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La compleja relación entre los pensamientos y nuestras emociones en el cerebro

La racionalidad y el componente emocional tienen un complejo vínculo en nuestro cerebro.

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Poder regular nuestras emociones es fundamental.
Foto: Canva.

Seguramente has sentido más de una vez que la emoción nubla a la razón. El vínculo entre las emociones y los pensamientos es complejo y bidireccional. Los sesgos emocionales son atajos a los que recurre nuestro cerebro para resolver problemas complejos y tomar decisiones.

Estos sesgos se desarrollan bajo la influencia de factores socioculturales, éticos y emocionales, junto a elementos cognitivos tales como la memoria y los aprendizajes.

Los especialistas han identificado los sesgos emocionales más comunes, entre ellos la aversión a la pérdida. En ese caso, hay una inclinación a sentir más dolor por una pérdida que placer por una ganancia equivalente. Por ejemplo, la tristeza por perder 100 pesos tendría mayor magnitud que la alegría por encontrar 100 pesos.

Otro sesgo emocional: el exceso de confianza. Tendemos a tener una confianza excesiva en nuestras propias habilidades y conocimientos. Por eso solemos pensar que somos mejores conductores que la mayoría de las personas, incluso si no tenemos pruebas que respalden esa creencia.

El “anclaje” es otro. Es más probable que le demos mayor peso a la primera información que recibimos. Es muy común que aceptemos el precio inicial de un producto —aunque sea alto— y eso hace que paguemos más de lo que vale.

Efecto halo”: Muchas personas se forman una impresión general de alguien basada en una sola característica. A veces basta que alguien sea físicamente atractivo, para asumir que también es inteligente o amable.

Los sesgos emocionales pueden tener un impacto negativo en nuestras vidas. Pueden llevarnos a tomar decisiones financieras imprudentes, a tener relaciones poco saludables y a cometer errores en el trabajo.

Es importante considerar que —junto con el sesgo emocional— la intensidad de algunas emociones puede afectar nuestra capacidad para pensar con claridad o sentido común y tomar decisiones racionales, llevándonos a actuar de forma impulsiva sin pensar en las consecuencias.

Regulación emocional

La capacidad de gestionar nuestras emociones de forma adecuada se llama regulación emocional. Implica ser consciente de ellas, comprender su origen y expresarlas de forma saludable.

La regulación emocional es un proceso continuo que requiere práctica. Poniendo el foco en este propósito y dedicando tiempo, podemos aprender a manejar nuestras emociones. Para lograrlo hay diversas estrategias. Hay técnicas de relajación (como la respiración profunda, la meditación o el yoga).

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Foto: Commons

Otro método es la reestructuración cognitiva (cambiando nuestra perspectiva sobre las situaciones que nos provocan emociones negativas). También adoptando estrategias para enfrentar las situaciones difíciles de forma asertiva.

Tres ejercicios

1. Completa las tres palabras de cada grupo utilizando la misma sílaba. Con las sílabas que agregues formarás el nombre de una prenda de vestir.

a.
· A – (…) – TAR

· ES – (…) – LA

· SI – (…) – RIO

b.
· CA – (…) – NO

· LA – (…) – NA

· CO – (…) – CO

c.

· PE – (…) – DEZ

· A – (…) – DOR

· CA – (…) – CA

2. Todas terminan con UNTA:

· Reunión.

· Extremo.

· Par.

3. Todos comienzan con HUR:

· Mamífero.

· Interjección.

· Robo.

Respuestas                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              

1.

CA – MI – SA

2.

Junta. Punta. Yunta.

3.

Hurón. Hurra. Hurto.

Algunos ejemplos de estrategias de regulación emocional:

—Tomarse un tiempo para calmarse antes de hablar o actuar cuando estamos enojados (el clásico “contar hasta diez”).

—Hablar con alguien de confianza si estamos tristes, compartiendo cómo nos sentimos y por qué. Escribir un diario también puede ayudar.

—Relajarse con la respiración profunda, meditación o actividad física.

No existe una sola manera de gestionar las emociones. Lo que funciona para alguien puede no serle útil a otra persona. Lo importante es encontrar estrategias útiles y alineadas con nuestra personalidad. Por otro lado, si tenemos dificultades para regular nuestras emociones debemos buscar ayuda profesional. Una gestión saludable de nuestras emociones nos habilita para cultivar vínculos sanos y alcanzar el éxito en nuestras actividades.

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