Jenny Taitz, O Globo - GDA
Todos hemos experimentado la necesidad de aislarnos e incluso rechazar experiencias que nos gustarían, precisamente cuando más necesitamos un estímulo emocional.
Nos salteamos una fiesta de cumpleaños, o cancelamos un almuerzo y después es muy probable que nos sintamos peor que antes.
¿Cómo encontrar la motivación para salir, especialmente cuando estamos deprimidos, estresados, cansados o solos? Una estrategia comprobada es fortalecer lo que los psicólogos llaman sensibilidad a la recompensa.

El impulso para buscar la felicidad es un músculo que puede desarrollarse, al igual que la capacidad de saborear las experiencias. Casi todos pueden aprender a aumentar la sensibilidad a las recompensas si entrenan para percibir y disfrutar las emociones positivas. Esto es cierto incluso para personas con depresión y ansiedad que tienen dificultades para experimentar placer, una condición llamada anhedonia.
Parte de mi trabajo como terapeuta es enseñar a las personas a manejar sus emociones. Como les digo a mis pacientes, es posible honrar las fuentes legítimas de dolor y, al mismo tiempo, reconocer que los momentos de claridad mejoran el bienestar.
"Cuando se trata del tratamiento de la salud mental, médicos y terapeutas tienden a centrarse en aliviar los síntomas negativos de sus pacientes: quieren 'eliminar lo malo'", explica Alicia Meuret, profesora de psicología.
Sin embargo, la mayoría de las personas no solo necesita reducir el dolor, sino también aumentar la alegría. De hecho, mejorar las emociones positivas puede ser una prioridad mayor para los pacientes que controlar los síntomas depresivos. Las investigaciones muestran que los tratamientos basados en esta idea pueden ser efectivos.
Para aumentar la sensibilidad a la recompensa, podés probar un ejercicio. Convertilo en una práctica diaria durante el tiempo que sea útil, pero comprometete a realizarlo durante al menos una semana.
Lo primero: planificá una actividad al día que te haga feliz o que te dé una sensación de logro. Así, será menos probable que las experiencias positivas se pospongan. Puede ser algo tan sencillo como permitirte un bocado favorito, leer algunas páginas de una novela o conversar con un amigo.
Después de disfrutar de ese momento diario, cerrá los ojos y describí en voz alta, en tiempo presente, dónde y cuándo experimentaste la mayor alegría. Concéntrate en los detalles y en las sensaciones físicas, como la brisa refrescante en tu rostro mientras brilla el sol.
Todo esto puede parecer cursi, pero no subestimes los detalles. La idea no es solo recordar cómo te sentiste, sino amplificar y revivir esa emoción. Los psicólogos llaman a este proceso "saborear", una práctica de identificar y sumergirse en las emociones positivas.
Hacer "crecer el brillo" de las emociones positivas fortalece el recuerdo de ellas y aumenta la motivación para buscarlas en el futuro. Saborear también ayuda a contrarrestar la tendenciade centrarse en los aspectos negativos de un evento y recordarlos.
Aquí hay algunos ajustes más sutiles, pero poderosos, que puedes hacer para cultivar una mentalidad positiva:
- Ampliar el vocabulario de la alegría. Muchos tienen dificultad para etiquetar emociones positivas más allá de "bien", "bueno" o "genial". Pero las investigaciones sugieren que encontrar más palabras para describir estos sentimientos pueden intensificarlos. Cuando reflexiones sobre cómo algo te hizo sentir, intentá ser preciso: "sereno", "eufórico", "entusiasmado", "encantado" o "inspirado" podrán sonar parecidas, pero el refrán tiene razón: parecido no es lo mismo.
- Compartí lo vivido. Pensá en los detalles cuando te preguntan sobre tu día o un viaje reciente. Puede ser tentador desahogarse, pero contar lo que te hizo más feliz puede hacerte sentir mejor, transmitir esa felicidad a otra persona y fortalecer un vínculo.
- El vaso medio lleno. Con algo de práctica es posible notar los aspectos positivos ocultos en cosas que inicialmente vemos como negativas.
- Planificá logros. Si mirar el calendario te causa ansiedad, elegí un evento próximo y pensá en el mejor resultado posible.
- Date permiso para disfrutar. Es normal sentirse incómodo a veces con sensaciones placenteras, especialmente si tenés depresión y ansiedad. La preocupación puede hacerte sentir preparado para responder a amenazas, pero al prepararte constantemente para el desastre, te perdés la felicidad que está frente a ti en el momento presente.
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