Victoria Vera Ziccardi, La Nación/GDA
El término “gaslighting” hace referencia a una forma de manipulación psicológica en la que una persona intenta que otra dude de su propia realidad. La palabra se volvió muy popular en los últimos años por la creciente concientización sobre los problemas de salud mental y las dinámicas de poder en los vínculos interpersonales.
El Oxford Dictionary nombró en 2018 a “Gaslighting” como una de las palabras más populares del año luego de la viralización de un artículo periodístico que alegaba que el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, había logrado ganar la carrera presidencial haciendo uso de esta técnica de manipulación en los ciudadanos estadounidenses.
Sumado a eso, a fines del 2022 el diccionario Merriam-Webster nombró a “gaslighting” como la palabra del año por el fuerte aumento en las búsquedas –de aproximadamente un 1740% respecto del año anterior–, aunque no hubo un evento que la editorial pudiera señalar como una posible causa del aumento.
El diccionario define al gaslighting como “la manipulación psicológica de una persona, por lo general, durante un período prolongado de tiempo que hace que la víctima cuestione la validez de sus propios pensamientos, la percepción de la realidad o los recuerdos y, habitualmente, conduce a la confusión, la pérdida de confianza y autoestima, incertidumbre de la propia estabilidad emocional o mental y una dependencia del perpetrador”.
¿Cómo se originó la palabra “gaslighting”?
El término viene de una película clásica de Hollywood titulada “Gaslight”. En ella, un hombre –interpretado por Charles Boyer– manipula a su mujer –caracterizada por Ingrid Bergman– para que crea que está loca y así robar su fortuna escondida. Durante el largometraje, él esconde objetos, como cuadros y joyas, y le hace creer a su esposa que ella fue la responsable, aunque no lo recuerde. También atenúa la luz de gas (no había electricidad) y le hace creer que el fuego sigue brillando con la misma intensidad que antes.
Detectar el gaslighting
Según la licenciada en Psicología, Ailin Gómez Mari, es fundamental saber que quienes realizan este tipo de maltrato o manipulación suelen ser personas importantes en la vida de la víctima y justamente, es el miedo a perder a dicha figura amada que hace que la persona damnificada soporte el abuso psicológico y su opinión quede sepultada bajo la verdad absoluta del otro, imposible de cuestionar o quebrantar.
Cuando ocurren este tipo de sucesos, la voz de la víctima es puesta en duda y no se le deja otro camino que acomodarse a la nueva realidad que le impone su victimario. “El gaslighting suele ser más reiterativo en vínculos co-dependientes, donde quien ejerce este abuso lo hace sistemáticamente. No basta con que suceda una vez, para que la persona comience a dudar de sí mismo, se tiene que repetir el mecanismo una y otra vez”, advierte Gómez Mari.
Según un estudio realizado en conjunto por la Universidad de West Florida y North Florida, como resultado del constante maltrato, la víctima comienza a tener síntomas como: baja autoestima, mayor confusión sobre su realidad y se torna extremadamente vulnerable y dependiente de los otros.
Las cinco frases más recurrentes de los victimarios emocionales
En una columna de opinión para CBS, Cortney S. Warren, médica de la Escuela de Medicina de Harvard, psicóloga certificada que se especializa en adicciones amorosas y rupturas, y autora de “Letting Go of Your Ex”, dio a conocer cuáles son las frases de los manipuladores más frecuentes para abusar de quienes los rodean y cuáles son las mejores estrategias para hacerles frente o responder a ellas.
- “Estás actuando como un/a loco/a”. Estas personas buscan la manipulación hasta el punto de que se cuestiona la propia cordura o lucidez. Para lograr eso, hacen comentarios directos que cuestionan la racionalidad de su víctima.
Cómo responder: “Por favor, no cuestiones mi capacidad para pensar con claridad”; “incluso si no estamos de acuerdo, yo veo la realidad de esta manera”. - “Estás exagerando”. Al acusarlo al otro de ser dramático, el gaslighter busca descartar las quejas/ preocupaciones como irracionales e infundadas.
Cómo responder: “Estés o no de acuerdo conmigo, así es como me siento ahora”; “no juzgues mis sentimientos. No están sujetos a debate”. - “¡Solo estaba haciendo un chiste!”. Los gaslighters se caracterizan por minimizar el impacto de sus comentarios dolientes o críticas. Hacen que el damnificado se cuestione si es demasiado sensible.
Cómo responder: “Ese comentario fue divertido para vos, pero hirió mis sentimientos”; “no sentí que fuera un chiste, te pido que no me hables más así”. - “Me obligaste a hacerlo”. Cuando algo no sale como lo habían planeado, los manipuladores buscan evitar asumir la responsabilidad echándole la culpa y las críticas al otro.
Cómo responder: “En realidad yo no puedo obligarte a hacer nada”; “tu comportamiento es un reflejo de tus elecciones, no de las mías”. - “Si vos me amaras, me dejarías hacer lo que quiero”. Cuando la víctima intenta establecer límites con el manipulador, es posible que traten que uno se sienta culpable al decir que no se preocupa por ellos.
Cómo responder: “Mis límites son un reflejo de mis valores y de cómo elijo vivir mi vida”; “no me siento cómodo haciendo esto, respetá mis límites”.
Para los profesionales del campo de la salud, si se detectan estos problemas en el vínculo, es necesario que la víctima pueda consultar con un psicólogo o profesional de salud mental ya que permitir otro tipo de escucha objetiva ayudará a la persona a diferenciarse del discurso del abusador y reconstruir el propio.
“El abusador acostumbra a alejar al otro de su círculo social. Cuanto más aislada se encuentre la víctima de sus seres queridos, mayor control podrá ejercer. Es por esto que es fundamental que el afectado pueda contar con una red de apoyo”, concluyó Gómez Mari.