Laura Albarracín Restrepo, El Tiempo/GDA
En pocos años las redes sociales se han convertido en parte esencial de la interacción humana. Menos de dos décadas le han bastado a estas plataformas para convertirse en aliadas en múltiples aspectos de la vida, como las relaciones amorosas, las amistades, el trabajo y los negocios, entre otros. Según Statista, entre las 10 redes sociales principales del mundo hay más de 12 millones de usuarios activos.
A pesar de su gran utilidad, en los últimos años, diversos estudios en Norteamérica y Europa han encontrado que el uso desmedido de las redes sociales contribuye al aumento de síntomas y problemas de salud mental.
Tanto niños, como adolescentes y adultos están expuestos a situaciones que antes eran improbables, además se han exacerbado las comparaciones y emociones como la envidia o la ira.
Marian Rojas Estapé, médica y psiquiatra, habla en sus conferencias sobre el impacto negativo del uso excesivo de las redes sociales en el bienestar de la mente y las emociones. Estas plataformas generan una adicción que puede llegar a producir sensación de insuficiencia, baja autoestima y envidia.
"La pantalla se ha convertido en una sensación. Hoy en día nos hemos convertido en adictos a experiencias vibrantes, somos drogodependientes emocionales. Las redes son el culto del instante. Esa droga constante que nos da la pantalla", señala Estapé.
Las investigaciones que se han realizado en este campo señalan que pueden ser varias las consecuencias en la salud mental del uso excesivo de estas plataformas. Estos son algunas de las afectaciones que menciona la Clínica San Felipe:
Trastornos del sueño. El uso desmedido de las redes sociales ha sido asociado con un incremento en la aparición de trastornos de sueño, ansiedad, depresión y problemas de autoestima, sobre todo en los más jóvenes.
Acoso cibernético o ciberbullying. En entornos estudiantiles, este se ha convertido en un espacio al que se ha trasladado el matoneo. Incluso, entre adultos también ocurre, pues "las redes se han convertido en un espacio en donde muchos descargan sentimientos de hostilidad y rechazo hacia otras personas, especialmente escudados en el anonimato, la falta de límites claros y la poca o nula consecuencia inmediata que tiene este tipo de comportamiento en línea".
Ansiedad y síndrome de abstinencia. Controlar el uso de las redes sociales puede ser una de las mayores dificultades, pues la ansiedad de estar conectado constantemente y mantenerse actualizados es difícil de gestionar y puede generar dependencia en algunas personas.
Baja autoestima. Solo basta con entrar a Instagram y ver a los conocidos disfrutando de viajes, salidas o luciendo sus mejores poses. Esto puede generar sentimientos de baja autoestima, ansiedad y depresión por sentir que no tienen los mismos logros o experiencias, o por considerar que lo que tienen no es suficiente, en comparación con los demás.
"Al generar tanta dependencia a las redes sociales –explica Hernán Cubillos, especialista en psiquiatría de la Universidad Nacional– llega un punto en el que esta adicción se convierte en el 100 por ciento de tu vida, y cuando algo negativo ocurre en las redes sociales, como no tener los suficientes ‘likes’ en una publicación, empiezan a generarse síntomas depresivos en los jóvenes".
¿Cómo evitar el impacto negativo de las redes sociales?
De acuerdo con Unicef hay varias formas de evitar que el tiempo en redes sociales le pase factura a su salud mental.
Evite el contenido que no le hace bien: Usted puede preguntarse cómo le hace sentir lo que está viendo en sus redes sociales. Identificarlo puede ayudarle a establecer sus límites personales sobre la cantidad de tiempo que pasa en ellas y con qué bien. Puede probar a silenciar o limitar el contenido de las cuentas que no le hacen bien.
Sea consciente: trate de cambiar de contenido dejando de seguir o buscar lo que le genera malestar y busque contenido positivo, que lo motive o informe.
Cuídese y cuide a los demás: Las palabras importan mucho, y es importante pensar detenidamente en lo que se comparte. Tenga eso presente y reporte el contenido que considere puede ser ofensivo con usted mismo o con otros.
Sea amable: Use las redes sociales para el bien, compartiendo contenido y mensajes positivos y de apoyo con sus amigos, familiares y compañeros de clase. "Todos tenemos el poder de ser amables y alegrarle el día a alguien, ¡así que contagiemos amor, no odio!", recomienda Unicef.
Manténgase conectado con la realidad: La línea entre los mundos online y offline es cada vez más fina, lo que hace difícil el estar presentes en el momento y satisfacer la necesidad de tener contacto humano. Es importante intentar desconectarse, tomarse un descanso de las redes sociales de vez en cuando y pasar tiempo con amigos y familiares en la vida real.
Consulte con un especialista si considera que las redes sociales están afectando su estado de ánimo e incluso su funcionalidad diaria.