Proclamado por la Organización de las Naciones Unidas, el 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad. El objetivo de la fecha es ser conscientes de la importancia que tiene la felicidad en el bienestar de la humanidad. Una vez más, Finlandia encabeza la lista de los países más felices del mundo. En cuanto a Uruguay, se repite el mismo resultado del año pasado: luego de Costa Rica, Uruguay es el país más "feliz" de Latinoamérica.
El estado de ánimo repercute en la vida de las personas, y a la vez en cada pueblo, comunidad y nación con una amplia cantidad de habitantes. La alegría y la sonrisa es motivada por diversos factores, y aunque el momento sea negativo, el Día Internacional de la Felicidad puede ser la efemérides perfecta para retomar la senda de la satisfacción en un mundo amenazado por los conflictos y desastres naturales.
El origen de este día se produjo en el Reino de Bután, un pequeño país del sur de Asia, en la cordillera del Himalaya. Cuenta la historia que el rey de Bután hace más de 40 años, cuando solo tenía 16, decidió que la filosofía de su gobierno se basara en la felicidad de sus súbditos. Y para ello inventó el concepto de Felicidad Nacional Bruta (FNB), en vez del Producto Interior Bruto.
Hoy el FNB es un indicador de nivel de vida que se utiliza internacionalmente como complemento al Producto Interior Bruto y que resulta de la conjunción de diferentes variables, vinculadas a las condiciones de vida de los habitantes.
El índice de FNB se calcula midiendo nueve puntos:
Bienestar psicológico; uso del tiempo; vitalidad de la comunidad; cultura; salud; educación;
diversidad medioambiental; nivel de vida; gobierno.
En 2015 la ONU estableció los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible, con los que se pretende atacar algunas de las problemáticas, que en la actualidad atraviesa el planeta entero: erradicar la pobreza, reducir al mínimo la desigualdad en el mundo y cuidar y proteger al planeta.
En el contexto actual, atravesado por la pandemia de coronavirus, Naciones Unidas sostiene que el sentimiento de felicidad está seriamente amenazado, y es en esta instancia de crisis donde es preciso que emerjan con mayor ímpetu los valores fundamentales como la amabilidad y la compasión.
(La Nación - El Comercio, GDA)