Ricardo Palomo-Zurdo, The Conversation
Adivinar el futuro no está al alcance de la inteligencia humana ni de la artificial. Pero los humanos sí tenemos capacidad para vislumbrar tendencias y previsiones que marcan el rumbo de un plausible mejor futuro profesional, al tiempo que creemos poder descartar opciones profesionales que parecen no tener futuro, o que tendrán que reinventarse a sí mismas para pervivir, dando lugar a los empleos del futuro.
El 30 de noviembre de 2023 se cumple un año del lanzamiento mundial de Chat GPT (Generative Pre-trained Transformer). Un fenómeno popular y viral que llegó al público tras unos años previos de desarrollo (desde 2018) y que está revolucionando el modo en que las máquinas trabajan para o con humanos.
Esta disrupción tecnológica muy singular y trascendente que está cuestionando el modo de trabajar y el rol de muchos puestos de trabajo y que ahonda en la evidente inquietud que, desde hace ya unos años, está provocando la exponencial revolución tecnológica que vivimos.
Los empleos del futuro.
El vértigo tecnológico es una sensación social cada vez más común. Un fenómeno no exento de controversia sobre las ventajas e inconvenientes de la nueva era digital, pues, si en el pasado la mecanización era de carácter fabril y en muchas tareas mecánicas con poco valor añadido humano, ahora añade un excepcional impacto sobre las tareas cognitivas y, particularmente, sobre las profesiones de cuello blanco.
En esta encrucijada ante los empleos del futuro, quizá los empleados deben preocuparse menos por ser reemplazados por las máquinas y más por ser reemplazados por otros humanos que saben aprovecharlas.
Ya se aprecia el desacople entre la demanda y la oferta de empleo, con una situación de puestos sin cubrir –muchos ya con perfiles correspondientes a nuevas tendencias que caracterizan los empleos del futuro– que convive con significativas tasas de desempleo.
¿Y cuál es la proyección para el futuro? Veremos que en los próximos años unos empleos se destruirán, otros se crearán y muchos se transformarán. Por ello, no contar con nuevas generaciones preparadas para cubrir la demanda de los empleos del futuro puede resultar nefasto para el porvenir de las naciones.
Empleos del futuro: campos con proyección.
Ya hemos interiorizado que una gran parte de los empleos del futuro suelen estar ligados a los avances tecnológicos, a las necesidades emergentes en la sociedad y a los cambios en el mercado laboral. A continuación, se mencionan diez campos profesionales que protagonizarán los empleos con futuro y adecuadamente remunerados en diversos lugares del mundo, aunque no puede generalizarse y se debe atender también a las condiciones específicas y de cada región o país:
- Desarrolladores de software; si bien la llegada de la IA generativa tendrá impacto, dada su capacidad de generar código de programación.
- Especialistas en ciberseguridad.
- Profesionales de la salud (médicos, enfermeros, especialistas en terapias).
- Ingenieros de datos y científicos de datos.
- Especialistas en Inteligencia Artificial y aprendizaje automático y “preguntadores” de IA (o prompters).
- Especialistas en energías renovables.
- Psicólogos y profesionales de salud mental.
- Profesionales en biotecnología.
- Expertos en logística y cadena de suministros.
- Especialistas en comercio electrónico.
Adaptabilidad imprescindible.
Ahora bien, todos los empleos del futuro que mencionamos van a requerir una adaptabilidad continua, mantener una mentalidad de aprendizaje constante y tener disposición a adaptarse a las nuevas tecnologías y metodologías.
Además, son cada vez más relevantes, particularmente para poder ascender en la escalera laboral y alcanzar puestos directivos, contar con las llamadas habilidades blandas o “humanas”, como son la buena capacidad de comunicación, el liderazgo y la resolución de problemas.
También debe añadirse a la ecuación del éxito profesional la presencia activa en redes profesionales (participar en eventos, conferencias y plataformas profesionales para mantenerse al tanto de las oportunidades y tendencias del sector).
Sumar a ello experiencia práctica, obtener certificaciones profesionales o técnicas relevantes y cultivar la multidisciplinariedad, combinando habilidades de diferentes disciplinas (por ejemplo, combinar conocimientos en biología y computación, o en psicología y tecnología).
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