La noche de la nostalgia y un corto de la Asociación Uruguaya de Alzheimer: una vida para recordar

El corto de la Asociación Uruguaya de Alzheimer y Similares, Cámara\TBWA y La Noche de la Nostalgia invita a tener otra mirada en la fecha de hoy.

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El corto de la Asociación Uruguaya de Alzheimer y Similares, Cámara\TBWA y La Noche de la Nostalgia.
El corto de la Asociación Uruguaya de Alzheimer y Similares, Cámara\TBWA y La Noche de la Nostalgia.

Nueve minutos, 31 segundos. Esta es la duración exacta de Una vida para recordar, un corto creado por Cámara\TBWA para la Asociación Uruguaya de Alzheimer y Similares (AUDAS) junto a La Noche de la Nostalgia.

Si bien habrá quienes saldrán a “nostalgiar”, recordarán hits de otros tiempos y bailarán, la tradicional Noche de la nostalgia hoy también podrá asociarse a esta iniciativa que invita a pensar a en quienes padecen de Alzheimer y a colaborar con AUDAS.

Una vida para recordar cuenta la historia de Betty —Elizabeth Pereyra Drich— y su familia, da cuenta de los síntomas que llevaron a su diagnóstico y muestra cómo la música puede ser una poderosa herramienta terapeútica.

“Me llamo Betty, bueno Betty no, Elizabeth, pero me dicen Betty, no me acuerdo cuántos años tengo, soy veterana, pero no voy a decir mi edad, no por coqueta, sino porque ¡no me acuerdo!”, dice la protagonista de esta historia que junto a sus hijas da pie a hablar de cómo el Alzheimer afectó —y cambió— sus vidas.

“Mi madre es una mujer que no tuvo nada y construyó algo tan hermoso”, cuenta Erika Shicke Pereyra, una de sus hijas, y recuerda lo activa que fue: “No sé cómo hacía, porque trabajaba un montón de horas, pero nos dejaba el almuerzo pronto y siempre nos cocinaba cosas ricas para de tarde. Tortas, bombas, había aprendido, había hecho cursos de cocina y nos cocinaba riquísimo”.

Karen, su hermana, agrega que cuando eran adolescentes todas sus amigas querían salir desde su casa, porque Betty, les daba las mejores charlas durante esas previas.

Muy coqueta, arreglada, divertida, alegre, musical, así la describen sus hijas. Pero esa mujer dicharachera se fue apagando.

“El primero que se dio cuenta de que estaba diferente fue mi padre, que notó un cambio en el carácter. Él me decía, no sé qué tiene tu madre, pero ya no es el cascabel que fue siempre”, repasa Érika.

Hay que estar atentos.

“Clínicamente la enfermedad de Alzheimer se ve por los síntomas”, detalla Robert Pérez, psicólogo y doctor en salud mental comunitaria.

La pérdida en la cognición, que no necesariamente tiene que ser en la memoria y puede ser en otras funciones, como en la orientación, en el manejo del dinero o en los afectos (empiezan con problemas en los vínculos), son algunas señales a atender.

El Alzheimer nunca es una enfermedad individual, asegura Pérez y siempre remarca: “Planteamos que, por lo menos, afecta a dos personas”.

Así sucedió en la familia de Betty. Se dieron cuenta que los olvidos no eran despistes, sino que eran situaciones que se reiteraban, pero también ella empezó a enojarse y a darse cuenta de esos olvidos.

Contar lo mismo más de una vez, olvidarse de cómo manejar el dinero o incluso no saber cómo prender la cocina o recordar a qué había salido. Todo esto le sucedió a Betty y a su familia.

“Descubrimos AUDAS y nos dimos cuenta que yendo a un lugar donde hay más gente, ella empezó a sentirse mejor”, repasa Érika.

Contención y música.

“En AUDAS somos todos muy diversos, tanto como la forma en que la enfermedad se presenta, porque depende de cada uno, de la genética, del contexto socio-educativo, social y también de las redes de contención”, dice el doctor Delmar Rodríguez.

En la asociación tienen claro que la enfermedad no puede evitarse, pero también que la música es una de las herramientas más utilizadas en las propuestas de terapias no farmacológicas.

“Me gustaba la música y no es que cante bien ni nada por el estilo, canto porque me encanta cantar, me importa un rabanito si a los demás no les gusta, canto para sentirme cómoda yo”, dice Betty, con ojos que brillan de alegría.

“Acá lo que me parece que es importante no es la música en sí mismo como un objeto abstracto, sino encontrar músicas con sentido, que tienen que ver con aspectos identitarios de las personas”, enfatiza Pérez. “Permite reconstruir narrativas en torno a esa música que escuchamos, trae recuerdos, emoción”, especifica.

“La música para mi madre, desde que está con esta enfermedad, es su lugar de confort, es lo que más la hace feliz, lo que le trae los recuerdos más gloriosos”, remarca Erika.

AUDAS invita a pensar en otra nostalgia. Podés ver el trabajo realizado por Ernesto Patisson, Mauri Barretto, Juanma Apolo, Patxi Jaso, Tomás Arizcorreta, Maxi Silvera, la productora Guacho y Zinc Sound en YouTube y apoyar a la asociación.

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