Este martes, a partir de las 19.00, en la Facultad de Información y Comunicación (San Salvador y Jackson), comienza la campaña Encuentros. Esta tiene como objetivo concientizar sobre algunos de los desafíos que enfrentan, y las inquietudes que tienen, las personas ciegas en Uruguay.
La jornada del martes será el punto de partida y los integrantes de la Unión de Ciegos del Uruguay (UNCU) —junto al Núcleo Interdisciplinario Comunicación y Accesibilidad de la Universidad de la República— organizaron una serie de actividades en las que habrá “experiencias de acercamiento a la discapacidad visual, stand up, proyecciones de spots de la campaña y música en vivo”, de acuerdo con las declaraciones de intenciones oficiales.
También, de acuerdo con lo comunicado oficialmente, Encuentros presentará cuatro spots audiovisuales y la misma cantidad de podcasts, en los que habrá “testimonios, imágenes de la vida cotidiana y conversaciones amenas en las que se intercambian anécdotas sobre cómo se reflejan los mitos en las historias de cada protagonista”.
Los portavoces de UNCU en esta oportunidad son Pablo Zelis y Glicina Medina, quienes aportaron su perspectiva sobre algunos de los ejes de la campaña, además de narrar algunas historias propias. Al respecto, Zelis cuenta que Encuentros surgió de “una inquietud expresada en el grupo de jóvenes de UNCU, pensando en cómo nos ven a los ciegos”.
—¿Y cómo los ven?
—Zelis: Hay algunos mitos que son recurrentes: que no podemos trabajar o estudiar. O que no somos personas autónomas.
—Medina: O que no podemos estar solos, salir a la calle o desempeñarnos en distintas tareas, como cocinar, cuidar un hijo o pintar.
Medina misma es uno de tantos ejemplos en los que una persona sin su sentido visual puede expresarse creativamente a través de la pintura o cocinando. Para ella, la pintura es una actividad que la llena de satisfacción y gratificaciones, sea por el olor a la pintura o por el hecho de esparcirla en un lienzo e ir dándole forma a algo en lo que su imaginación juega un papel decisivo.
Además, Medina agrega otro mito que según ella y Zelis se repite cuando se trata de personas ciegas. “Mucha gente cree que somos ‘buenos’”, dice y suma que esa imagen estereotipada coloca a la persona ciega en un pedestal, como si tratara de un santo o santa. “Estamos en una situación de discapacidad, no es que dejemos de ser personas como cualquier otro u otra. Entre los ciegos hay buenos y malos, como los hay entre todos”, afirma y Zelis concuerda.
Otro lugar común es que aquel que ha perdido la vista o que nunca la tuvo, “compensa” esa carencia con el desarrollo exacerbado de otros sentidos, pero también respecto a esto, Medina tiene algo para decir. “Nosotros nos defendemos con lo que tenemos en la mano, y lo que necesitamos es poder derribar algunas de estas barreras que existen entre nosotros y el resto de la sociedad, o que podamos movernos de una mejor manera en la ciudad, por ejemplo”.
Zelis acota que aunque existen ciertas barreras arquitectónicas y son importantes, no es lo más relevante para ellos. “Principalmente, buscamos que no haya barreras actitudinales”, comenta. “Me pasó de ir a entrevistas para trabajar en un call center, que no requiere demasiada capacitación, y ni siquiera se sentaban a conversar conmigo, suponiendo que no podía hacer algo como hablar por teléfono”.
Medina ya se jubiló después de trabajar durante más de 30 años en el sector de la salud pública. “Al principio fue bastante difícil porque no pensaban que podía -o no querían dejarme- hacer algo tan sencillo como llamar por teléfono. Pero nos fuimos entendiendo y terminé siendo secretaria de la división de sueldos. Me fueron permitiendo desarrollar mis capacidades, aún con los obstáculos que tenía por mi ceguera. Y si yo pude, otros también pueden. Pero no será llevándolos de la mano, sino permitiendo que se desenvuelvan”.
El deseo de ambos, y en última instancia de UNCU, es que haya un acercamiento de aquellos que quizás no están familiarizados con las particulares condiciones personales, sociales y laborales de quienes son ciegos o tienen baja visión, para poder conocer, de primera mano, esas condiciones. “Que si hay dudas, se acerquen y se las saquen. Muy sintéticamente, si alguien quiere ayudarnos, la mejor forma de hacerlo es preguntar. Sin preguntar, es muy difícil saber la mejor manera de poder ayudarnos de una manera efectiva. En términos generales, no nos afecta hablar de nuestra condición, ese también es un mito”, dice Zeliz y Medina concluye: “Que nos pregunten cómo nos pueden ayudar. Y siempre del lado opuesto al que llevamos el bastón”.