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¿Alguna vez notaste cómo ciertas canciones pueden traer de vuelta una avalancha de recuerdos? Tal vez sea la melodía que sonaba durante tu primer baile, lo que se escuchaba durante un viaje que resultó inolvidable u otro momento especial, aun se trate de algún momento poco grato, como por ejemplo una ruptura sentimental.

Las personas suelen pensar en estos recuerdos musicales como instantáneas fijas del pasado. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que la música puede hacer más que simplemente desencadenar memorias: puede incluso cambiar la forma en que las recordás.

Específicamente, escuchar una canción puede cambiar cómo te sentís respecto a lo que recordás, lo cual podría ofrecer nuevas formas de ayudar a las personas a lidiar con recuerdos difíciles.

Foto: Commons.

Cuando escuchás música, no solo se activan tus oídos. Las áreas del cerebro responsables de las emociones y los recuerdos de experiencias también se activan. El hipocampo, esencial para almacenar y recuperar memorias, trabaja en estrecha colaboración con la amígdala, el centro emocional del cerebro. Esto explica por qué ciertas canciones no solo son impactantes, sino también profundamente emocionales.

Aunque es bien sabido que la música evoca emociones y recuerdos, la cuestión era si también podría alterar el contenido emocional de los recuerdos existentes. La hipótesis se basó en el concepto de reactivación de la memoria: la idea de que, al recordar algo, ese recuerdo se vuelve temporalmente maleable, permitiendo incorporar nueva información.

Cuando los participantes recordaron historias neutras mientras escuchaban baladas cargadas de emoción, tendieron a incorporar elementos emocionales nuevos, elementos que estaban en sintonía con el tono de la canción. Por ejemplo, las historias neutras recordadas con música positiva fueron posteriormente evocadas como más positivas, incluso sin la música.

Aún más fascinantes fueron los resultados de las resonancias cerebrales. Cuando los participantes recordaban historias mientras escuchaban música, aumentó la actividad en la amígdala y el hipocampo, áreas esenciales para procesar la memoria emocional. Esto explica por qué una canción vinculada a un evento significativo puede parecer tan poderosa: activa simultáneamente las regiones de procesamiento emocional y de memoria.

Además, se observó una fuerte comunicación entre estas áreas del cerebro y las partes involucradas en el procesamiento sensorial visual, lo que sugiere que la música puede añadir detalles a los recuerdos mientras los participantes imaginaban visualmente las historias.

Foto: Daniel Foster/Flickr.

Los hallazgos demostraron que la "banda sonora de vida" actúa como un anzuelo emocional, entrelazándose con nuestros recuerdos y alterándolos sutilmente. Estos pueden ser más flexibles de lo que se creía y pueden ser influenciados por estímulos auditivos externos durante su evocación.

Aunque se requiere más investigación, las conclusiones tienen implicaciones interesantes para la vida cotidiana y la medicina.

Para quienes lidian con enfermedades como la depresión o el TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático), donde los recuerdos negativos pueden ser abrumadores, una canción cuidadosamente elegida podría ayudar a reformular esos recuerdos de manera más positiva y reducir su impacto negativo con el tiempo. Esto abre nuevas vías para explorar intervenciones en tratamientos de salud mental.

La investigación destaca el poder del "fondo musical" que elegimos para nuestras vidas. Los recuerdos, al igual que nuestras canciones favoritas, pueden ser remezclados y remasterizados. Lo que escuchas mientras recuerdas –o incluso mientras hacés tus rutinas diarias– podría estar moldeando cómo recordarás esas experiencias en el futuro.

La próxima vez que pongas tu playlist favorita, considerá cómo podría influir no solo en tu estado de ánimo actual, sino también en tus recuerdos futuros.