De acuerdo a evaluaciones oficiales, se calcula que en Uruguay hay entre 30.000 y 35.000 personas con algún Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Una de las varias consecuencias es una sensibilidad alterada ante estímulos sensoriales. En algunos casos, este trastorno neurobiológico congénito hace que lo percibido sea procesado “hacia abajo” (hiposensibilidad) por el cerebro. Por ejemplo, una visión central borrosa, pero con una visión periférica relativamente nítida.
Sin embargo, en un mundo en donde es más frecuente la contaminación visual y sonora, la hipersensibilidad a esos estímulos es la que plantea los mayores desafíos para personas con TEA.
La presencia de múltiples estímulos puede llevar a una sobrecarga sensorial: el cerebro no puede procesar toda la información que recibe, lo cual puede desencadenar ansiedad, confusión o incluso crisis de comportamiento en algunas personas, por lo abrumador que resulta toda la información.
Las causas y los mecanismos que contribuyen a estas alteraciones en la capacidad de procesar información sensorial es para otra nota, pero una de las terapias propuestas para personas con TEA en esta área es la terapia de integración sensorial, desarrollada en la década de 1970 por la psicóloga y terapeuta Anna Jean Ayres.
Entre otras cosas, la terapia expone a personas con TEA a diferentes estímulos (controlados y para todos los sentidos, no solo la vista y el oído) para que, paulatinamente, esa persona mejore la capacidad para procesar la información sensorial.
Más allá de eso, la sociedad puede aportar para facilitar ese proceso. Disminuir la contaminación visual y sonora sería una contribución a esta problemática, y Nuevo Centro Shopping (NCS) dio un paso en ese sentido hace cuatro años. Desde entonces, NCS ofrece “La hora silenciosa” (LHS), los segundos martes de cada mes. De 10 a 16, la actividad comercial habitual del NCS reduce su nivel de intensidad (se baja el volumen, se disminuye el brillo de las luces, por ejemplo) para que personas con TEA se sientan un poco más contempladas.
Karina Tucuna, Gerente de marketing de NCS, detalla que la iniciativa se plasmó junto a la agencia Umuntu, que es consultora en inclusión de la discapacidad para Uruguay y América Latina. Una vez tomada la decisión de implementar la acción, se concientizó y capacitó al personal y a los comercios que forman parte de NCS para alinear a todos los actores tras el objetivo en común.
Mariana Goday, directora de Umuntu, recuerda que fueron necesarias varias instancias de diálogo para concretar la idea.
“En 2018 se aprobó la ley de cuotas para el empleo de personas con discapacidad en el ámbito privado, y ahí empezamos a tomar otro vuelo”, cuenta Goday, que añade que Umuntu realiza todos los años el evento “Diálogos para la inclusión”, para fomentar el intercambio entre empresas, expertos y referentes de la sociedad civil, y personas con distintas discapacidades.
Fue en una de esas instancias que Umuntu y NCS conectaron. “A ese diálogo vino Florencia Sagasti de NCS”, relata Goday, “y ella como que ‘levantó la bandera’, para que el centro comercial empezara a transitar ese camino”.
Tucuna, por su parte, agrega que lo que empezó como solo una hora se amplió a dos, y que se incorporaron otras actividades inclusivas los últimos domingos de cada mes, en el horario de 10 a 12. “Además de bajar luces y volumen, hay espacios ‘de calma’, donde la persona con TEA puede acudir en caso de que lo necesite”.
En cierta manera, la iniciativa inicial “derramó” hacia otras actividades del centro comercial. “Por ejemplo, en estos días contamos con una intérprete de señas presencial, y también tenemos funciones de películas para personas con discapacidad”.
Estas son iniciativas del sector privado, pero algunos activistas reclaman por más acciones concretas por parte del Estado, más allá de las leyes que ya se aprobaron. La expresidenta de la ONG Asociación Autismo en Uruguay Raquel Navarro comentó que presentaron varias iniciativas al gobierno, pero han sido ignoradas, como las expresadas en una carta en la cual se enumeran lo que para la ONG es prioritario atender respecto de la problemática TEA.
Según la misiva, el estado uruguayo exhibe significativas carencias en varias áreas: detección temprana de TEA (“Las evaluaciones son un proceso lento e ineficiente que puede tardar hasta un año y más”), educación (“Maestros y técnicos sin formación o con formación escasa e inadecuada”), y seguridad social (“Absolutamente insuficiente. Reciben el mismo apoyo una familia con un hijo con autismo grado 1 que otra con autismo grado 2 y 3”).