) decía, algo así como que nunca había que subestimar el poder de la negación. Esta puede tener un considerable dominio sobre algunas de nuestras acciones o posturas.
La llegada del coronavirus fue, para Berger, la confirmación de que era hora de probar otro enfoque. Pero la génesis de Empatika, el emprendimiento de lo que ella denomina “psicología resolutiva”, tuvo un componente mucho más pragmático. “Me daba cuenta que muchas veces las personas que tenían que tomar decisiones de vida importantes, como laborales o afectivas, y no se animaban. Quien estaba en una encrucijada (“¿Acepto la oferta laboral de otra empresa y dejo atrás todo lo que construí en esta?”) a veces se paralizaba ante la incertidumbre que le deparaba el futuro.
Berger empezó a pensar en cómo elaborar un enfoque que tratara de lidiar con ese tipo de dilemas y -al mismo tiempo- tomar en cuenta algunas de las secuelas sociales que dejó la pandemia, como el teletrabajo, la medicina a distancia y las cada vez más frecuentes mediaciones entre personas, como Whatsapp y las videollamadas.
Empatika, entonces, es una técnica basada en esa psicología resolutiva mencionada, que se aplica en sesiones online, con una duración de aproximadamente 40 minutos y que apunta a que uno pueda tomar esa decisión que le plantea ciertos temores o inseguridades, sea en una dirección u otra. Al ser online y de una duración más breve que la hora que habitualmente se destina a una sesión de terapia, Empatika ofrece a quien necesite, un trayecto más práctico y cómodo. Al menos así lo razona la profesional. “Por ejemplo, para quien vive en otros departamentos más alejados de Montevideo, puede ser una opción. O quien viaja a menudo. O incluso aquellas personas que, por la razón que sea, desean mantener a la familia o a la pareja fuera de ese espacio de consulta”.
Pero además hay otro factor señalado por Berger como relevante para quien esté buscando algún tipo de ayuda para tomar una decisión de grandes implicancias, como cambiar de trabajo, de carrera o de pareja, por poner algunos casos. La terapia convencional, agrega Berger, “implica que hay que comprometerse a largo plazo, es un proceso (ver más abajo)”. En cambio, Empatika es un camino mucho más corto y con una actitud más de “palo y a la bolsa” que una indagación sobre algunos de los problemas o traumas que anidan en las profundidades de la psiquis.
Así lo plantea la psicóloga: “Primero, diez minutos de escucha empática, segundos diez minutos, la jerarquización de los problemas. A veces, uno puede llegar a la consulta con lo que uno cree es el principal obstáculo para empezar a superarlo y resulta que no se había dado cuenta que tenía otro problema que era mucho más grande. La tercera parte consta de brindar herramientas y lineamientos. Y la última, los últimos diez minutos, se analiza cómo adaptar esas herramientas y lineamientos las particularidades de cada uno, y tratar de evaluar cómo esa persona recibe esas sugerencias, si piensa que puede aplicarlas o no. De nada vale que yo le ofrezca lineamientos si quien los recibe no los acepta”. En resumen: “Esto es para personas que no quieren o pueden asumir ciertos compromisos, que tienen algunas dudas puntuales y necesita respuestas prácticas y concretas. Es otra forma de ayudar”, concluye.
"No es una terapia, hay que tener eso presente"
Fanny Berger es psicoterapeuta gestáltica. Se dedica a la atención de niños, adolescentes y adultos, y trabaja en el apoyo de padres. Antes de esta propuesta, creó “terapia de alcance breve”, una propuesta de cinco sesiones para tratar temas concretos. La profesional enfatiza más de una vez que su “psicología resolutiva” no puede equipararse a un psicoterapia clásica o convencional. Para cuestiones que atañen a problemas más graves o profundos de la personalidad, Empatika no es el camino apropiado.
“La terapia es un proceso, que puede ser corto o largo. Unas sesiones en Empatika no te van a ayudar a dejar una adicción, ni cambiarte la personalidad”, señala. Por eso también advierte que no es lo mismo ser psicólogo que coach. El coach psicológico se centra principalmente en ayudar a las personas a establecer metas, desarrollar habilidades y lograr el crecimiento personal. El foco está puesto en el presente y el futuro, en el desarrollo de soluciones y acciones concretas, como mejorar la comunicación interpersonal o ciertas habilidades sociales. En tanto, el o la psicóloga no solo tiene una formación que la habilita para el trabajo clínico, sino que además cuenta con un marco regulatorio ético que en el caso de los coaches es, por ahora, inexistente. Por eso recomienda, en la medida de lo posible, evaluar cuidadosamente recurrir a un coacheo antes de recurrir a ese tipo de soporte emocional y psicológico.