La receta que creó una psicóloga para decir “no”, sin culpas y sin dar explicaciones innecesarias

“Desde niños nos enseñaron que portarnos bien era decir que sí, que era complacer a los demás", dice la psicóloga Valeria Francia y explica cómo salir sin sentir que le estamos fallando a los demás.

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Decir que no
Cómo decir que no sin sentir culpa
Foto: Freepik

¿Por qué nos cuesta tanto decir que no? ¿Por qué cada vez que nos queremos negar a algo buscamos las mil y una excusas para justificarlo y no sentirnos culpables? Y además: ¿Por qué pensamos que nos dejarán de querer por decir “no”? La psicología ha estudiado en profundidad estas actitudes tan sufridas y, a la vez, tan comunes, y hay varias respuestas posibles.

Pero no solo hay respuestas, también hay una receta elaborada por Valeria Francia, psicóloga y divulgadora de temas relacionados con salud mental y bienestar, que ayuda a pararse con firmeza ante esta cuestión.

“Receta para decir ‘no’ sin explicar 300 veces por qué"

  • 1 taza de amor propio, porque poner tus límites es cuidarte.
  • 2 cucharadas soperas de claridad, para saber lo que querés y lo que no querés.
  • 1 pizca de firmeza, porque un “no” dicho con seguridad se entiende mejor.
  • Un chorrito de empatía, para que tu respuesta sea asertiva, pero amable.
  • 1 cucharadita de paciencia, porque a veces decir “no” necesita práctica.

Instrucciones:

  1. Mezclá todo en un bol lleno de respeto hacia ti mismo.
  2. Cociná a fuego lento mientras practicas pequeñas situaciones para decir “no”.
  3. Servilo con una sonrisa y acompañá con una buena dosis de tranquilidad”.
Parar y respirar: concentrarse en el aire que entra y sale por la nariz. Una de las recomendaciones para enfrentar el miedo y la ansiedad
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Foto: Freepik

¿Por qué sufrimos al decir que no?

“Desde niños nos enseñaron que portarnos bien era decir que sí, que era complacer a los demás y evitar conflictos. Entonces, si decimos que no, lo tenemos que justificar, porque si el otro se llega a sentir mal, quiere decir que no nos estamos comportando bien”, explicó Francia y aseguró que este es uno de los principales motivos que llevan a esta complicación.

Por otro lado, está el miedo a que los demás nos dejen de lado. “Si decimos que no, pensamos que podemos ser rechazados o no aceptados. Pero en realidad, es al revés, porque cuando uno empieza a poner límites, los otros nos respetan más. Es un ‘win-win’”, dijo.

A estos factores se agrega también la falta de práctica en el arte de decir que no. “Por eso, uno de los ingredientes de la receta es la paciencia”, justificó Francia. “Priorizar nuestras necesidades no es algo que se fomente demasiado en nuestra sociedad, en la que se valora tanto sacrificarse por los demás. Porque, ¿cómo se llega al paraíso? Con sacrificio”, agregó la psicóloga uruguaya, creadora de la cuenta de Instagram Psicología y Vos.

“Como no lo practicamos nunca, cuando lo tenemos que hacer no sabemos cómo y eso no nos permite ser asertivos. Entendiendo esto de la asertividad como la capacidad de expresar nuestras ideas, necesidades y límites de manera clara, directa y respetuosa, tanto con nosotros mismos como con los demás”, sumó.

Y con la intención de cuidar los vínculos, también es útil pararse del lado de quien recibe el “no” y estar preparado para eso, porque ante cualquier pedido que hagamos, una respuesta negativa estará dentro de las posibilidades.

La intermitencia del sí

Francia contó que siempre les recomienda a sus pacientes aplicar esta técnica. “Cuando nos piden un favor una vez, decimos que sí. A la segunda, también. Pero si en la tercera también damos el sí, a la cuarta ya lo dieron por sentado y ni siquiera nos preguntan, se generó como una obligación y perdimos la capacidad de decisión”, explicó.

Entonces, la técnica recomendada es: “Aunque pueda cumplir con el favor que me piden por tercera vez, digo que no” y marco mi voluntad.

Poner límites hace que los otros nos respeten más
Poner límites hace que los otros nos respeten más
Foto: Freepik

La “mentirita” piadosa

En el camino de aprender a decir que no sin sentirse culpable, Francia sugiere permitirse, de vez en cuando, la utilización de una excusa que quizá no sea del todo verdadera. Como explicó antes, la falta de práctica pesa, pero además hay una cuestión de autoestima, de poner primero nuestras necesidades o posibilidades. Entonces “a veces, al principio, alguna mentira piadosa no está mal.

“Lo empiezo a entrenar de alguna manera y, obviamente, lo mejor no sería apelar a la supuesta muerte de un familiar, pero alguna cosita que tenga que hacer, una actividad que el otro no conozca, me da la libertad de negarme y hacer lo que realmente quiero. Si bien no es lo ideal, para empezar es útil”, afirmó.

Una respuesta útil

Para aquellas personas que ya superaron la barrera y están dispuestos a defender su derecho a dar el “no”, la psicóloga Valeria Francia recomienda utilizar una respuesta del tipo: “Te agradezco que me lo pidas, pero esta vez no puedo ayudarte” o “me resulta imposible”.

“Y listo, de esa forma ya no es necesario justificar más, porque se puso un límite válido y la otra persona tiene la información que necesita, no hay más que agregar”, aseguró.

Esa es una respuesta asertiva, que marca nuestras propias necesidades y las comunica con firmeza y con empatía, sin faltar el respeto o agredir a la otra persona.

“Y la receta tiene que ver con todo esto, porque incluye amor propio, firmeza, empatía y paciencia”, resumió la psicóloga.

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