Estar en contacto con la naturaleza es un bálsamo para el espíritu y para el cuerpo. Al menos con aquella naturaleza que no representa un peligro directo para nuestra supervivencia.

Se estima que 70% la población mundial vivirá en ciudades relativamente grandes para 2050 y la mayoría, pasará la mayor parte de sus vidas sin salir de las urbes.

Si bien la vida citadina tiene sus ventajas, también afecta negativamente al espíritu y a la mente: trastornos como ansiedad o depresión son hasta un 56 % más frecuentes en los contextos urbanos que en los rurales.

Pero el contacto con la naturaleza no tiene por qué darse únicamente a través de una excursión hacia el Parque Lecoq (por poner un ejemplo). Consustanciarse con lo natural también puede estar mediado por el arte, que también puede ser un aliciente para el alma.

En particular, si se trata de personas que, por distintas razones, no pueden tener un contacto frecuente y en directo con esa naturaleza.

En la publicación Journal of Environmental Psychology se publicó el año pasado un estudio, en el cual se evaluaba el impacto que tenía el arte relacionado a la naturaleza en el bienestar de infancias (en total, 101 niños y niñas) que vivían en contextos precarios.

Algunas de las conclusiones de esa investigación fueron que, en primer lugar, es un área de estudio reciente y que, por lo tanto, no hay gran cantidad de literatura disponible para hacer estudios comparativos.

Otra conclusión fue que para la mayoría de los niños, entrar en contacto con esas expresiones artísticas fomentaba una sensación de bienestar interno.

Por otro lado, la Cambridge Curiosity and Imagination (organización benéfica del Reino Unido) “se dedica a las artes y el bienestar, implementando proyectos artísticos en la naturaleza con niños. El trabajo de CCI se basa en investigaciones que muestran un vínculo positivo entre la naturaleza y el bienestar, así como entre el arte y el bienestar”.

Imagen: Difusión.

En otras palabras, parecería haber un vínculo entre la sensación de bienestar —al menos entre niños, pero no sería descabellado pensar que también entre adultos— aún teniendo una experiencia de la naturaleza mediada por una visión y realización artística. Y para eso hay una opción que está a disposición de que vaya hasta el Museo Torres García, a la muestra "Naturaleza intrínseca", de la artista uruguaya Eliana Carvidón.

Esta exhibición estará en el Museo Torres García hasta el próximo 9 de julio, por lo cual conviene si no apurarse, al menos planificar la visita.

La intención de la muestra, —al menos por lo que se ha interpretado en algunas de las varias notas que ya han salido publicadas en otros medios— es “explorar la relación entre la naturaleza y la condición humana”.

En la presentación oficial, en tanto, se afirma que “'Naturaleza Intrínseca' es una invitación a una experiencia multisensorial e interdisciplinaria, producto de una exploración profunda de la relación entre la naturaleza y la condición humana. Se investiga cómo los procesos naturales y la vida animal reflejan nuestras emociones y experiencias. Intrínseco (derivado del latín intrinsĕcus) significa ‘interiormente’ y nos habla de lo íntimo, lo inherente”.

Pero también hay una intención que va más allá de la experiencia subjetiva de experimentar una conexión (aún indirecta) con la naturaleza.

Porque los trabajos de la muestra, además, exhiben de acuerdo a la curadoría de esta, la voluntad de generar conciencia sobre el vínculo que parte de la humanidad ha establecido con el medio ambiente, en particular aquel que prioriza y favorece una actitud extractiva y utilitarista de la realidad material fuera de las ciudades.

O como dice otra parte de la presentación de Naturaleza intrínseca: “Nos recuerda que nuestra esencia nace de la naturaleza, es naturaleza, a pesar de que el ser humano pierde a veces el rumbo, se olvida y cae en la arrogancia con respecto a nuestro entorno natural. Esta propuesta cuestiona la concepción antropocéntrica universal e impulsa la idea de que conectarse con la naturaleza es un regreso a nuestras raíces”.

El Museo Torres García está en la Peatonal Sarandí 683, abre de 10.00 a 18.00 y además está de gala porque este año se cumplen 150 años del natalicio del artista que le da el nombre al museo y que —como todos saben— es uno de los más importantes artistas plásticos de este país, sino el más.