Hilos invisibles: las conexiones y desconexiones familiares cuando en la adultez se es hijo y padre

Las experiencias pasadas, la calidad de las relaciones con nuestros padres y las vivencias con los hijos durante su infancia y juventud, pueden influir en aquello que nos desvela como adultos

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Familia Generaciones
Generaciones de una familia.
Foto: Freepik.

Los vínculos familiares son diversos y complejos, y los que hemos cumplido varias décadas también aprendimos que son dinámicos, e incluso hemos experimentado en primera persona ciertos cambios significativos en este aspecto.

A medida que nos volvemos adultos, una de nuestras mayores preocupaciones es el deterioro del bienestar físico y cognitivo de nuestros mayores. A veces se trata de enfermedades crónicas o neurológicas, pérdida de movilidad o la necesidad de cuidados a largo plazo. Las personas que asumen el rol de cuidado se ven expuestas a estrés y agotamiento, por no hablar de los conflictos que pueden surgir con otros familiares.

La relación con nuestros padres puede cambiar mientras éstos envejecen, obligándonos a hacer un ajuste emocional difícil, en el que pueden mezclarse aquellos aspectos del vínculo que no fue resuelto y dieron lugar a sentimientos de culpa, resentimiento o tristeza. Los desacuerdos y desavenencias pueden surgir a partir de decisiones médicas, financieras o de estilo de vida y pueden generar tensiones. A veces estas rispideces se exacerban debido a la dificultad para comunicarse abiertamente.

Por otro lado, quienes tenemos hijos somos testigos de su crecimiento y proceso de independencia. Nos enfrentamos entonces al síndrome del nido vacío, pero también al desafío de mantener una relación cercana y saludable con ellos. Las diferencias de opinión, las elecciones de vida o la falta de comunicación pueden generar distorsiones. Aun cuando los hijos son grandes, su bienestar nos ocupa.

A veces, el origen de nuestras preocupaciones radica en nuestra historia. Las experiencias pasadas, la calidad de las relaciones con nuestros padres y las vivencias con los hijos durante su infancia y juventud, pueden influir en aquello que nos desvela como adultos. Podemos actuar según las normas sociales y culturales imperantes y conducirnos de acuerdo a nuestro perfil y recursos emocionales.

Estos aspectos de la edad adulta y cómo nos afectan pueden variar según las circunstancias de vida de cada uno, pero se trata de tribulaciones más o menos comunes, que forman parte del ciclo de la vida. Para afrontarlas, es muy positivo buscar apoyo de amigos, familia o profesionales del bienestar emocional.

Auxilio

Cuando atravesamos la edad madura y nos enfrentamos a las complejidades de las relaciones familiares con padres e hijos, podemos beneficiarnos enormemente si ejercitamos algunas capacidades cognitivas y emocionales. Estas son las que nos permiten transitar los procesos con mayor comprensión y resiliencia:

• Flexibilidad cognitiva, para adaptarnos a los cambios, cambiar de perspectiva, considerar diferentes soluciones y abandonar patrones rígidos de pensamiento.

• Empatía, para comprender al otro desde su lugar, sentimientos y expectativas.

• Resolución de problemas, toma de decisiones y pensamiento crítico, para darle lugar al pensamiento lógico y analítico, aunque nos enfrentemos a dilemas que tienen que ver con la emoción. Implica evaluar opciones y elegir la que mejor se adapte a las necesidades y valores de la familia y cada integrante.

Puzzle, abuelos
Adultos mayores y niña armando un rompecabezas.
Foto: Freepik.

• Comunicación asertiva, para expresar las propias opiniones y necesidades de manera clara, respetuosa y directa, sin agredir ni someterse a los demás. Esta habilidad es indispensable para evitar malentendidos y resolver conflictos de manera constructiva.

• Aceptación, para incorporar la idea de que las personas cambian, las relaciones evolucionan y no se puede controlar todo. Esta capacidad es clave para reducir la frustración y el estrés cuando las situaciones nos superan.

• Memoria y atención, para recordar detalles relevantes, las necesidades de los padres o las conversaciones con los hijos. Se pueden ejercitar con lectura, juegos de memoria o el aprendizaje de nuevas habilidades.

La inteligencia emocional, que engloba el autoconocimiento (reconocer las propias emociones), la autorregulación (gestionarlas de forma adecuada), la empatía (comprender las de los demás) y las habilidades sociales (establecer y mantener relaciones saludables), resulta de gran importancia cuando tenemos el propósito de entender y aceptar nuestras necesidades emocionales y las de cada ifamiliar, además de lograr comunicarnos de manera efectiva y amorosa.

Aprender técnicas para manejar el estrés, como la relajación, la meditación, el ejercicio físico, el entrenamiento cognitivo o el mindfulness, será de gran ayuda.

El resultado de estas prácticas será el fortalecimiento, la capacidad de atravesar momentos difíciles y la adaptación a las situaciones cambiantes o adversas. Esta combinación de habilidades, conocida como resiliencia nos prepara para hacer frente a los nuevos roles que propone nuestra adultez.

Autocuidado

Si deseamos ejercitar nuestras capacidades cognitivas y emocionales, podemos seguir consejos de expertos:

• Busquemos un profesional de confianza, que nos ayude a identificar y desarrollar las herramientas que necesitamos.

• Integrémonos a grupos en los que podamos compartir experiencias con personas que atraviesan situaciones similares.

• Investiguemos la amplia oferta de libros y recursos online sobre inteligencia emocional, comunicación asertiva, manejo del estrés y temas relevantes.

• Practiquemos meditación y otras técnicas que ayuden a desarrollar atención plena, regulación emocional y aceptación.

• Sigamos un programa de Entrenamiento Cognitivo, combinándolo con el aprendizaje de un nuevo idioma, tocar un instrumento, jugar juegos de mesa o realizar actividades creativas, para ejercitar la memoria, atención y flexibilidad cognitiva. Ejercitemos estas capacidades cognitivas y emocionales, disfrutemos de la vida y reconozcamos todo lo bueno que los vínculos familiares acarrean.

* Creadora de Espacio Rejuvenate de Entrenamiento Cognitivo.

Desafíos

1.

Descubre las palabras que responden a los siguientes significados (todas contienen la combinación SAF):

· Desdichado.

· Excursión.

· Desenfrenado.

· Reto.

· Desentonar.

2.

Descubre las tres palabras que responden a las siguientes pistas (en este orden):

· Soy un gentilicio.

· Si reordenas mis letras, soy un asalto.

· Si reordenas otra vez mis letras, soy un verbo.

3.

Reordena las siguientes letras para descubrir el título de una popular serie de televisión.

PALPE ESCALADA

(La cantidad de palabras puede no coincidir).

 

Respuestas                                                                            

 

1.

Desafortunado. Safari. Desaforado. Desafío. Desafinar.

2.

Croata. Atraco. Acortar.

3.

La casa de papel.

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