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Experiencia Somática: cómo funciona esta terapia que alivia los síntomas del trauma a través del cuerpo

La terapia somática recrea un espacio seguro donde el paciente pueda descargar el estrés que quedó acumulado en su sistema nervioso.

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Sesión de terapia.
Foto: Canva.

Por Tatiana Scherz Brener

A veces, para encontrar las respuestas a nuestros conflictos más profundos, hay que escuchar al cuerpo. Peter A. Levine, doctor en biofísica médica y psicología, desarrolló la Experiencia Somática, una terapia que busca curar el trauma a partir de la consciencia corporal. Su método sirve para aliviar los síntomas del trauma y liberar la tensión que quedó guardada en el sistema nervioso.

Bases de la Experiencia Somática.

Sybila María Latorre, psicóloga especializada en psicoterapia corporal y en trauma, explicó que éste último se define como “todo lo vivido por el organismo que sobrepasó su capacidad para procesar la experiencia”. En este sentido, depende de la subjetividad de cada persona: los accidentes y abusos sexuales, por ejemplo, pueden constituir un trauma, pero también las burlas en la escuela o el abandono crónico que vive un niño cuyos padres trabajan muchas horas al día.

Para entender cómo funciona la Experiencia Somática, es necesario conocer la teoría polivagal del psicólogo y neurocientífico Stephen Porges. Según él, nuestro sistema nervioso autónomo (SNA) puede responder de tres formas: calmándonos, preparándonos para luchar o huir, o inmovilizándonos. El trauma y el estrés crónico impiden que este sistema funcione correctamente.

En otras palabras, un organismo traumatizado está constantemente en estado de alarma. Sybila señaló que esto se manifiesta en el cuerpo: ansiedad, angustia, insomnio, trastornos de la conducta alimentaria, falta de concentración, irritabilidad… Y la lista sigue. “Es importante que el terapeuta sea psicólogo o psiquiatra especializado en trauma para que pueda discriminar cuando esta sintomatología aparece y si es producto del trauma o no”, resaltó.

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Sesión de terapia.
Foto: Freepik.

Espacio seguro.

Peter Levine estudió la neurofisiología del trauma y el estrés, y observó que los animales salvajes tienen la capacidad de autorregularse frente a situaciones estresantes, como puede ser el acecho de un depredador. Se preparan para luchar, huir o inmovilizarse, pero luego de que el peligro pasa, vuelven a un estado de calma naturalmente. Los seres humanos hemos perdido parcialmente esa capacidad.

Rosina Rubio, terapeuta en Experiencia Somática, maestra de Reiki y consteladora familiar, sostuvo que muchas veces nos enfrentamos a situaciones de estrés y, en lugar de luchar o huir, nos congelamos, sin poder salir de ese estado. “Es como si lo mandásemos a algún lugar del sistema nervioso diciendo ‘bueno, cuando pueda me ocuparé de descargarlo’, pero eso nunca sucede”, expresó.

Rosina es egresada de la tercera generación de Experiencia Somática en Uruguay y afirmó que “la formación contempla el cuidado del paciente con un máximo de seguridad y promueve unir saberes. Es una herramienta poderosa y amorosa en sí misma”. También aclaró que compartió la formación con psicólogos, médicos, instructores de yoga, terapeutas holísticos e incluso ingenieros en sistemas.

“Lo que hace Experiencia Somática es recrear un espacio seguro donde el paciente pueda descargar el estrés que quedó acumulado”, añadió. La sensación de seguridad es clave para bajar la activación del estado de alarma.

El método.

Para Sybila, lo primero es conocer el contexto del paciente: “si es capaz de regular sus emociones y autocuidarse, si duerme bien, si come adecuadamente, si puede estudiar o trabajar, cómo están sus habilidades cognitivas y si ha establecido relaciones de confianza, entre otros aspectos”. Si la persona no cuenta con ese yo fuerte, hay que construirlo. Por eso, considera importante que la técnica la ejerza un profesional de la salud mental.

El trabajo con Experiencia Somática comienza llevando al cuerpo a sentirse seguro aquí y ahora. Luego, de a poco, se pone el foco en la experiencia que molesta al cuerpo, que puede ser un dolor, un nudo en la garganta, ansiedad, etc. “Cualquier síntoma que la persona trae y remita a la experiencia traumática”, indicó Sybila. Y agregó: “Hoy sabemos que las experiencias de mucha carga emocional quedan en la memoria corporal”.

Entonces, a través del cuerpo, el sistema nervioso del paciente empieza a descargar aquello que quedó congelado tras la experiencia traumática. Rosina explicó que esto se da involuntariamente: “El sistema nervioso elige cuál es la mejor opción para liberar el estrés, y sucede: llorás, te viene un chucho, hay ruiditos en la panza”. Las manifestaciones son variadas y son todas percibibles.

De esta manera, en pequeñas dosis, el cuerpo logra liberarse de ese impacto emocional que originalmente no pudo digerir del todo.

En Experiencia Somática, la clave no está en la situación traumática, sino en cómo ésta quedó codificada en el cuerpo, expuso Sybila. Al liberar esa emoción que quedó aprisionada, lo vivido se resignifica y adquiere una nueva perspectiva. Esto sucede de forma automática: “No le decimos al paciente: ‘fijate que creciste y ahora estás bien’, sino que su cerebro lo hace por sí mismo, producto del trabajo a nivel corporal”, aseguró la psicóloga.

Para Rosina, se trata de “una herramienta muy amorosa porque no hay juicios. Es simplemente ver juntos, en el presente, qué es lo que necesita ese sistema nervioso que antes no tuvo”. Finalmente, Sybila sostuvo: “El cuerpo tiene la capacidad natural de digerir cualquier experiencia abrumadora si tiene el apoyo necesario y la seguridad suficiente”.

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